Fuentes: Rebelión
Desde siempre y
por los esmerados esfuerzos del colonialismo, África está destinada a
convertirse en la gran caja de resonancia de los dramas de la humanidad a nivel
político, social, económico y fundamentalmente en cuestiones sanitarias.
Siempre, absolutamente siempre las tasas de enfermedades que han estremecido al
mundo, en África, particularmente en África Subsahariana, repercuten todavía
mucho más, quizás el SIDA, haya sido el mejor ejemplo de esta aseveración, ya
que tomó la característica de pandemia, como en ningún otro lugar del mundo,
según datos de 2018, de la OMS (Organización Mundial de la Salud), el 66 por
ciento de todos los infectados con SIDA viven en África lo que equivale a unos
25.7 millones de personas. Mientras que otras enfermedades, como el Ebola,
Cólera, Gripe A, Tuberculosis y un largo etcétera, han hecho y siguen haciendo
estragos en el continente, por lo que las voces que ya están alertado en las
consecuencias que tendrá la población de ese continente cuándo el Covid-19 dé
de pleno. Hasta ahora, África registra solo 8 mil, 334 muertos y 702 personas
se han recuperado.
La directora de la Oficina Regional del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas para África,
Ahunna Eziakonwa, declaró que África se enfrenta a un “colapso completo
de las economías y medios de vida” a menos que se pueda contener la
propagación del coronavirus, lo que de hecho es literalmente imposible.
Los
conglomerados de las grandes ciudades africanas, se caracterizas quizás y
fundamentalmente por varios rasgos en común, el hacinamiento, la escases o la
falta absoluta de los servicios sanitarios mínimos, (aguas corrientes, cloacas,
tratamiento de desperdicios y de aguas residuales) la endémica deficiencia en
las áreas de la atención de salud de las grandes mayorías de esas poblaciones. Por
lo que si alguien preparó una gran bienvenida al Coronavirus en África, ha
estado atento a todos los detalles.
En este panorama
habría que agregar el agravante que esta vez los grandes socorristas
internacionales, fundamentalmente provenientes de Europa y los Estados Unidos,
no estarán en condiciones de asistir, ya que todos sabemos, a los que se
enfrentan en los Estados Unidos, Italia, España, Francia, el Reino Unido y casi
todo el resto de los países europeos. Occidente ya no solo está en guerra
contra la enfermedad, sino en una guerra no declarada por barbijos y
respiradores, que se asemeja más a los desesperados huéspedes del Titanic, que a las naciones más avanzadas
del mundo en pleno siglo XXI, que enfrenta enfermedades bíblicas con métodos
medievales, cuarentenas y sálvese quien pueda, general, que nos puede colocar
en pocas semanas más en el alucinado mundo de Mad Max, una saga cinematográfica, post apocalíptica, que reflejaba
una sociedad imposible de considerar real apenas cinco meses atrás.
Aunque África,
ya, hace más de una década vive en muchas regiones ese mundo Mad Max, en que descontroladas bandas
armadas recorren caminos, en vehículos artillados y motos diseñadas para
transitar los peores caminos y armados con materiales de última generación, en
muchos casos superiores en cantidad y calidad a los de los ejércitos regulares
que deben contenerlos, toman ciudades, produciendo matanzas y saqueos, al tiempo
que desafían el poder de Estados, por lo menos desde lo formal, perfectamente
constituidos.
Una leyenda
urbana, que como tal nunca fue confirmada, dice por ejemplo el SIDA, no fue más
que un experimento de laboratorio que de alguna manera escapó de su cubeta,
sobre el coronavirus, ya corren más o menos las mismas teorías conspirativas, pero
lo que no es leyenda urbana, ni teorías conspirativas imposibles de comprobar
es lo de las bandas armadas que con la Kalashanikov
en una mano y el Sagrado Corán en la otra aunque no lo sepan leer, miles de
jóvenes, y no tanto, sin destino, lo están buscando.
Hasta ahora como
decimos más arriba el COV-19 ha matado en el continente 334 personas, prácticamente una bicoca si se
tiene en cuenta que solo en un atentado de la organización wahabita al-Shabaab en pleno centro de la ciudad
de Mogadiscio, capital de Somalia, el 14 de octubre de 2017 murieron,
oficialmente, 587 personas. (Ver Somalia: al-Shabaab
manda.)
Este virus no ha
escapado de ningún laboratorio científico, este virus, es una extraña mutación
que se ha dado tras el entrecruzamiento del Departamento de Estado,
norteamericano y la monarquía Saudita, que consiguió un gran éxito en la guerra
antisoviética de Afganistán, y quiso ser utilizado más de veinte años después
para exterminar los últimos gobiernos populares del islam, Libia y Siria, que se
conformaría finalmente como la última escala antes de golpear de lleno contra
la República Islámica de Irán.
Como aquel
fantasma que alguna vez recorrió Europa, hoy el virus wahabita recorrer gran parte del mundo, generando miles de muertos
desde Nigeria a Filipinas, golpeando fuertemente en Europa, y hoy amenazando
sociedades tan complejas como la de la India (Ver: El Daesh en India un choque
inevitable)
Chad declara la guerra a Boko Haram.
La última gran
aventura de este tipo de bandas terroristas, la ejecutó la tan conocida como
letal, Boko Haram, quien asesinó en
el mismo día en dos ataques diferentes a unos 500 kilómetros uno del otro,
cerca de un centenar de soldados del ejército del Chad y casi cincuenta del
ejército nigeriano. (Ver: Boko Haram, el potente músculo del terrorismo.)
En una operación
bautizada como Cólera de Boma, por el
lugar donde se produjo el ataque contra las fuerzas del Chad, y en el marco la Fuerza Multinacional Conjunta, que
tendría que estar integrada por los ejércitos de Nigeria, Chad y Níger, para exterminar
a los grupos de muyahidines de Boko Haram, que operan en las islas de lago
del Chad, esta vez solo militares chadiano produjeron a los takfiristas unas 76 bajas.
Esta acción
provocó de inmediato que el líder de la organización terrorista, el alucinado Abu
Bakr Shekau, ya dado por muerto más de media docena de veces, llamará sus hombres
a resistir, lo que se espera esta vez sí una larga guerra. Al tiempo que
desafió al presidente chadiano Idriss Déby, quien dirige la operación desde el
mismo teatro de operaciones, con una declaración conocida por las redes
sociales, en la que dice: “No creas que porque has estado en los frentes de varias
guerras, puedes combatir a quienes elegimos luchar por la religión”.
El presidente
Déby, el pasado sábado cuatro, denunció que en realidad su país está “desafortunadamente”
solo soportando la mayor parte del peso de la guerra, contra la insurgencia
fundamentalista. El ejército chadiano persiguió a los insurgentes hasta la
frontera con Nigeria, prefiriendo contenerse en esas líneas, sin que se conozca
hasta ahora si eran esperados por el ejército nigeriano y cual fue ese
resultado.
Si bien Déby,
dice que los terroristas con las bajas producidas por la operación, Cólera de Boma, sabe que si no se
consigue cortar la financiación y el reclutamiento, de estas organizaciones,
dos acciones mucho más difíciles de reprimir que la propia guerra, en poco
tiempo más, ataques como los de Boma, o quizás más importantes se volverán a
repetir.
Los ejércitos
africanos están exhaustos, de correr detrás de las acciones a pesar de la ayuda
militar de Francia y Estados Unidos fundamentalmente, pero la pandemia ha
corrido el eje de las prioridades, de estas naciones que quizás se replieguen
dejándolos solo, dado la cantidad de recursos que se necesitarán no solo en el
pico de la crisis sanitaria, sino también para superar la grave crisis
económica que el Covid-19 va a dejar, una vez superada.
Por lo que
África se deberá enfrentar prácticamente sola nos solo la pandemia, para los
que tiene escasos recursos, al tiempo que docenas de organizaciones terroristas
que desde las costas del Mediterráneo, hasta los bosques de Mozambique, altamente
entrenadas, con equipamiento de altísima calidad, y cientos de miles de jóvenes
anhelantes para dejar atrás la pobreza que el colonialismo ha convertido en
crónica en el continente, donde al parecer el mundo Mad Max está a la vuelta de la esquina.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista
Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En
Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.
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