Somos un Colectivo que produce programas en español en CFRU 93.3 FM, radio de la Universidad de Guelph en Ontario, Canadá, comprometidos con la difusión de nuestras culturas, la situación social y política de nuestros pueblos y la defensa de los Derechos Humanos.

jueves, 23 de noviembre de 2017

La anticorrupción, una estrategia de las elites para evadir sus responsabilidades






La lucha contra la corrupción en Ecuador es una estrategia política promovida por las elites económicas para ignorar los factores estructurales que permiten el flujo ilícito de capitales, verdadero problema del país y la región.


 

La corrupción no es el mayor problema del Ecuador. Sin embargo, en los primeros 100 días de gobierno, el presidente Lenín Moreno se ha dedicado a combatirla. Su lucha hace eco a empresarios, turbas enardecidas, medios de comunicación y oposición partidista, que consideran a la corrupción como causante de todos los males. Mientras tanto se ignoran afectaciones financieras mucho más cuantiosas para el país.

 

El ‘detonante’ fue el escándalo político del caso Odebrecht y Petroecuador, con relación al vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas y exfuncionarios del gobierno correista. Moreno llegó a culparlo de todo a la administración de su antecesor, acusándo a sus integrantes de  “mafiosos”. Su respuesta fue instalar un Frente Anticorrupción y desatar una cruzada por toda la función pública. Pero, ¿esta lucha es justificable o es solo demagogia?

 

Según el Procurador General del Ecuador, Diego García, se estima que más de 50 millones de dólares se entregaron en coimas en el Caso Odebrecht -la empresa brasileña acepta que fueron 33.5 millones-. El alto monto ha desatado publicaciones, marchas y es el estandarte que justifica la agenda anticorrupción.

 

Sin embargo, la cifra es ínfima comparada con los 400 millones de dólares que pierde aproximadamente el Ecuador por evasión de impuestos cada año. “Desde el 2000 hasta marzo de 2016 cerca de 4.500 millones ha dejado de percibir el Estado”, afirmó el titular del Colegio de Economistas de Pichincha. Es así que mientras los millones de Odebrecht duelen e indignan a los ecuatorianos, los miles de millones en ilícitos tributarios son ignorados.

 

Entre 2012 y 2016, los 200 grupos económicos más grandes del Ecuador sacaron al exterior aproximadamente 49 mil millones e introdujeron 35 mil millones. Una diferencia de 14 mil millones, equivalente al 14% del Producto Interno Bruto (PBI) o aproximadamente el 50% del presupuestogeneral del Estado ecuatoriano para 2018. Dinero que se quedó en guaridas fiscales, afectando a la recaudación tributaria y el desarrollo del país.

 

Esto quiere decir que existen problemas mucho más grandes que afectan a los bolsillos de los ecuatorianos. Y aunque debe existir cero-tolerancia contra la corrupción a todos los niveles del Estado y sin importar la cifra, esta no es el problema. Simplemente es un subproducto de falencias estructurales causadas por el capitalismo y la liberalización del mercado financiero internacional.

 

Lo irónico es que, como dice el economista Juan Valerdi, “los que luchan contra la corrupción son amigos de los que hacen las operaciones”.  En una economía neoliberal al desregularizar el mercado y reduce el tamaño del Estado, la misma fiscalización y control para ‘luchar’ contra la corrupción serían imposibles. Para entender esto es importante recordar la crisis del 2008 y cómo el lobbying (corrupción legalizada) causó el debacle financiero.

 

Además como explica Anja Rohwer, del Instituto para Investigación Económica de la Universidad de Munich, la corrupción es “una variable que no puede ser medida directamente” y esto, según economistas de Harvard y el Massachusets Institute of Technology (MIT), representa un problema empírico ya que cómo cuantificar el problema de algo que por definición está oculto y no se puede ‘medir’. Esto no significa que se debe justificar o ignorar la corrupción pero si buscar la fuente del problema.

 

Inclusive en términos globales la corrupción no representa la mayor afectación. Según un reporte de la Red de Justicia Fiscal de América Latina y el Caribe, el 63% del total de flujos ilícitos globales son generados por grandes bancos, transnacionales y elites económicas, el 37% por todo tipo de criminalidad, y solo el 3% corresponde a la corrupción gubernamental. Estos flujos financieros ilícitos (FFI) se entienden como movimientos de dinero entre países que han sido ganados, transferidos o utilizados de manera ilegal.

 

Para el economista Dev Kar, los FFI son las razones que verdaderamente afectan a los países en desarrollo. En un reporte de Global Financial Integrity se estima que Ecuador entre 2004 y 2013 ha perdido aproximadamente 25 mil millones de dólares en facturación fraudulenta.  Es decir que el 98% de los FFI responden a la sub y sobrefacturación en aduanas. Y en 2017 para la región estos representanaproximadamente un 87%.

No hay comentarios: