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viernes, 27 de abril de 2018

Endeudamiento récord de las familias chilenas alcanza el 71,1% según el Banco Central

Neoliberalismo ordinario


El endeudamiento de los hogares chilenos asciende a niveles que revelan una situación paradójica, por no decir aberrante. El Banco Central, en datos publicados el día de ayer 19 de abril, informaba que lo que las familias adeudan al sistema financiero representa el 71,1% de sus ingresos al cierre del año pasado.
Lo que significa que los chilenos viven con dinero prestado por los bancos. Y las consecuencias inmediatas al menos son dos: 1) la precariedad existencial de las familias y 2) el aumento de las ganancias del sistema financiero nacional e internacional.
Es una tendencia al alza que no disminuye. Aquí se revela uno de los secretos mejor guardados del “crecimiento” a la neoliberal y su corolario directo: un factor de “malestar social” latente. Para que la economía funcione la gente, los asalariados, las llamadas “clases medias” para consumir y simplemente poder vivir, piden prestado a los bancos y utilizan las tarjetas de crédito —con cuya introducción, dicho sea de paso (Bancard) se enriqueció el Presidente Piñera allá por los 80—.
Con este modo de vida fomentado por los modelos capitalistas neoliberales, se pierde aquello considerado como un fetiche por la ideología neoliberal: la libertad de las personas. El mercado financiero, las tarjetas de crédito, la publicidad de los productos de la “modernidad capitalista” (dixit Carlos Peña) que nos incitan a consumir de manera irreflexiva, nos imponen sus normas. Una forma bien capitalista de control sobre los gustos, los comportamientos, las aspiraciones y la subjetividad: la de esta realidad sociológica programada que es el homo debitor” o “ciudadano endeudado” según Mauricio Lazzarato.
Estar (ser) y vivir endeudado es casi una condición moderna, un modo de vida que obliga a hacer cosas que no haríamos si no estuviéramos amarrados al crédito y a los pagos (privación de libertad). Se teme hacer huelgas para obtener mejores salarios, se vive en la angustia de perder el trabajo y se generan patologías propias de una vida opresiva. Ya sabemos lo del CAE que es endeudarse para pagar los estudios, hecho que en otras latitudes es impensable. Y lo peor … se eligen gobiernos de derecha que apuestan al “crecimiento” y a la dictadura de los mercados.
Y en un país como Chile, donde el costo de la vida es uno de los más altos del mundo (los chilenos parecen ignorar que un café espresso en Santiago es más caro que uno en la turística ciudad canadiense de Québec), el endeudamiento es casi un reflejo condicionado.
Según los informes “.. el dato representó un alza de 3,7 puntos porcentuales respecto del 2016, y de acuerdo al propio ente emisor, el aumento de los préstamos bancarios y un menor dinamismo del ingreso estarían detrás del deterioro en la posición deudora de los hogares”. Como puede leerse en este informe “neutro” (como lo pretenden los datos de la macro economía neo clásica) del Banco Central, el endeudamiento se le atribuye a eso que los economistas neoliberales llaman “un menor dinamismo del ingreso”, en otras palabras y en lenguaje corriente (en desuso sin embargo incluso por los sindicatos) esto significa estancamiento de los salarios, baja de éstos o pérdida del empleo, es decir deterioro general de las condiciones de vida del pueblo chileno.

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