Entrevista al ecologista Antonio Elio Brailovsky
M.H.: Usted escribió que Manuel Belgrano fue el primer ecologista del Río de la Plata.
E.B.:
Manuel Belgrano estaba siguiendo ideas de su época, de fines del Siglo
XVIII y principios del Siglo XIX. Planteaba rechazar el modelo económico
que identificaba a la riqueza con el dinero, que era la economía de los
reyes. Planteaba la economía de los pueblos, en la que la riqueza está
basada en la producción de la tierra. Entonces si lo más importante es
la tierra hay que cuidarla como fuente de alimentación, como fuente de
riqueza para el pueblo. A partir de ahí los criterios de protección de
suelos, de bosques y de fuentes de agua para riego y agua potable. Eso
es coherente con su concepción económica. Para los reyes lo que había
que cuidar eran las minas de oro y plata, y para hombres como Belgrano
había que cuidar el suelo.
M.H.: Hubo un fallo de la Corte Suprema respecto de la Ley de glaciares.
E.B.: La Corte Suprema declaró lo que era obvio, que la Ley
de glaciares es constitucional. Lo que pasa es que prohíbe que haya
minería sobre un glaciar porque es destruirlo. La empresa Barrick hizo
un amparo diciendo que la ley era inconstitucional y un juez de la
provincia de San Juan, supongo que influenciado, lo aceptó para que
Barrick siguiera sacando oro ahí y destruyendo glaciares.
Entonces la Ley de Glaciares quedó suspendida en la provincia de San
Juan hasta que la Corte Suprema dijo lo obvio, que la ley es
constitucional y se tiene que aplicar. Mientras tanto los de la Barrick
ya destruyeron los glaciares, ya sacaron el oro. De modo que lo que la
empresa quería no era voltear la ley, porque ya sabían que no podían
hacerlo, querían ganar tiempo para sacar oro y seguir destruyendo
glaciares el tiempo que pudieran. Que es lo que lograron.
El
Presidente de la Nación dijo que había que cambiar o derogar esa ley
porque impedía la producción. De modo que ya sabemos cómo viene la mano.
Lo primero que hicieron fueron chicanas judiciales para demorar la
aplicación de la ley y lo extendieron lo más que pudieron mientras se
hacía lobby en el Congreso para que la ley fuera trabada. Así que no sé
si ese cambio de ley va a salir antes de fin de año o si harán lobby
sobre los próximos legisladores para cambiar la ley.
M.H.: El Premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz, manifestó: “El cambio climático es la tercera guerra mundial”.
E.B.: Tiene una analogía con lo que se hablaba de la Tercera
guerra mundial como una guerra nuclear, porque es una guerra en la que
no va a ganar nadie. O sea, la característica, cuando se hablaba de
Tercera guerra mundial como guerra de bombas atómicas, se decía que iba a
haber solamente perdedores. Con el cambio climático tenemos lo mismo,
en el muy corto plazo puede haber ganadores, pero cuánto más se puede
ganar si se destruye la base de sustentación de nuestra civilización,
nuestra cultura, nuestra vida. Es una guerra en la que todos vamos a
perder. Lo que pasa es que en un sistema donde lo único que importa es
la rentabilidad de este año, hablar de 20 o 30 años es una fantasía. Los
empresarios van a decir que no les importa lo que pase en 30 años, que
lo que importa es que su empresa rinda dividendos este año, y que
después verá qué pasa.
M.H.: Ese es el comportamiento de
los sojeros en Argentina. Estaba viendo la situación que se vive en más
de 5.000 escuelas rurales fumigadas por agrotóxicos solo en 4
provincias: Entre Ríos, Córdoba, Santa Fe y la provincia de Buenos
Aires.
E.B.: Y no hay un registro completo de
escuelas afectadas por las fumigaciones. Lo que sí hay son registros
incompletos de la presencia de agrotóxicos en mi cuerpo, el suyo y en el
de los oyentes. Lo que vale la pena destacar es que todos los
argentinos tenemos agrotóxicos en el cuerpo pero no hay ningún servicio
público de salud donde se puedan hacer los análisis.
