París, 15 feb (PL) Como la famosa crónica de una muerte anunciada, el diferendo de matices políticos entre Francia y México ingresó en un callejón sin salida, sufrirá el ámbito cultural y nadie sabe a dónde conducirá el contencioso champaña vs tequila.
La víspera Francia decidió mantener el Año de México en su territorio pero con bastantes reservas. El presidente de la República, Nicolás Sarkozy, dijo que se utilizaría como tribuna para denunciar el expediente de Florence Cassez.
Sarkozy pidió asimismo el traslado de la ciudadana francesa a una prisión de su país. La respuesta mexicana no se hizo esperar. Ni lo uno, ni lo otro. O sea cero movimiento de Cassez y boicot al Año de México en Francia.
El comunicado de la Cancillería mexicana no deja lugar a dudas respecto a su postura vertical:
"La postura del Gobierno de México con respecto al proceso seguido a Florence Cassez es conocida. El expediente es cosa juzgada: existe una sentencia definitiva impuesta por un poder autónomo que procedió, en todo momento, conforme al derecho".
Antes, Sarkozy destacó que "anularlo (el evento mexicano aquí), sería ir en contra del pueblo mexicano y en contra de los intereses de Florence", tras reunirse durante una hora con Charlotte y Bernard Cassez, los padres de la sentenciada.
Florence Cassez, de 36 años, fue condenada a 60 años de cárcel por complicidad en secuestro, asociación de malhechores y tenencia de armas. El jueves pasado recibió la negativa a su recurso de amparo para salir de prisión.
A todas luces París contaba con un veredicto favorable, cuando el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito de México desestimó un amparo para otorgar la libertad a Cassez.
La reacción del Gobierno de Francia llevó el asunto a niveles bien altos de diferendo, con duras declaraciones de la ministra de Asuntos Exteriores, Michele Alliot-Marie, quien consideró "una decisión inicua".
Alliot-Marie convocó al embajador de México en Francia, Carlos de Icaza, para expresarle su airado disgusto y adelantó que el asunto tendrá consecuencias en los nexos bilaterales, sin especificar.
Al margen de las cuantiosas pérdidas económicas que significaría la cancelación total de las actividades programadas en las jornadas culturales, comerciales, científicas y económicas, no se sabe todavía el impacto real en los nexos bilaterales.
París y México tienen lazos privilegiados con una amplia cartera de convenios de cooperación e intenso comercio. Los actuales gobernantes son considerados de centroderecha y ponderan una agenda internacional con bastantes similitudes.
Hasta dónde la guerra entre champaña y tequila llegará, es difícil de vaticinar. Pero lo que sí está claro es el choque de imprevisibles consecuencias, a menos que las partes flexibilicen sus posturas.
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