Las Farc
Adital
Por
Fabián Ramírez
Integrante
de la Delegación de Paz de las FARC-EP
En
Colombia existe un conflicto social y armado, y ha dejado profundas heridas
humanas, económicas, políticas, culturales y sociales, por más de cinco
décadas. Es inocultable este conflicto, como también lo son el sin número de
víctimas tanto en la población civil, como en las filas de los contendientes.
El desangre es evidente luego de más de medio siglo de guerra en que como
insurgencia somos constantes en la iniciativa del diálogo buscando resolver las
causas objetivas de la confrontación de manera civilizada. Las FARC-EP, por
todos los medios posibles, y procurando la participación de todos, militares,
guerrilleros y sobre todo el pueblo, hemos buscado, y no nos cansaremos, de
buscar una salida acertada, sincera y real para acabar con esta guerra
fratricida.
La
llegada a la Habana Cuba, de un equipo de militares activos con su única misión
técnica de ver y buscar el desarme y desmovilización de la insurgencia, y como
ha dicho el ministro parlanchín Pinzón, para que las FARC no le hagan trampa al
país, es una desfiguración de lo pactado. No se puede seguir dando pie para
tergiversaciones o mal interpretaciones que luego se repiten a la población
colombiana para desinformar y hacer la guerra sucia y de la propaganda
contra-insurgente.
Las
FARC-EP no son una fuerza guerrillera derrotada, sino una fuerza beligerante
con perspectivas claras de poder que ahora han empeñado con mayor énfasis que
nunca su compromiso de buscar alternativas políticas a la confrontación,
haciendo planteamientos programáticos claros frente a asuntos de orden
económico, político, cultural y social fundamentados para que el país logre las
transformaciones mínimas que abran las puertas a la democracia y a la justicia
sin necesidad de acudir al uso de las armas, para que sean reconocidos los
derechos de las mayorías, y así entonces, entre todos cambiemos el rumbo
equivocado en el que por más de 50 años la oligarquía gobernante ha tenido a
Colombia.
Este es
el sentido de cada iniciativa que se construye en La Habana, y dentro de esta
línea fue que se pactó el establecimiento de la Comisión técnica para analizar
el asunto de la dejación de armas como vía para actuar en la vida política sin
acudir a la violencia. Pero esto es tema que compromete a las dos partes que
están sentadas en La Mesa; es decir, que ello implica también hablar de la
desmilitarización del Estado y de la sociedad.
Si con
las FARC-EP, el gobierno de Juan Manuel Santos, hace ya dos años acordó una
agenda a seguir para que entre ambos y la participación del pueblo, buscáramos
la salida incruenta a este conflicto, pues esto es lo que hay que hacer y no
seguir soñando con un esquema de sometimiento para la insurgencia.
A este
conflicto colombiano, no se le puede ver así tan sencillamente. Si se ha
demostrado en la historia del país, que las causas que lo han originado, siguen
vigentes, y todos los días se profundizan más, la solución no está en que una
guerrilla se desmovilice o que los fusiles se silencien; la clave está en que
se desmovilice el hambre, la desnutrición, la falta de educación, la falta de
techo, la falta de trabajo, en que se desmovilice las detenciones arbitrarias,
las torturas, las desapariciones. Solo así desmovilizando todos estos problemas
que azotan a los colombianos podemos decir que los fusiles por si solos, se
silenciaran.
Ya se
conoció que el equipo de militares profesionales, comandados por el general
Javier Flórez, que recientemente viajó a Cuba, llegaron para que se
oficializara su presencia en La Mesa de Diálogos, y los guerrilleros conscientes
de la importancia y necesidad de una pronta solución a este conflicto, les
hemos tendido las manos de hombres y mujeres, que humildemente y sin ningún
interés personal queremos lo mejor para nuestro país. Por eso les dimos la
bienvenida para que de una vez por todas desmovilicemos lo más pronto posible
todos los problemas sociales que
generaron y mantienen esta guerra.
No se
trata de preparar a un general, dos coroneles de ejército, un capitán de
fragata, un teniente coronel de la
policía, un mayor de la fuerza aérea, un teniente de navío y tres abogados,
todos con altos estudios y desempeño constante en las actividades de la
inteligencia militar, para que busquen salidas exclusivamente para dos temas en
concreto: La desmovilización de la insurgencia y la entrega de sus armas. No.
Lo que creemos es que, estos altos militares, están en capacidad de entender y
comprender que lo principal para terminar con un conflicto, es la solución a
los problemas que lo originaron.
No es
un deshonor que estos altos oficiales, lleguen a La Habana y en un primer gesto
de reconciliación se den la mano con los guerrilleros que estamos aquí en Cuba.
Sabemos y lo vivimos en carne propia que estos oficiales, han buscado por todos
los medios posibles asesinarnos; pero sin antes conocer por qué estamos
luchando en este país. Creemos que por el contrario deberíamos los
guerrilleros, sentirnos no a gusto saludándonos cara a cara con el verdugo,
pero no se trata de ver el problema de nuestra patria con sentido de venganza,
sino de verlo con deseos de verdadera reconciliación; más entre combatientes
que hemos vivido en persona los rigores de la guerra. Seguramente sabremos
compartir experiencia y entender que el problema de sufrimiento y dolor a que
nos ha sometidos esta clase burguesa y corrupta que gobierna a Colombia, es el
mismo sufrimiento y sometimiento en que también están inmersos los militares que
hoy nos combaten.
Sí, ya
es el momento para que generales, coroneles, brigadieres, tenientes coroneles,
capitanes, mayores, tenientes, sargentos, cabos y soldados, junto con el pueblo
y las FARC-EP, conformemos el Comando Estratégico de la "Transición” del
hambre, de la miseria, del abandono..., hacia la igualdad, la humanidad, la
reconciliación y la convivencia; lo que debe imponerse para siempre en esta
Colombia sufrida, sometida y explotada hasta alcanzar un estadio de
normalización.
La idea
equivocada de la entrega de armas y la desmovilización ni soluciona el
conflicto ni repara los daños causados por este. Ninguna de las fuerzas
contendientes ha llegado a La Mesa a capitular, a entregar las armas y a
desmovilizarse. El acuerdo de dejación de las armas, como los demás acuerdos,
se basa en la bilateralidad, acompañado de pasos previos como la dejación de
las costumbres políticas que estimulan la guerra antipopular, pasos como la
desmilitarización de la sociedad y del Estado, el desmonte del paramilitarismo,
la democratización de las Fuerzas Armadas, el tránsito de la Policía Nacional
hacia la misión que le corresponde, así como otras medidas efectivas que
promuevan una cultura política hacia la democracia, la reconciliación y la paz.
Es decir, crear las condiciones materiales y espirituales para pasar de un
estado de guerra a una situación de paz.
Viernes,
19 Septiembre 2014
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