Miles de egipcios seguían celebrando este sábado su victoria sobre el régimen del presidente Hosni Mubarak, que renunció la víspera tras 30 años en el poder, afirmando sentirse renacer en el primer día de una nueva era.
Tras una noche de frenética fiesta, los egipcios volvían a confluir por la tarde a la emblemática plaza Tahrir (de la Liberación) de El Cairo, epicentro de la contestación contra el régimen durante 18 días, para seguir celebrando, comprobó la AFP en el lugar.
Allí se mezclaban familias, ancianos y por supuesto miles de jóvenes, que iniciaron esta sublevación popular sirviéndose de internet y lograron propagarla después al resto de la sociedad egipcia.
"¡Es una fiesta! Hemos vuelto a nacer", afirmaba Osama Tufic Sadalá, un ingeniero agrícola de 40 años. "Ibamos por detrás de los otros países, pero ahora tenemos un valor a ojos de los demás, del mundo árabe", agrega.
Con 80 millones de habitantes, Egipto es el mayor país del mundo árabe y una potencia regional, sin embargo un 20% de sus habitantes viven bajo el umbral de la pobreza y sus libertades políticas y religiosas se vieron coartadas durante décadas de régimen autocrático.
El ejército comenzó a retirar por la mañana las barricadas y los espesos rollos de alambrada de púas que protegían en lugar.
Voluntarios civiles que limpiaban la plaza, ayudaban a los soldados a retirar también los restos calcinados de vehículos que ardieron en el momento más violento de la sublevación, cuando los enfrentamientos entre manifestantes pro y anti Mubarak dejaron 11 muertos.
Unas 300 personas perdieron la vida en todo el país desde que comenzó este movimiento prodemocrático, según cifras de la ONU.
En una cárcel de El Cairo, unos 600 presos escaparon el sábado tras haberse amotinado, informaron responsables de la seguridad egipcia. Varias personas murieron y otras resultaron heridas aunque por el momento no estaba claro quiénes eran las víctimas.
El ejército, citado por la televisión estatal, anunció que el toque de queda comenzará ahora a medianoche, hasta las 06H00 locales.
Tras la dimisión de Mubarak, de 82 años, que se refugió con su familia en su residencia secundaria de Sharm el Sheij, a orillas del mar Rojo, el poder quedó en manos del consejo supremo de las Fuerzas Armadas, y personificado en el ministro de Defensa, Mohamed Husein Tantaui.
Pese a que el ejército aseguró el viernes que no tiene intención de suplir "la legitimidad querida por el pueblo" y que será garante de las reformas y de "elecciones libres y transparentes", el encontrarse bajo un régimen militar causaba inquietud a algunos.
"Se trata de un consejo formado por unos 20 generales que vienen de horizontes diferentes. Pese a que tienen una misión común, pueden haber divergencias", considera Teufik Aclimandos, catedrático universitario especializado en el ejército egipcio.
Mientras tanto, cientos de policías uniformados y miembros de la policía secreta protestaban en la ciudad de Ismailiya, a orillas del canal de Suez, acusando a sus oficiales superiores de haberles ordenado disparar contra los manifestantes.
"La policía y el pueblo juntos", coreaban. La policía egipcia ha sido objeto de la ira popular tras su violenta represión contra los manifestantes anti Mubarak.
La caída del presidente egipcio Hosni Mubarak fue saludada por los principales líderes mundiales y festejada en las calles de otros países árabes.
El presidente estadounidense, Barack Obama, afirmó que "el pueblo habló y Egipto ya no será más el mismo" y urgió al ejército a garantizar la transición hacia una "genuina democracia".
Por su parte, la prensa gubernamental egipcia, que apoyaba sin titubeos al ahora ex presidente Mubarak, celebró el sábado la "Revolución de los jóvenes".
"El pueblo hizo caer al régimen", "los jóvenes de Egipto obligaron a Mubarak a irse", titulaba en portada Al Ahram, diario de referencia de la prensa gubernamental.
"El futuro presidente debe ser transparente, tenemos derecho a conocer su fortuna antes de que asuma sus funciones", consideró otro diario gubernamental, Al Gumhuriya. Los rumores afirman que Hosni Mubarak y su familia amasaron una fortuna colosal.
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