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miércoles, 25 de abril de 2018

La "segura victoria" de Abdo resultó estrecha

Informe post electoral de Paraguay

El domingo 22 de abril se celebraron las séptimas elecciones generales desde el fin de la dictadura stronista (1954-1989). Con el 99,67 % de las mesas escrutadas, los más de 4,2 millones de ciudadanos habilitados para votar registraron una participación de tan sólo el 61,40 % -el porcentaje más bajo desde el retorno a la democracia en 1989-. Mario Abdo Benítez, candidato derechista de Asociación Nacional Republicana (ANR) o Partido Colorado, se impuso con el 46,44 % de los votos por sobre Efraín Alegre, candidato liberal de Alianza Ganar –Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y Frente Guasú (FG)- quién obtuvo el 42,74 % de los votos. De este modo, el hijo del secretario privado del exdictador Alfredo Stroessner será el presidente del Paraguay por los próximos cinco años. 
Es importante señalar que la diferencia entre ambos candidatos ha sido muy exigua –algo más de tres puntos porcentuales-, y es de hecho la más acotada desde el retorno de la democracia. Es decir, todo lo contrario a lo que vaticinaban varias encuestadoras, las cuales auguraron diferencias de hasta más de 30 % a favor de Marito. Con los grandes medios y las encuestadoras en contra, Alegre se las ha ingeniado para crecer casi seis puntos porcentuales respecto a su performance de 2013 –en buena medida gracias a su alianza con el Frente Guasú-. Sin embargo, no le alcanzó para dar el salto y alzarse con la Presidencia en un país que ha sido gobernado hegemónicamente por el partido Colorado por más de 70 años, con la única excepción del triunfo de Fernando Lugo en 2008. Frente a un resultado tan reñido, la pregunta que queda latente es: ¿qué porcentaje del resultado puede explicarse por la instalación de una segura victoria de Abdo por parte de las encuestadoras?
Un nuevo ¨desacierto¨ en las encuestas
No debe sorprendernos, es ya moneda corriente observar que las predicciones electorales no se cumplan. Pero en esta ocasión, la maniobra ha sido por demás burda. ¿Habrá quien pueda explicar por qué encuestadoras como First Análisis y Estudios (del cuestionado Francisco Capli) o el Instituto de Comunicación de Arte (ICA) otorgaban en la previa una ventaja a Mario Abdo de 26,3 % y 31,4 % respectivamente? ¿Alguien todavía cree que dichas encuestas, que erraron nada más y nada menos que por 22,6 y 27,7 puntos porcentuales, fueron hechas con total seriedad y transparencia? Resulta un tanto inverosímil.
Fuente: elaboración propia en base a datos de abc.com.py[i], nanduti.com.py[ii], lanacion.com.py[iii][iv], ultimahora.com[v], hoy.com.py[vi] y resultados.tsje.gov.py[vii]
Lo más lógico sería pensar que las encuestas son cada vez más un instrumento de instalación de candidaturas, a fin de hacernos creer que las tendencias son irreversibles. Esto puede funcionar a muchos niveles en calidad de profecía autocumplida, ya sea en su variante de ¨voto a ganador¨, u operando como un factor de resignación y desgano por una segura derrota. Con relación a esto último, es llamativo que el nivel de participación haya bajado en más de siete puntos porcentuales respecto de las elecciones generales de 2013. ¿Qué relación pudo haber habido entre la percepción de que los comicios estaban resueltos de antemano, con una diferencia abismal a favor de Abdo, y el bajo nivel de participación registrado? Es una pregunta sin respuesta, pero que invita a reflexionar.
Incertidumbre en el Congreso
Para estas elecciones se presentaron un total de 29 listas de candidatos para el Senado, entre partidos políticos, movimientos y concertaciones. Un dato llamativo es que por primera vez dos ex mandatarios -Nicanor Duarte Frutos (ANR) y Fernando Lugo (FG)-, además del actual presidente, Horacio Cartes, se presentaron en la búsqueda de una curul en la Cámara Alta. El otro dato de color es que, del total de las listas, tan sólo cinco estuvieron encabezadas por mujeres –situación que se agravó aún más para las presidenciales, en las cuales no hubo ninguna mujer como cabeza de lista-.
De acuerdo con los pronósticos –perfectamente falibles- el PLRA y ANR podrían perder una importante cantidad de bancas, a favor del Frente Guasú, quien resultaría mejor posicionado, y el voto cruzado había sido alto. De este modo, se espera que en ambas Cámaras no haya mayorías, por lo que Abdo debería negociar con la oposición. Sin embargo, aun no hay precisiones debido a que ¨la Justicia Electoral informó anoche que recién una vez terminada la carga de datos preliminares correspondientes a la presidencia de la República comenzarán a contabilizar los datos correspondientes a la Cámara de Senadores.¨[viii]
Sin grandes cambios en las Gobernaciones
Si bien con algunos enroques, el número de Gobernaciones ganadas por cada partido no ha variado prácticamente. El Partido Colorado continuará teniendo en su poder más de dos tercios de las Gobernaciones, sumando en esta ocasión una más que en 2013 (13 en lugar de 12). Por su parte, el PLRA que había obtenido 4 Gobernaciones en 2013 no sufrirá variaciones (si contamos Caaguazu donde triunfó Alianza Ganar como propia) mientras que la Alianza Pasión Chaqueña (APC) perderá su única Gobernación. Los resultados entonces son los siguientes:
El PLRA venció en Concepción, Cordillera y Amambay.
Alianza Ganar triunfó en Caaguazu.
El Partido Colorado se impuso en San Pedro, Guairá, Caazapa, Itapua, Misiones, Paraguarí, Alto Paraná, Central, Ñeembucu, Canindeyú, Pte. Hayes, Alto Paraguay y Boquerón.
De este modo, los cambios se darían en Concepción (pasó del ANR al PLRA), Caaguazu (de ANR a Alianza Ganar), Central (del PLRA al ANR), Ñeembucu (del PLRA al ANR) y Pte. Hayes (del APC a ANR).
A modo de cierre
Paraguay ha elegido quién reemplazará a Cartes desde el 15 de agosto. Los electores decantaron por la continuidad de un gobierno de derecha, muy vinculado con los sectores agroexportadores, ¨sin respuesta alguna a la situación de emergencia social que vive el país, donde más de un cuarto de la población sigue en la miseria, mientras el PIB mantiene un crecimiento sostenido del 4,5 %¨[ix]. Paraguay continúa siendo el país más pobre de Sudamérica, al tiempo que el Partido Colorado sigue comandando los destinos del país desde 1947. Por ende, nada hace suponer que Abdo tendrá las respuestas para elevar la calidad de vida del pueblo paraguayo.
Por último, la muy buena elección de Alianza Ganar, reflejada en la mínima diferencia de 3,7% respecto del Partido Colorado, abre un nuevo interrogante. Y es que, luego de un resultado tan ajustado y con ejemplos recientes de candidatos que perdieron en la primera vuelta para luego imponerse en el balotaje y alzarse con la presidencia –como por ejemplo Kuczynski en Perú o Macri en Argentina-, ¿no es momento de replantearse si el sistema electoral paraguayo debe contemplar esta posibilidad?

Notas

Guillermo Javier González, investigador de CELAG

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