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miércoles, 9 de octubre de 2019
La oposición boliviana acelera la guerra sucia para impedir la reelección de Evo
Sullkata M. Quilla
Los incendios en la Chiquitanía y la desconfianza en el Tribunal
Supremo Electoral (TSE) se han convertido en las dos puntas de lanza con
las que la oposición busca disminuir la gran ventaja que, según todas
las encuestas Evo Morales les lleva a sus competidores de cara a las
elecciones generales del 20 de octubre.
La derecha boliviana, apoyada por Estados Unidos y Colombia, y grupos
ideológicamente similares de Venezuela y Nicaragua, apuesta a generar
un ambiente de convulsión social que ponga en duda la legalidad y la
legitimidad de una victoria de Morales, para así alentar un escenario de
desestabilización, similar al creado en Venezuela.
A dos semanas de las elecciones generales, el país amaneció amenazado
con una ‘revolución de colores’. Luis Fernando Camacho, exjefe del
comité Pro Santa Cruz habló de la necesidad de avanzar en su sueño
secesionista. Con mucha similitud a los denominados intentos de golpes
blandos en Europa del este, Camacho instó claramente a la ‘rebeldía y
desobediencia, ante un posible fraude’ electoral.
El 23 de agosto de 2008 el expresidente del Comité Cívico de Santa
Cruz Bronco Marinkovic (prófugo de la justicia por sedición y
separatismo), planteó que la autonomía ya era insuficiente y había que
pasar al federalismo de la llamada Media Luna -Tarija, Pando, Santa Cruz
y Beni- con acciones de fuerza de manera escalonada
Mientras, los focos de incendio en la Chiquitanía —que es una zona de
transición entre el Chaco y la Amazonía—, han sido atribuidos por la
oposición a normas aprobadas por el gobierno para ampliar la frontera
agrícola y la quema controlada, que es una técnica empleada
tradicionalmente para mejorar la calidad del suelo para una próxima
siembra de cultivos.
Respaldada por medios de comunicación hegemónicos, nacionales y
trasnacionales, la oposición partidaria y la camuflada en las
autodenominadas “plataformas ciudadanas”, ha construido esta imagen para
reforzar la posición anti-Evo.
La ofensiva es sobre los sectores de la población que respaldaron la
marcha de un grupo de indígenas del Tipnis en 2011 y que en el
referéndum del 21 de febrero de 2016 votaron en contra de la propuesta
de modificar el artículo 168 para habilitar a Morales para las
elecciones de este año.
También es posible que surja algún grupo de jóvenes supuestamente
ambientalistas para presentar a una contraimagen construida del líder
indígena sobre su conocido respeto a la Madre Tierra. Duppel en su visita a Santa Cruz
La oposición ataca, asimismo, la credibilidad del Tribunal Electoral
poniendo en duda. su imparcialidad. Hace una semana, el embajador de
Alemania, Stefan Duppel, en claras declaraciones tan injerencistas como
irresponsables dijo: “A mí me preocupa el día después de las Elecciones
¿Están todos de acuerdo en que esos resultados son limpios? Yo creo que
hay mucha desconfianza en general en elecciones”.
Las declaraciones de Duppel evidencias la estrategia de la oposición
para desconocer los resultados de unas elecciones en las que le darían a
Evo Morales una victoria en primera vuelta. Seguramente si no se
viviera una etapa preelectoral, el embajador sería expulsado del país.
Cambio reportó el apoyo a esta manifestación de representantes de la
extrema derecha boliviana como Carlos Sánchez Berzaín (prófugo en
Estados Unidos tras la matanza de octubre de 2003) y Leopoldo Fernández,
exprefecto de Pando condenado el 10 de marzo de 2017 a 15 años de
cárcel por la denominada Masacre de Porvenir, que el 11 de septiembre de
2008 costó la vida a 13 personas, en su mayoría campesinos.
Medios de prensa alertaron recientemente sobre la presencia en el
departamento cruceño de un equipo de expertos civiles y militares
encabezados por George Eli Birnbaun, consultor político estaounidense,
que llegó a ser jefe de gabinete del primer ministro de Israel, Benjamin
Netanyahu, además de trabajar con Arthur Finkestein, diseñador de
estrategias para los republicanos en Estados Unidos.
Birnbaun también dirigió el equipo de campaña política de Martha
Lucía Ramírez, vicepresidenta de Colombia, a favor de quien aplicó la
estrategia de las falsas noticias, concluye La Época. * Antropóloga y economista, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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