Por Gastón Fiorda*
Buenos Aires, 8 may (PL) Pese a los anuncios de inversión que el
presidente Mauricio Macri formula todos los días, el flagelo de los
despidos en los sectores público y privado sigue siendo la principal
preocupación y motivo del estancamiento de la economía.
Resulta llamativo que en cinco meses de gestión, el Gobierno Nacional
no pudo convencer a sus representados que, pese al ajuste furioso en
marcha, la cosa mejorará en el corto plazo. Simple: no le creen.
El aumento de las tarifas de casi todos los servicios, la suba de los
precios de los alimentos, el miedo palpable a perder el trabajo o no
poder encontrar uno, paralizaron el consumo y deterioraron el mercado
interno: otrora insignia de la recuperación argentina.
Mientras
todo eso pasa, Macri repite que le "duelen" algunas medidas que tomó
pero que resultaron imposibles de evitar. Todo se explica por un mero
eufemismo: sinceramiento de los números; acaso un oxímoron borgeano para
explicar la política ortodoxa que aplica su gobierno.
En ese
contexto, el Congreso volvió a ser un escenario hostil para el
oficialismo. Avanza, con acuerdos abiertos, el frente opositor para
aprobar una ley que prohíbe los despidos y contempla la doble
indemnización para los trabajadores echados sin causa: una práctica
habitual del empresariado nacional.
En paralelo, el bloque
oficialista Cambiemos repitió hasta el hartazgo que tal iniciativa
parlamentaria destruiría aún más el endeble tejido laboral.
Se
convertiría -además- en un escudo frente a las virtuales inversiones que
el mundo pretende desembolsar en esta nueva Argentina, tierra de
oportunidades. Pero una vez más, nadie cree ese relato.
De
hecho, las únicas modificaciones que se atienden son propuestas de
algunos diputados de la oposición que reparan en la delicada situación
de las pequeñas y medianas empresas, que representan el 80 por ciento de
la generación de empleo, y que hoy ven amenazada su estabilidad
económica.
La Cámara de Diputados, en el marco de un plenario de
comisiones, se aprestó a recibir, nuevamente, a los referentes de las
centrales obreras, quienes rechazaron la invitación, y exigieron, a
través de un comunicado conjunto, que dejaran de dilatar el tratamiento y
aprobaran la norma tal cual vino del Senado.
Esta semana, será
el turno de los representantes de las cámaras empresariales y de las
PYMES. También recibirán al ministro de Trabajo, Jorge Triacca. Se
descuenta que serán voces críticas respecto del proyecto que el
oficialismo ha rotulado: ley anti-empleo.
La amenaza pública que
hizo el presidente Mauricio Macri en relación al veto que tendría listo
en caso de aprobarse la ley, agrega un elemento explosivo al
convulsionado presente político; en definitiva, es más lo que colabora
en cohesionar a la oposición que en dividirla.
Y de fondo, como
un telón que comienza a desplegarse, el peronismo inició su camino de
unificación. Convalidó sus autoridades con un mensaje crítico contra el
gobierno. Algunos, por lo bajo, aseguran que comienzan a perfilar una
estrategia electoral para el 2017. Pero para eso falta. Hoy hay
problemas más urgentes por resolver.
* El autor es periodista argentino que colabora con Prensa Latina.
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