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lunes, 21 de octubre de 2019

La marcha de la economía estadunidense: la novena



La precariedad de los empleos en Estados Unidos es creciente. Lo aseguran y muestran analistas especializados. Afirman que hay nuevas características en los empleos derivados de la más severa crisis de la posguerra, hoy denominada Gran Recesión. Severa, al considerar duración y profundidad. Cerca de 18 meses viendo la regresión de indicadores. Sí, producción industrial, producto interno bruto, pérdida de empleos y número de horas que cada trabajador que conservó su empleo en la manufactura debió laborar. Entre otros. Y profundidad mayor a las anteriores por un descenso de la producción industrial de menos 15 por ciento y del producto bruto de menos cuatro. Y una pérdida acumulada de ocho y medio millones de empleos. Y un incremento de hasta 15 por ciento en las horas trabajadas por hombre ocupado en la manufactura. Sí, de noviembre 2007 a diciembre 2009.
A comienzos de 2010, éstos y otros indicadores empezaron a frenar ese deterioro iniciado a finales de 2007. La crisis del 29 sólo duró 10 meses. Esta Gran Recesión excedió las recesiones de 16 meses de 1973-1975 y 1981-1982. Y los descensos industriales anteriores de menos 12 y menos siete, respectivamente.
Además –reiteramos–, nunca se había despedido a ocho y medio millones de personas entre el mes de máxima ocupación (noviembre 2007) y el previo al inicio de la recuperación (diciembre 2009). Terribles 25 meses de deterioro. Incluyen una caída de ingresos familiares medios de menos ocho por ciento. La Gran Recesión es digna de su nombre. Con deterioro, incluso, luego de la declaratoria oficial de su término decretado por la Oficina Nacional de Investigación Económica. Un caracterización suscrita y explicada por el profesor Arne L. Kalleber, estadunidense de origen noruego, especialista en sociología del trabajo de la universidad pública más antigua del vecino país, la de Carolina del Norte, en Chapell Hill. Junto con el joven profesor de la Universidad de California en Los Ángeles, Till M. Von Wachter, hacen un interesante análisis sobre las características de la ocupación durante y después de lo que también identifican como la más severa convulsión de Estados Unidos de la posguerra.
Los empleos posteriores a esta gran convulsión han modificado lo que también especialistas en situación laboral, como Evert-jan Quak, Annemarie van de Vijsel y Lea Vosko, identifican como las cuatro condiciones estándar de la ocupación: 1)seguridad y estabilidad (contratación indefinida); 2)jornada de tiempo completo (diario y anual); 3)prestaciones tradicionales (salario fijo, seguridad social, aguinaldo, fondo de ahorro, fondo de previsión, fondo de vivienda, prima vacacional, reparto de utilidades, fondo de pensiones, derecho a la pertenencia sindical, entre otras); 4)supervisión y dirección del trabajo.
Actualmente hay más inseguridad, incertidumbre, disminución de membresía sindical, estancamiento salarial, alta participación de bajos salarios y mayor participación de trabajadores de tiempo parcial, deficiencia en prestaciones sociales de los empleos y, en general, descenso en los derechos laborales. Sí, actualmente hay más precariedad en el trabajo y tienden a romperse las características tradicionales del empleo. Incluso, con afectaciones al bienestar físico y mental. Ya profundizaremos un poco sobre esto. De veras.

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