En 1976, en el marco de una campaña impulsada por Estados Unidos con el objetivo de desestabilizar al Gobierno revolucionario de La Habana, la CIA atentó contra un avión cubano que se dirigía a Guyana y las Islas Barbados. 73 pasajeros murieron a causa del estallido de dos bombas en pleno vuelo.
Este trágico suceso fue atribuido a cuatro agentes a sueldo de los servicios secretos estadounidenses: Hernán Ricardo y Freddy Lugo, acusados de ser los autores materiales, y Posada Carriles y Orlando Bosch, identificados como los autores intelectuales.
34 años después de esta masacre, el que es considerado como el principal autor intelectual del atentado, Posada Carriles [1], y que cuenta con un largo historial de atentados en zonas turísticas de Cuba, vive actualmente en EEUU sin que las autoridades judiciales del país le hayan enjuiciado por su responsabilidad en los atentados del 76.
Un comité de familiares de las víctimas del la voladura del avión enviaron este miércoles una carta [2] al Presidente de EEUU, Barack Obama, para que las autoridades norteamericanas juzguen y condenen a Posada Carriles a partir de las pruebas que lo vinculan con el ataque.
Según se afirma en la carta, Posada Carriles ha comparecido ante la prensa de su país y se ha mostrado orgulloso de la matanza.
Más pruebas
El pasado mes de julio, un mercenario de la CIA capturado en Venezuela, Francisco Antonio Chávez Abarca, autor confeso de la colocación de explosivos en instalaciones turísticas cubanas, y reclutador de mercenarios, reconoció que fue Posada Carriles, en contubernio con la Fundación Nacional Cubanoamericana, quien facilitó los medios, la instrucción y el financiamiento para garantizar la perpetración de los actos criminales que terminaron con la vida de civiles inocentes.
El comité de víctimas termina advirtiendo a Obama que “no puede continuar la impunidad de asesinos confesos en Estados Unidos”.
LibreRed.net
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