Pandemia
Nueva York. Las consecuencias económicas del manejo de la
crisis del coronavirus han dejado a 10 millones de trabajadores en el
desempleo en las pasadas dos semanas, cifra sin precedente en la
historia de Estados Unidos, mientras la pandemia, lejos de culminar,
sigue clausurando más zonas del país y abrumando a su fraccionado e
insuficiente sistema de salud a tal extremo que ahora el
superpoderestá recibiendo apoyo caritativo internacional.
Mas de 6.6 millones de estadunidenses solicitaron beneficios de
desempleo la semana pasada, reportó ayer el Departamento de Trabajo.
Combinado con los 3.3 millones de desempleados registrados la semana
anterior, un total de 10 millones de trabajadores se quedaron sin empleo
en sólo dos semanas, un número sin precedente en un periodo tan breve.
Pero estas cifras únicamente registran los que tienen derecho a estos
seguros de desempleo estatales, y no a los que no tienen acceso a este
tipo de asistencia oficial, entre ellos gran parte de la comunidad
inmigrante indocumentada.
La devastación económica, resultado en gran medida por el manejo
tardío y caótico de la pandemia por el gobierno federal, apenas se está
registrando, provocando cada vez más dudas sobre un retorno a la
normalidady alarmas de una recesión no sólo profunda, sino posiblemente mucho más extendida de lo que se contemplaba apenas hace unas semanas.
En el plazo inmediato, algunos pronostican una tasa de desempleo de
10 por ciento, el triple del nivel que prevalecía hace sólo un mes, con
otros ofreciendo cifras mucho más altas. Algunos economistas ya
contemplan la posibilidad de que el desplome en la actividad económica
podría ser de las dimensiones del peor momento de la Gran Depresión en
los años treinta.
Mientras tanto, en medio de todo esto, Donald Trump envió un mensaje
furiosoal liderazgo demócrata, acusándolo de fomentar división en un juego político
en medio de una pandemia, en respuesta al anuncio de que los demócratas en el Congreso iniciarán una investigación sobre la respuesta a la crisis por la Casa Blanca. Y una vez más, Trump regresó a su contraataque de siempre:
esto es una cacería de brujas.
Pero cada vez hay más evidencia de que el mal manejo de la crisis
durante los últimos dos meses por el gobierno de Trump multiplicó las
consecuencias que hoy día abruman a un país con ahora aproximadamente 80
por ciento de su población nacional bajo algún tipo de cuarentena, y
que enfrenta el colapso en varias partes de su sistema de salud.
Estados Unidos sigue como el número uno en el mundo en casos de
contagio, más de 234 mil, y el número de muertes como resultado ya
supera 5 mil 700.
La reserva de emergencia de equipo de protección personal, como
mascarillas, guantes y batas del gobierno federal, está casi agotada,
mientras continúa la carencia de aparatos de asistencia respiratoria por
todo el país, lo cual está llevando a que doctores en lugares como
Nueva York tengan que tomar decisiones innecesariamente difíciles sobre
cuál paciente merece o no vivir.
Ante ello, se están aceptando donaciones caritativas del exterior.
Algunos observadores señalan que Estados Unidos, antes proveedor de
asistencia humanitaria internacional, se está volviendo en país
receptor, al aceptar un cargamento de mascarillas medicas y otro equipo
enviado el miércoles a Nueva York después de que Trump aceptó el
ofrecimiento de asistencia de su hómólogo ruso, Vladimir Putin.
Hace un par de semanas, el multimillonario asiático Jack Ma y su
fundación Alibaba en China anunció una donación médica privada a Estados
Unidos de un millón de mascarillas y 500 mil pruebas diagnosticas. Una
entrega de equipo médico a Cuba por el mismo Ma fue frenada hace unos
días debido a las medidas del embargo estadunidense.
Pero un sector de la economía parece estar experimentando un auge: el
de las armas de fuego personales. Hay un incremento en la demanda, con
la Oficina Federal de Investigación recibiendo durante marzo 3.7
millones solicitudes de verificación de historial que son necesarias
para autorizar algunas ventas de pertrechos, más que en cualquier otro
mes en tiempos recientes.
El gobierno de Trump proclamó que durante la pandemia las tiendas de armas de fuego son negocios
esenciales, permitiendo que sigan abiertas, al igual que farmacias y supermercados.
Algunos doctores están rogando que la gente evite disparar, para dejar lugar en los hospitales a los enfermos de Covid-19.
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
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