Thierry
Meyssan continúa su estudio sobre la política exterior de varios países.
Y después de haber analizado la de Francia, se dedica ahora a la del
Reino Unido. En Francia, la política exterior se considera «espacio reservado»
del presidente de la República y por lo tanto escapa al debate
democrático. En el Reino Unido, la política exterior la elabora una
élite reunida alrededor del monarca, fuera de toda forma de control
popular. El Primer Ministro británico, que llega a ese cargo como
resultado de una elección, no puede hacer otra cosa que aplicar lo que
decide el portador de una corona que se transmite de manera hereditaria.
Ante el fracaso del proyecto estadounidense de mundo unipolar, Londres
trata de restaurar su antiguo poder imperial.
Red Voltaire
| Damasco (Siria)
Este artículo es parte de una serie iniciada con «La política exterior del presidente de Francia Emmanuel Macron», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 13 de marzo de 2018.
Global Britain
El 13 de noviembre de 2017, Theresa May utilizaba el discurso anual del Primer Ministro en el banquete organizado por el Lord Mayor de Londres para esbozar públicamente la nueva estrategia británica, después del Brexit [1]. El Reino Unido pretende restaurar su Imperio (Global Britain) promoviendo el libre intercambio mundial –con ayuda de China– [2]
y apartando a Rusia de las instancias internacionales –con ayuda de sus
aliados en el ámbito militar, o sea de Estados Unidos, Francia,
Alemania, Jordania y Arabia Saudita.
Visto de forma retrospectiva, hay que señalar que, aunque no hayamos
logrado entenderlo en aquel momento, todos los elementos de lo que hoy
estamos viendo fueron abordados en aquel discurso.
Volvamos atrás por un momento.
En 2007, el presidente ruso Vladimir Putin intervenía ante la
Conferencia de Seguridad de Munich. Putin observó entonces que el
proyecto de mundo unipolar de la OTAN era, por esencia, antidemocrático y
llamó a los Estado europeos a separarse de aquella obsesión
estadounidense [3].
Sin responder a aquel señalamiento fundamental sobre la falta de
democracia en las relaciones internacionales, la OTAN denunció entonces
una voluntad rusa de debilitar la cohesión de la alianza atlántica para
amenazarla más fácilmente.
Pero un experto británico, Chris Donnelly, perfeccionó después
aquella retórica. En su intento de debilitar a Occidente, Rusia trataría
de deslegitimar su sistema económico y social, que constituye el
basamento mismo del poderío militar occidental. Según Donnelly, era ese
el motivo oculto de las críticas rusas, divulgadas a través de sus
medios de prensa. Observemos que, al igual que la OTAN anteriormente,
Donnelly tampoco responde a la observación de fondo de Vladimir Putin.
Pero, ¿para qué discutir sobre la democracia con alguien a quien
se considera –dándolo por sentado– un adepto del autoritarismo?
Pienso que Donnelly tiene razón en su análisis pero que, al mismo
tiempo, Rusia también la tiene en cuanto a su objetivo. Y es que el
Reino Unido y Rusia tienen culturas diametralmente opuestas.
El Reino Unido es una sociedad clasista en la que existen, por ley,
3 niveles diferentes de ciudadanía, plasmados incluso en los documentos
de identidad de cada ciudadano, mientras que Rusia –como Francia– es una
Nación creada por la ley, donde todos los ciudadanos son «iguales en derecho» y donde la diferencia británica entre derechos cívicos y derechos políticos resulta inconcebible [4].
El objetivo de la organización social en el Reino Unido es la
acumulación de bienes mientras que en Rusia es la construcción de la
personalidad individual de cada persona. Es por eso que en el Reino
Unido la propiedad inmobiliaria se concentra masivamente en cierto
número de manos, al contrario de lo que sucede en Rusia y sobre todo
en Francia. Es casi imposible comprar un apartamento en Londres, lo más
que puede lograrse –como en Dubai– es suscribir un contrato de
arrendamiento por 99 años. Desde hace siglos, casi toda la ciudad
pertenece a 4 personas. Un británico decide libremente a quién deja
su herencia, y no tiene ser necesariamente a sus hijos.
Por el contrario, cuando un ruso muere, la historia vuelve a comenzar
desde cero: sus bienes se reparten a partes iguales entre todos
sus hijos, independientemente de la voluntad del difunto.
Sí, es cierto que Rusia trata de deslegitimar el modelo anglosajón,
lo cual resulta muy fácil en la medida en que ese modelo constituye una
excepción que horroriza al resto del mundo… cuando logra entenderlo.
Pero, volvamos a la política de Theresa May. Dos meses después de su intervención en el banquete del Lord Mayor
de Londres, el general Nick Carter, jefe del estado mayor de
Su Majestad, pronunciaba, el 22 de enero de 2018, un discurso
particularmente importante dedicado por entero a la próxima guerra
contra Rusia, discurso donde este general se basaba en la teoría de
Donnelly [5].
