Pesado
golpe asestó a Venezuela el fraude de las empresas de maletín que para
realizar importaciones ficticias solicitaron, obtuvieron y
desaparecieron unos 20.000 millones de dólares a tasa preferencial,
según Edmée Betancourt, o 60.000 millones de divisas en varios años,
según el presidente Maduro.
¿Quiénes obtuvieron tan colosales sumas, y para qué?
Luis Enrique Gavazut, en rueda de prensa de 28 de agosto de 2014
sobre “Las listas de ‘empresas de maletín’ publicadas por el MP y
CENCOEX”, señala que en la mayoría de los casos las firmas ni eran de
maletín ni estaban vinculadas al gobierno bolivariano, y ofrece datos elocuentes.
Las 15 empresas que recibieron más dólares a tasa preferencial entre
2004 y 2012 fueron, en orden de magnitud: Una importadora de
automóviles, General Motors Venezolana C.A. con 5.910.439.377 dólares;
una metalúrgica del Estado, SIDOR C.A, con 4.731.508.369; una empresa
importadora de telefonía celular, TELCEL C.A. con 3.784.071.474: otra
importadora de vehículos, TOYOTA DE VENEZUELA C.A. con 2.958.628.451;
una transnacional de alimentos, Cargill de Venezuela S.R.L. con
2.012.237.681; otra importadora de automóviles, Chrysler de Venezuela
U.C. con 1.973.764.842; una procesadora de cereales del grupo Polar,
Provencesa, con 1.898.326.767; una transnacional aérea estadounidense,
American Airlines, con 1.862.644.921, otra importadora de celulares,
Digitel, con 1.848.880.390.
Entre 2004 y 2012, de las cien firmas más favorecidas con divisas
preferenciales, el 45% estaba constituido por empresas de
comunicaciones, servicios y transporte, que recibieron $ 5.514 millones
(68,13% del total) mientras que las empresas de agricultura e industria
venezolanas recibieron sólo $ 25.925 millones (31,78% del total).
De las 15 empresas más favorecidas con divisas preferenciales, diez
son transnacionales, o enclaves de transnacionales. Entre las cien más
privilegiadas, 79,22% son firmas con capital accionario extranjero, y
sólo 15, 64% son de capital nacional. ¿Deben las limitadas divisas
obtenidas con la venta de un bien público como los hidrocarburos,
auxiliar las importaciones del gran capital internacional? Subsidiar
transnacionales y accionistas extranjeros no son nuestras primeras
necesidades.
La Polar y sus empresas afiliadas, tales como Provencesa, Cervecería
Polar C.A., Pepsi Cola de Venezuela y Alimentos Polar C.A. recibieron
en conjunto $ 3.022.465.869, convirtiéndose así en el cuarto grupo
empresarial en recibir más divisas en 9 años. ¿Es imperativo favorecer
con tal subsidio a firmas vendedoras de licor y agua azucarada, que con
su participación en el cierre patronal de 2002 cortaron el suministro
de alimentos para forzar al pueblo a sublevarse por hambre?
No discutimos aquí el otorgamiento alegre de cupos de
remesas para supuestos parientes en el exterior ni la francachela de
dólares asignados a raspacupos que nunca viajaron, ni el diluvio de
divisas que se fueron para pagar importaciones inexistentes de empresas
fantasmas.
De esta lista de asignaciones a empresas reales se desprende un
orden de prioridades. Un dólar concedido a tasa privilegiada, muy
inferior con respecto a la del mercado, debe ser apropiado para
necesidades prioritarias y fundamentales. Pero entre estas quince
empresas favorecidas con las mayores cantidades de dólares
preferenciales figuran cinco importadoras de automotores, esencialmente
de vehículos individuales ¿Se puede aceptar que, en un país ya
congestionado de vehículos, la primera prioridad sea subsidiar un bien
reservado para consumo personal de la clase media y alta? En el hit
parade de las empresas más favorecidas figuran también cinco de
telecomunicaciones, y sobre todo de telefonía celular ¿Es indispensable
para el desarrollo de una economía socialista una importación masiva de
celulares, a pesar de que en Venezuela hay ya más celulares que
habitantes?
Llama la atención que una empresa pública, Siderúrgica del Orinoco,
reciba 4.731.508.369 dólares, cuando más bien debería estar
produciéndolos.
Llama todavía más la atención que las firmas favorecidas con divisas
preferenciales para importar productos, los revendan luego en el
mercado con sobreprecios atroces, mayores que los que cabría esperar si
hubieran sido adquiridos con dólares de mercado negro.
Las divisas obtenidas de la explotación de hidrocarburos son el
instrumento fundamental de las autoridades venezolanas para cumplir sus
políticas sociales y de desarrollo. Éstas difícilmente se cumplirán si
se desvían hacia transnacionales importadoras de bienes suntuarios.
Es imprescindible revisar en forma integral estas políticas. Hace
tiempo avanzamos en propuestas que coinciden con las ahora formuladas
por Luis Enrique Gavazuts: auditoría pública integral de los
otorgamientos de divisas, y asunción por el Estado de la importación de
bienes esenciales para la subsistencia y el desarrollo del país.
Transnacionales y empresas extranjeras, celulares y automóviles de
paseo no son nuestras primeras necesidades. Si estos errores no se
corrigen, el pueblo corregirá a quienes los cometen. Moral y luces son
nuestras primeras necesidades.
(Tomado de Aporrea)
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