Sabemos que Israel es un enclave militar en el Medio Oriente como apéndice
imperialista para controlar y asegurar el abasto de los recursos energéticos a
los miembros del clan oligárquico mundial encabezado por Estad Unidos e
Inglaterra y secundado por Francia y Alemania. También sabemos que las jugadas
geopolíticas que estos elaboran en una siniestra y minuciosa planificación
derivan, generalmente, en guerras atroces en lugares lejanos a sus bellas, tranquilas
y cómodas ciudades con el fin de mantener activas y sanas sus economías y, por
ende, el consumo desmedido e irracional de sus clases privilegiadas y
parasitarias sin el menor exabrupto, lo cual se resquebrajaría si la paz se
instalara plenamente en el planeta, pues el capitalismo, en su debacle como
sistema que prometía riqueza y prosperidad a todos por igual, ha fracasado
rotundamente y solo puede apelar a una economía de guerra permanente para
mantenerse a flote a nivel mundial.
Por supuesto, para nuestros pueblos secularmente colonizados, esclavizados,
explotados, sojuzgados y saqueados por las referidas potencias y otras ya
desaparecidas, esto nunca ha sido una
realidad. Solamente en algunas zonas opulentas donde residen sus clases
favorecidas de este excluyente sistema. Sin embargo, ante la expansión del
capitalismo, lo que eufemísticamente se denomina, globalización, solo ha
exacerbado las circunstancias negativas. El egoísmo, el individualismo y el
racismo son ingredientes consustanciales de estas relaciones sociales
hegemónicas lo que trae como corolario que, ante la depredación de nuestros
países por parte de las oligarquías locales y los países imperialistas, miles
de nuestros compatriotas se vean impelidos a migrar a los centros de desarrollo
mundial para subsanar sus penas económicas y de seguridad lo que acarrea que
los ciudadanos de esas potencias, en pleno siglo XXI, se aprovechen de su
situación y no solamente los traten con desprecio sino los ocupan en oficios
que sus ciudadanos ya no quieren hacer y, como fuerza de trabajo de menor
precio para sus unidades productivas, con salarios muy por debajo de la media
de sus trabajadores.
Ese desprecio que se traduce en explotación, abusos, humillaciones e
incluso agresiones las cuales en algunas circunstancias terminan en discapacidades
y asesinatos de los migrantes a manos de grupos fascistas en las civilizadas
urbes capitalistas, se irradian con mayor odio cuando sus ejércitos, que se
abrogan el derecho de intervención en otras naciones con el pretexto de llevar
la democracia y la civilización a éstas, atacan, violan y asesinan impunemente
a sus ciudadanos sin el menor escrúpulo. Irrespetando impúdicamente las leyes internacionales
y transgrediendo los acuerdos que en el pasado se han logrado para desmontar
conflictos.
Fruto de esa impudicia, es lo que está pasando en este momento en la Franja
de Gaza, territorio fraccionado y ocupado hoy por las hordas sionistas apoyadas,
protegidas y armadas por las potencias imperialistas con el objetivo de
quedarse con ese territorio palestino y sus recursos. Y, convertir a su poca
población que sobreviva en esclavos para sus fábricas. No obstante, según sus
planes fascistas, deben acabar con su resistencia armada liderada por Hamas,
cuya organización ostenta el poder legítimo por elección democrática de sus
conciudadanos palestinos.
Por ello, convencidos estamos que esa carnicería no parará, aunque se
llegue a una tregua, hasta que los miles de ingenuos que se niegan a aceptar que
esa catástrofe humanitaria esté pasando, menos que esté siendo realizada por el
pueblo escogido de Dios, abran los ojos y condenen ese genocidio. No parará,
hasta que esa pléyade de mezquinos y mercanchifles quienes muchos, sin ganar
nada, y los otros, aceptando millonarias sumas manchadas con sangre palestina y
de otras naciones agredidas, dejen de ponerse al lado del agresor, Israel en
esta coyuntura, aupando con sus reportes, con sus opiniones, escritos y
comentarios la matanza, utilizando para respaldar ese apoyo, argumentos
carentes de toda justificación y razón.
Parará hasta que todos los pueblos del planeta nos unamos y exijamos a los
genocidas que detengan la embestida sangrienta, salgan de los territorios palestinos
ocupados y levanten el bloqueo contra Gaza. Parará también, hasta que los
palestinos en todas partes del mundo se levanten en pie de guerra y hagan
sentir su presencia decidida y firme contra los agresores y los que los apañen.
La guerra de todo el pueblo, de todo el mundo, contra los sionistas, contra
el capitalismo debe ser la consigna universal.
¡Adelante palestinos, ustedes
vencerán junto a los pueblos agredidos del mundo pues su causa es justa!
¡Viva Palestina Libre! ¡Abajo
los malditos sionistas y los que los apoyen!
¡Abajo el Capitalismo! ¡Viva
el Socialismo!
Colectivo La Gotera
Guatemala,
01 de agosto de 2014
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