M.H.: Eso le pasó a “Pino” Solanas cuando filmó su última película. Le propusieron hacer unos estudios en Mar del Plata.
E.B.: Tuvo que ir a un laboratorio privado, porque no hay
ningún hospital público ni obra social que haga el análisis sobre cuáles
son los plaguicidas cancerígenos que tenemos dentro del cuerpo. Lo
lógico sería prevenir antes del cáncer.
M.H.: A “Pino” le dio un alto nivel y se preguntaba cómo podía
ser si él come un bife y una ensalada todos los días y le contestaron
que justamente por eso.
E.B.: Que es lo mismo que podemos comer nosotros. Cuando fui
a hablar con la gente de Mar del Plata y les pedí hacerme el estudio me
contestaron que no hacía falta, que ya sabían lo que tengo en el
cuerpo, y me dijeron las sustancias y más o menos la cantidad que tengo
sin necesidad del análisis. Porque es lo que tenemos todos.
M.H.: Quiero correrme hacia la ciudad de Buenos Aires, donde
advierten que la polución del aire es muy alta. Los integrantes de
Greenpeace midieron el aire que respiramos en distintas partes de la
Ciudad, una fue en pleno barrio de Once donde midieron elevados niveles
de contaminación por dos tóxicos: dióxido de nitrógeno y el material
partícula 2.5 que provienen de la combustión del uso de derivados del
petróleo como el gasoil utilizado por camiones y colectivos
principalmente.
E.B.: Agreguemos que París acaba de
prohibir los vehículos gasoleros para que la gente pueda respirar. El
que esto lo haga una ONG como Greenpeace está mostrando la ausencia del
Estado, en cualquier otro lugar del mundo el Estado hace análisis
diarios de la calidad del aire y los puntos contaminantes y se publican
en los diarios, y esto pasa no solo en París, también en San Pablo,
México y Santiago de Chile, por ejemplo. Lo que necesitamos es un Estado
que se haga cargo, hay un problema y si la única manera de hacerse
cargo es negando, seguiremos respirando porquerías y seguiremos
enfermándonos de los bronquios.
M.H.: Se ha dado a conocer un estudio del INTA y Vida Silvestre
sobre la eco-región chaqueña que afirma que se podría perder una porción
de bosques equivalente a 167 veces la Ciudad de Buenos Aires.
Antes de votar a alguien yo le preguntaría qué va a hacer con el medio ambiente
E.B.: El tema es que para nosotros eso se perdería pero para
los sojeros sería una superficie ganada. Lo que nosotros lo vemos como
pérdida, otros lo ven como una ganancia. Ya hemos visto al Presidente de
la Nación lamentarse porque no se pueden fumigar escuelas y por la
producción que se pierde.
M.H.: Lo manifestó en la provincia de Entre Ríos.
E.B.: Por eso digo, son intereses diferentes, para qué
queremos bosques si lo que queremos es hacer dinero. Después habrá
inundaciones aguas abajo. Otra vez, hacen falta políticas públicas y que
estas políticas públicas estén en el debate político. Antes de votar a
alguien yo le preguntaría qué va a hacer con el medio ambiente.
M.H.: Otra vez han vuelto a la carga con la Ley de semillas, ya
hay una media sanción en el Congreso y me gustaría que nos comente cómo
ve esto usted.
E.B.: La Ley de semillas es un invento de las
multinacionales y de la presión de los EE UU para que se puedan patentar
organismos vivos. Esto significa que el agricultor cuando siembra no
puede reservar la semilla que él mismo produjo y volverla a sembrar,
porque la semilla es de la multinacional para toda la eternidad. Cuando
uno piensa que el maíz es una planta desarrollada por los aborígenes de
América Latina, se podría plantear si habría que pagarles a ellos. ¿Si
sembramos soja le pagamos a Monsanto y si sembramos maíz a los
indígenas?
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