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viernes, 10 de octubre de 2014

Desmovilicemos los odios



Las Farc
Adital

Por Fabián Ramírez
Integrante de la Delegación de Paz de las FARC-EP
En Colombia existe un conflicto social y armado, y ha dejado profundas heridas humanas, económicas, políticas, culturales y sociales, por más de cinco décadas. Es inocultable este conflicto, como también lo son el sin número de víctimas tanto en la población civil, como en las filas de los contendientes. El desangre es evidente luego de más de medio siglo de guerra en que como insurgencia somos constantes en la iniciativa del diálogo buscando resolver las causas objetivas de la confrontación de manera civilizada. Las FARC-EP, por todos los medios posibles, y procurando la participación de todos, militares, guerrilleros y sobre todo el pueblo, hemos buscado, y no nos cansaremos, de buscar una salida acertada, sincera y real para acabar con esta guerra fratricida.
La llegada a la Habana Cuba, de un equipo de militares activos con su única misión técnica de ver y buscar el desarme y desmovilización de la insurgencia, y como ha dicho el ministro parlanchín Pinzón, para que las FARC no le hagan trampa al país, es una desfiguración de lo pactado. No se puede seguir dando pie para tergiversaciones o mal interpretaciones que luego se repiten a la población colombiana para desinformar y hacer la guerra sucia y de la propaganda contra-insurgente.
Las FARC-EP no son una fuerza guerrillera derrotada, sino una fuerza beligerante con perspectivas claras de poder que ahora han empeñado con mayor énfasis que nunca su compromiso de buscar alternativas políticas a la confrontación, haciendo planteamientos programáticos claros frente a asuntos de orden económico, político, cultural y social fundamentados para que el país logre las transformaciones mínimas que abran las puertas a la democracia y a la justicia sin necesidad de acudir al uso de las armas, para que sean reconocidos los derechos de las mayorías, y así entonces, entre todos cambiemos el rumbo equivocado en el que por más de 50 años la oligarquía gobernante ha tenido a Colombia.
Este es el sentido de cada iniciativa que se construye en La Habana, y dentro de esta línea fue que se pactó el establecimiento de la Comisión técnica para analizar el asunto de la dejación de armas como vía para actuar en la vida política sin acudir a la violencia. Pero esto es tema que compromete a las dos partes que están sentadas en La Mesa; es decir, que ello implica también hablar de la desmilitarización del Estado y de la sociedad.
Si con las FARC-EP, el gobierno de Juan Manuel Santos, hace ya dos años acordó una agenda a seguir para que entre ambos y la participación del pueblo, buscáramos la salida incruenta a este conflicto, pues esto es lo que hay que hacer y no seguir soñando con un esquema de sometimiento para la insurgencia.
A este conflicto colombiano, no se le puede ver así tan sencillamente. Si se ha demostrado en la historia del país, que las causas que lo han originado, siguen vigentes, y todos los días se profundizan más, la solución no está en que una guerrilla se desmovilice o que los fusiles se silencien; la clave está en que se desmovilice el hambre, la desnutrición, la falta de educación, la falta de techo, la falta de trabajo, en que se desmovilice las detenciones arbitrarias, las torturas, las desapariciones. Solo así desmovilizando todos estos problemas que azotan a los colombianos podemos decir que los fusiles por si solos, se silenciaran.
Ya se conoció que el equipo de militares profesionales, comandados por el general Javier Flórez, que recientemente viajó a Cuba, llegaron para que se oficializara su presencia en La Mesa de Diálogos, y los guerrilleros conscientes de la importancia y necesidad de una pronta solución a este conflicto, les hemos tendido las manos de hombres y mujeres, que humildemente y sin ningún interés personal queremos lo mejor para nuestro país. Por eso les dimos la bienvenida para que de una vez por todas desmovilicemos lo más pronto posible todos los problemas sociales que generaron y mantienen esta guerra.
No se trata de preparar a un general, dos coroneles de ejército, un capitán de fragata, un teniente coronel de la policía, un mayor de la fuerza aérea, un teniente de navío y tres abogados, todos con altos estudios y desempeño constante en las actividades de la inteligencia militar, para que busquen salidas exclusivamente para dos temas en concreto: La desmovilización de la insurgencia y la entrega de sus armas. No. Lo que creemos es que, estos altos militares, están en capacidad de entender y comprender que lo principal para terminar con un conflicto, es la solución a los problemas que lo originaron.
No es un deshonor que estos altos oficiales, lleguen a La Habana y en un primer gesto de reconciliación se den la mano con los guerrilleros que estamos aquí en Cuba. Sabemos y lo vivimos en carne propia que estos oficiales, han buscado por todos los medios posibles asesinarnos; pero sin antes conocer por qué estamos luchando en este país. Creemos que por el contrario deberíamos los guerrilleros, sentirnos no a gusto saludándonos cara a cara con el verdugo, pero no se trata de ver el problema de nuestra patria con sentido de venganza, sino de verlo con deseos de verdadera reconciliación; más entre combatientes que hemos vivido en persona los rigores de la guerra. Seguramente sabremos compartir experiencia y entender que el problema de sufrimiento y dolor a que nos ha sometidos esta clase burguesa y corrupta que gobierna a Colombia, es el mismo sufrimiento y sometimiento en que también están inmersos los militares que hoy nos combaten.
Sí, ya es el momento para que generales, coroneles, brigadieres, tenientes coroneles, capitanes, mayores, tenientes, sargentos, cabos y soldados, junto con el pueblo y las FARC-EP, conformemos el Comando Estratégico de la "Transición” del hambre, de la miseria, del abandono..., hacia la igualdad, la humanidad, la reconciliación y la convivencia; lo que debe imponerse para siempre en esta Colombia sufrida, sometida y explotada hasta alcanzar un estadio de normalización.
La idea equivocada de la entrega de armas y la desmovilización ni soluciona el conflicto ni repara los daños causados por este. Ninguna de las fuerzas contendientes ha llegado a La Mesa a capitular, a entregar las armas y a desmovilizarse. El acuerdo de dejación de las armas, como los demás acuerdos, se basa en la bilateralidad, acompañado de pasos previos como la dejación de las costumbres políticas que estimulan la guerra antipopular, pasos como la desmilitarización de la sociedad y del Estado, el desmonte del paramilitarismo, la democratización de las Fuerzas Armadas, el tránsito de la Policía Nacional hacia la misión que le corresponde, así como otras medidas efectivas que promuevan una cultura política hacia la democracia, la reconciliación y la paz. Es decir, crear las condiciones materiales y espirituales para pasar de un estado de guerra a una situación de paz.
Viernes, 19 Septiembre 2014

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