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miércoles, 17 de septiembre de 2014

Violencia: Número de asesinatos en El Salvador todavía se asemeja a la época del conflicto armado



Adital

Después de dos años de investigaciones, el Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop), de El Salvador, divulga el informe "La situación de la seguridad y de la justicia 2009-2014. Entre expectativas de cambio, 
mano dura militar y treguas de las pandillas”. El documento tiene como finalidad principal contribuir a un análisis crítico de las políticas y estrategias de seguridad adoptadas por el gobierno del presidente Mauricio Funes, además de sugerir recomendaciones al nuevo gobierno salvadoreño.

El primer capítulo analiza la incidencia de homicidios intencionales; homicidios por accidentes de tránsito, desapariciones en la posguerra; denuncias de delitos sexuales y violencia intrafamiliar, entre otros delitos contra la vida y la propiedad.


Los datos oficiales recogidos señalan que entre 1990 y 2013 fueron asesinadas en El Salvador poco más de 73 mil personas, número que se asemeja al de víctimas del conflicto armado interno y muestra que la violencia letal es un desafío constante a lo largo de la etapa de posguerra. Los registros de los últimos años muestran una reducción significativa de las muertes violentas. El Iudop destaca que eso ocurrió en virtud de la "tregua entre las pandillas” (foto), realizada durante el gobierno de Funes. Entre 2009 y 2013, la tasa de muertes violentas pasó de 71,2 a 39,7 por cada 100 mil habitantes, "fenómeno inédito en la historia del país”, se destaca en el informe.

En el informe se señala también que las armas de fuego están presentes en un 70% de los asesinatos y que los hombres jóvenes siguen siendo las principales víctimas. Sin embargo, esa tendencia viene cambiando, pues la tasa de homicidios de mujeres aumentó sensiblemente en la última década. Entre 2003 y 2011, esa cifra pasó de 7,4 a 19,1 muertes por cada 100 mil mujeres. La tasa es una de las más altas del mundo.


A pesar de la reducción de los homicidios, en el informe se destaca que fenómenos como las desapariciones forzadas, violencia sexual, lesiones, amenazas, violencia intrafamiliar, extorsiones y desplazamientos internos forzados continúan afectando a gran parte de la población salvadoreña, sobre todo a la parte social más desfavorecida.


También se dedica un capítulo al análisis del funcionamiento del sistema de administración de justicia, que muestra cuán limitada es la eficacia de las instituciones encargadas de promover la justicia en el país. Según datos oficiales, de 2006 a 2009 más del 80% de los casos denunciados en la Fiscalía General de la República fueron archivados por la institución. Otro dato preocupante es la cantidad de casos que entran en el sistema judicial y terminan sin una sentencia que esclarezca las responsabilidades de los hechos investigados. En 2009, más del 70% de los casos tuvieron ese fin, lo que pone en duda "la capacidad investigativa de los operadores del sistema, en particular, del papel que la Fiscalía ejerce en la dirección de la investigación penal”.

En relación con los avances y retrocesos del país en lo relacionado con las políticas de seguridad durante el gobierno de Funes, el estudio muestra un cambio abrupto de postura. En los primeros años del gobierno, fueron visibles los avances en la formulación de la Política de Justicia, Seguridad y Convivencia, que contenía puntos estratégicos como profesionalizar la Policía Nacional Civil y retomar la doctrina policial civilista y democrática. Sin embargo, hubo un cambio brusco en el enfoque inicialmente planeado y el gobierno pasó a adoptar medidas coyunturales y de carácter mediático, como el aumento del 253% de los efectivos militares en los trabajos de seguridad.


El estudio termina con una serie de recomendaciones, entre las cuales se destacan: la implementación de la Política de Justicia, Seguridad y Convivencia; la adopción de reformas institucionales orientadas a favorecer que las entidades responsables de la persecución del delito y de la investigación y sanción penal funcionen como un sistema integrado; la articulación de un sistema unificado de estadísticas criminales que generen datos oficiales; la ampliación de la cobertura de los programas de reinserción social iniciados con la población carcelaria; y el desarrollo institucional de un modelo de policía comunitaria.



Traducción: Daniel Barrantes - barrantes.daniel@gmail.com

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