Teniendo en cuenta lo que Rusia ha mostrado en Siria, el general
británico Nick Carter afirmaba que es necesario disponer de más tropas
terrestres, desarrollar el arsenal británico y prepararse para una
guerra donde la imagen que ofrezcan los medios de difusión será
más importante que las victorias obtenidas en el terreno.
Al día siguiente de esta trascendental conferencia en el Royal United Services Institute (el think tank
del ministerio de Defensa británico), el Consejo de Seguridad Nacional
del Reino Unido anunciaba la creación de una unidad militar consagrada a
la lucha contra «la propaganda rusa» [6].
¿En qué fase está el proyecto británico?
A pesar de que la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de los Comunes puso en duda la realidad del proyecto de Global Britain [7], varios puntos de ese plan han ido avanzando, aunque con gran dificultad.
Es importante entender que Theresa May no trata de cambiar de
política sino de reordenar la política de su país. Durante el último
medio siglo, el Reino Unido trató de integrarse a la «construcción europea»,
perdiendo así poco a poco las ventajas que había heredado de su pasado
colonial. Pero ahora se trata no de abandonar lo que se hizo durante
este periodo de tiempo sino de restaurar la antigua jerarquía del mundo,
la imperante cuando los funcionarios de Su Majestad y la gentry vivían en los clubs que implantaban a través del mundo entero, usando a los pobladores locales como domésticos.
De
visita en China, la semana después del discurso del general Nick
Carter, Theresa May negoció numerosos contratos comerciales… pero entró
en conflicto político con sus anfitriones. Pekín se negó a distanciarse
de Moscú y Londres se negó a respaldar el proyecto de la nueva ruta de
la seda. ¿Libre intercambio? De acuerdo, pero no a través de vías
de comunicación controladas por China. Desde 1941 y la firma de la Carta
del Atlántico, el Reino Unido ha compartido con Estados Unidos
el control de los «espacios comunes» (marítimos y aéreos). Sus flotas están concebidas para complementarse, aunque la US Navy es mucho más poderosa.
Después de la estancia de la señora May en Pekín, la Corona activó el gobierno de su «dominion» australiano para poner nuevamente en marcha los Quads, el grupo anti-chino que antes se reunía bajo el mandato de George Bush hijo [8]. Además, de Australia, son miembros de ese grupo Japón, la India y Estados Unidos.
Ya en este momento, el Pentágono estudia las posibilidades de
provocar desórdenes tanto en el trazado terrestre de la ruta de la seda
como en el camino de su versión marítima, a través del Pacífico.
La alianza militar que anunciara la señora May se constituyó bajo la forma del secretísimo «Pequeño Grupo» [9].
Alemania, que en el momento de su creación estaba pasando por una
crisis gubernamental, no participó inicialmente, pero parece que ese
retraso quedó reparado a principios de marzo. Todos los miembros de esa
conjura han coordinado lo que harán en Siria. A pesar de todos sus
esfuerzos, fracasaron por 3 veces en organizar un ataque químico bajo
bandera falsa en la Ghouta Oriental ya que el ejército sirio y su aliado
ruso ocuparon a tiempo sus laboratorios en Aftris y Chifonya [10]. En cambio, lograron publicar un comunicado común anti-ruso sobre el caso Skripal [11] y movilizar a la OTAN [12] y la Unión Europea en contra de Rusia [13].
¿Cómo puede evolucionar esto?
Por supuesto, resulta extraño ver a Francia y Alemania apoyar un
proyecto explícitamente enunciado contra ellas. Ese proyecto es Global Britain,
que no ve el Brexit como una simple retirada británica de la burocracia
federal de la Unión Europea sino como el surgimiento de una rivalidad.
En todo caso, Global Britain se resume hoy en día a lo siguiente:
la
promoción de un libre intercambio global pero única y exclusivamente en
el marco de la talasocracia, o sea con Estados Unidos –la otra potencia
considerada como “dueña de los mares”– en contra de las vías chinas de
comunicación;
y
el intento de excluir a Rusia del Consejo de Seguridad de la ONU y de
partir el mundo en dos, que incluye los nuevas tentativas de engañar
al mundo con el tema de las armas químicas en Siria y el caso Skripal.
Es posible anticipar varias consecuencias incidentales de ese programa:
La
crisis actual retoma elementos de la que marcó el fin del mandato de
Obama, con la diferencia de que ahora no es Washington sino Londres
quien ocupa el centro del tablero. Al haber perdido el apoyo que Rex
Tillerson le aportó como secretario de Estado, el Reino Unido tendrá que
buscar un nuevo respaldo en el nuevo consejero de seguridad nacional,
John Bolton [14].
Contrariamente a las alegaciones actuales de la prensa estadounidense,
Bolton no es un neoconservador sino un personaje cercano a Steve Bannon.
