Acusaciones
mutuas entre distintas fuerzas de derecha quienes se señalan de
promover un Golpe de Estado se han intensificado durante la última
semana, derivado de un cuestionado proceso de elección de magistrados
de la Corte Suprema de Justicia, que fue suspendido por la Corte de
Constitucionalidad temporalmente. De manera paralela surgieron en meses
previos, denuncias verbales implicando a la
Presidencia-Vice-Presidencia de la República por supuestos actos de
corrupción, vínculos con el capital mafia e intentos de censura de
medios de comunicación, dentro del marco de una trama que evidencia el
profundo deterioro del sistema político guatemalteco.
Tensiones intrasistémicas
Se asiste a un momento de intensa disputa entre tres corrientes
políticas de derecha que está propiciando inestabilidad en el sistema
político. Esto sucede en un contexto en que los pactos políticos que se
suscribieron al crearse la Constitución de la República en 1985, y los
que posibilitaron la firma de la paz en diciembre del 1996, han
desvanecido y no existe una nueva plataforma y agenda nacional
consensuada que permitiría redireccionar el destino de la nación hacia
un futuro distinto.
No se han creado nuevos espacios de
participación política que trascienden la lógica de la democracia
liberal y representativa, en tanto que la estructura política formal
demuestra una creciente incapacidad para canalizar o responder a los
anhelos transformadores de las fuerzas democráticas y sociales. El
deterioro de las prácticas políticas responde a la lógica del capital
en su sentido más perverso.
Existe una disputa entre
capitales(emergentes, mafia y oligárquicos) que se ha intensificado;
ésta se expresa en la arena política a un año del próximo proceso
electoral y permea a los tres organismos del Estado.
Las
crecientes movilizaciones de los pueblos originarios, comunidades
campesinas y organizaciones populares en contra del modelo de
acumulación por despojo y su demanda de autodeterminación, actualizan
el histórico miedo clasista, el racismo y el modus operandi autoritario
de una clase dominante que nunca apostó a la construcción de un sistema
político democrático.
Los juicios contra militares implicados
en masivas violaciones a los DDHH que tuvo su momento cúspide en el
juicio en contra del General Ríos Montt por genocidio y delitos contra
la humanidad, y cuya sentencia condenatoria fue anulada( mayo 2013), no
cesarán, como tampoco el reclamo de las victimas porque aparezcan los
más de 45,000 desaparecidos. Esta heroica y valerosa actuación de las
comunidades de sobrevivientes, y los familiares se enfrenta a la
rearticulación de grupos de militares-ex militares quienes aspiran a
detener estos procesos al costo de lo que sea.
El avance de
la influencia –control de capitales mafias sobre estructuras de poder
local, partidos políticos, y algunas estructuras del Estado está
propiciando disputas por negocios, tensiones porque altera las reglas
del juego del sistema político (financiamiento campaña electoral,
votación de diputaciones); genera desequilibrios en el acceso a la
justicia ( impunidad, compra y designación de jueces etc.) e impide que
se avance en reducir los altos niveles de inseguridad y violencia.
¿Posibilidades de Golpe de Estado?
Desde hace unos años han surgido iniciativas para reformar la
Constitución de la República promovidas por expresiones políticas de
derecha que no lograron concretarse. En el fondo se busca modificar las
reglas del sistema político existente para blindarlo de cualquier
posibilidad de transformación democrática. La clase dominante teme que
las fisuras en el sistema de dominación podrían ensancharse e inducir
el voto ciudadana hacia una opción de izquierda o centro-izquierda. De
manera más reciente, otras voces han planteado la necesidad de una
reforma constitucional con fines de mejorar el funcionamiento del
sistema de justicia y democratizar el Estado. No obstante, en este
momento, no existen ni consensos, ni fuerza social que se haya
apropiado de esta propuesta.
En los últimos dos años y medio
( 2012-2014) se ha registrado un marcado deterioro en el respeto a los
derechos humanos y está en marcha una estrategia represiva que tiene la
manifiesta intención de debilitar a los pueblos que defienden su
territorio donde se pretende impulsar el modelo de acumulación por
despojo.
Durante los últimos años, se constata el
resurgimiento y fortalecimiento de una extrema derecha al cual están
vinculados militares, empresarios, columnistas, supuestos académicos
etc. que cuentan con vínculos y soportes de quienes manifiestan
similares perspectivas ideológicas en el ámbito continental. Pretenden
recuperar un espacio político (conformación de su propio partido y
movimiento ciudadano que los respalda), tener influencia directa en el
ámbito estatal (remilitarización, inteligencia, control social,) y
enfrentan actualmente mediante distintas estrategias a quienes han
identificado como su nuevo enemigo interno. Basado en una falaz
interpretación de la guerra de cuarta generación, interpretan las
luchas de los pueblos originarios, comunidades en resistencia y
comunidades campesinas desde una perspectiva de la lógica
contrainsurgente. Su discurso y actuación revelan una peligrosa
tendencia hacia la radicalización.
A diferencia del intento
de Golpe de Estado de Serrano Elías en 1993 cuando éste fue derrotado
por la sociedad civil, una fracción de militares y las cámaras
empresariales, quienes entendían que no existían condiciones políticas
para un retroceso en el proceso de democratización apenas iniciado, en
la actualidad el consenso en torno a la defensa de un régimen
democrático se ha resquebrajado a nivel de las elites y sus aliados
político-militares.
Las tensiones intra-sistémicas se
agudizan y podrían gestarse distintos escenarios antes, durante o como
resultado del proceso electoral del 2015. Una crisis que conlleva a un
rompimiento constitucional no puede descartarse, aunque es más
probable, que de manera temporal, las distintas fuerzas de derecha en
disputa arriben a un acuerdo político para no profundizar la
inestabilidad en el sistema. Hay que estar atento a los
acontecimientos.
Simona Violetta Yagenova. Investigadora FLACSO Guatemala
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