La verdadera crisis es la migración infantil
Algunos incluso son prestados para tener más probabilidad de obtener refugio en ese país, lamentaron
▲ De enero a julio de este año, Estados Unidos registró la entrada irregular a su territorio de 170 mil menores de edad. La imagen, en la llamada Puerta México entre Brownsville, Texas, y Matamoros.
a se da en la movilidad de los niños, quienes son usados y hasta prestados para tener más oportunidad de obtener asilo en Estados Unidos.
De enero a julio del año en curso, el vecino país habría registrado el ingreso irregular a su territorio, a través de México, de 170 mil menores de edad, de los cuales 40 mil viajaban solos, alertó el grupo Región Transfronteriza México-Guatemala. Esta situación significa la violación de los derechos de los niños y niñas porque, además, los expone a ser víctimas de delitos como la trata, indicó.
La situación extrema, apuntó, es la niñez migrante no acompañada, que constituyó alrededor del 26 por ciento del total de los infantes en tránsito por México de enero a junio de 2019.
El Instituto Nacional de Migración (INM) presentó ante la autoridad a alrededor de 102 mil personas durante el primer semestre del año. De ese total, 27 mil eran menores de 0 a 17 años, de los cuales cerca de 7 mil no iban acompañados.
A escala general, una tercera parte del flujo que ingresa por la frontera sur mexicana es de niños, quienes regularmente viajan acompañados por una persona adulta.
Esto explica que en este año la expectativa de migrantes desde el norte de Centroamérica se haya estimado en más de 850 mil personas, superando por mucho los números de años anteriores, que oscilaban en alrededor de 400 mil extranjeros en tránsito por México, indicó el reporte del grupo, elaborado por los doctores Tonatiuh Guillén y Regina Martínez Casas.
Los autores del análisis advirtieron que el traslado de niños –quienes no están exentos de ser agredidos en los centros de detención en el vecino país– se ha convertido en una práctica extendida que muestra el uso de menores, aun cuando esta migración se realice en condiciones muy precarias.
Más allá del derecho a migrar o escapar de la violencia, aseveraron los especialistas, debe prevalecer el interés superior de la niñez, por lo que se requiere activar protocolos de protección para los menores, obligatorias para Estados Unidos y todas las instituciones. Igualmente, las instancias de los países de origen, tránsito y destino están obligadas a aplicar medidas eficaces de protección de sus derechos.
En el escenario migratorio que hoy vivimos, nadie es más vulnerable y lastimado que estos niños. La crisis migratoria no radica en otro lugar, no es una crisis para los estados: es la de los niños migrantes y de toda una generación que pone en riesgo su futuro, subrayaron Guillén y Martínez Casas.
Los datos y estimaciones anteriores, agregaron, permiten apreciar la dimensión de esa crisis, que afecta especialmente a la niñez migrante, y la apremiante necesidad de contar con acciones públicas que velen por su interés y garanticen el pleno cumplimiento de sus derechos.
Foto Ap
Fabiola Martínez
Periódico La Jornada
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