Se niega a que Estados Unidos se someta al derecho internacional y
vocifera contra comunistas y musulmanes, pero en realidad no tiene
intenciones de iniciar nuevas guerras entre Estados y sólo quiere poder
estar tranquilo en su casa. Por supuesto, Bolton no dejará de firmar
todo lo que le pongan delante en contra de Rusia, Irán, Venezuela, Corea
del Norte, etc. Pero Londres no podrá manipularlo para sacar a Rusia
del Consejo de Seguridad porque su objetivo personal no es reformarlo
ni reformar la ONU sino acabar con ella. En lo que sí será Bolton un
fiel aliado es en cuanto a conservar el control de los «espacios comunes» y luchar contra el proyecto chino de «ruta de la seda»,
sobre todo teniendo en cuenta que, en 2003, fue precisamente este
personaje el iniciador de la Iniciativa de Seguridad contra
la Proliferación (Proliferation Security Initiative - PSI). Siendo así,
es probable que veamos surgir, siguiendo el trazado de las vías chinas
de la «ruta de la seda», nuevas seudo guerras civiles estimuladas por los anglosajones.
Arabia
Saudita está preparando la apertura de un nuevo paraíso fiscal en el
Sinaí y el Mar Rojo. Se trata del proyecto llamado Neom, que debería
reemplazar en ese papel a Beirut y Dubai, pero no a Tel Aviv. Londres
lo conectará con los diferentes paraísos fiscales de la Corona –como la
City londinense, que en realidad no es inglesa sino que depende
directamente de la reina Isabel II– para garantizar el secretismo en los
negocios internacionales.
La
multitud de organizaciones yihadistas, cuyos miembros están regresando
del Levante, sigue bajo control del MI6, a través de la Hermandad
Musulmana y de la Orden de los Naqchbandis. Este dispositivo está
en proceso de redespliegue, principalmente contra Rusia –no contra China
o en el Caribe como se planea actualmente.
Después de la Segunda Guerra Mundial, hubo un proceso de
descolonización de las posesiones de los imperios europeos. Después de
la guerra contra Vietnam, vimos la financiarización de la economía
mundial por parte de los anglosajones. Después de la disolución de la
Unión Soviética fuimos testigos del intento estadounidense de dominar
el mundo en solitario. Hoy en día, con el ascenso del poderío de
la Rusia moderna y de China, se diluye la obsesión por imponer un mundo
culturalmente globalizado y gobernado de manera unipolar, mientras que
las potencias occidentales –y particularmente el Reino Unido– regresan a
su propio sueño imperial. Por supuesto, el nivel de educación de sus
ex colonias ha avanzado desde entonces y eso obliga a los occidentales a
rediseñar su modo de dominación.
[1] “Theresa May speech to the Lord Mayor’s Banquet 2017”, por Theresa May, Voltaire Network, 13 de noviembre de 2017.
[2] La señora May confirmaba así nuestro pronóstico, emitido inmediatamente después del Brexit, 16 meses antes «La nueva política exterior británica», por Thierry Meyssan, Red Voltaire,
4 de julio de 2016. Sin embargo, como a continuación explico en este
nuevo artículo, aquella visión se estrelló contra la alianza ruso-china.
[3] «Querer regentar el mundo de manera unipolar es ilegítimo e inmoral», por Vladimir Putin, Red Voltaire, 11 de febrero de 2007.
[4]
Esta es una cuestión fundamental que fue objeto de un intenso debate
entre Edmund Burke y Thomas Paine. Esta es la diferencia irreconciliable
que marca la oposición entre, por un lado, los Derechos Humanos
anglosajones (según la definición establecida en la Declaración de
María II de Inglaterra en 1689) y el sistema de monarquía parlamentaria
al que da lugar y, del otro lado, la concepción francesa de los Derechos
Humanos tal y como se definen en la Declaración de 1789, que puso fin a
los tres estamentos del Antiguo Régimen.
[5] “Dynamic Security Threats and the British Army”, por el general Sir Nick Carter, Voltaire Network, 22 de enero de 2018.
[6] «El ejército británico crea una unidad contra la propaganda rusa», Red Voltaire, 24 de enero de 2018.
[7] “Global Britain inquiry”, Foreign Affairs Committee, UK House of Commons.
[8] «Los Quads preparan un contraproyecto ante la “ruta de la seda”», Red Voltaire, 21 de febrero de 2018.
[9] «Syrieleaks: un câble diplomatique britannique dévoile la "stratégie occidentale"», por Richard Labévière, Observatoire géostratégique, Proche&Moyen-Orient.ch, 17 de febrero de 2018.
[10] «Hallan en Siria dos laboratorios de armas químicas de los “rebeldes moderados”», Red Voltaire, 14 de marzo de 2018.
[11] «Attentat
de Salisbury: Déclaration conjointe chefs d’État et de gouvernement de
la France, de l’Allemagne, des États-Unis et du Royaume-Uni», Réseau Voltaire, 15 de marzo de 2018.
[12] «Déclaration du Conseil de l’Atlantique Nord sur l’emploi d’un agent neurotoxique à Salisbury», Réseau Voltaire, 14 de marzo de 2018.
[13] «Conclusiones del Consejo Europeo sobre el atentado de Salisbury», Red Voltaire, 22 de marzo de 2018.
[14] «John Bolton y el desarme mediante la guerra», Red Voltaire, 15 de marzo de 2005.
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