BRASIL
Victoria insuficiente de Rousseff
La candidata de Lula gana las elecciones pero necesitará una una segunda vuelta
Con 89,36 por ciento de los votos escrutados por el Tribunal Superior Electoral (TSE) la candidata presidencial brasileña por el Partido de los Trabajadores (PT) Dilma Rousseff se mantiene arriba con 45,66 por ciento de los votos, la sigue José Serra con 33,18 por ciento y en tercer lugar Marina Silva del Partido Verde (PV) con 19,97 por ciento.
Con estos resultados, José Serra "salva" su carrera política y Marina Silva consolida su alternativa y su capacidad de negociación cara a la segunda vuelta, el próximo 30 de octubre. Serra acentuó en los últimos días sus críticas y la denuncia de que un éxito excesivo de Lula y del PT supondría un riesgo para la vida democrática brasileña. "La segunda vuelta es necesaria para el bien de Brasil", aseguró segundos después de depositar su voto.
Las enormes expectativas despertadas por la candidatura de Dilma pueden terminar perjudicándola en segunda vuelta, si su triunfo, indudable, pero insuficiente, en la primera ronda se percibe como una derrota. Si, adelantado el escrutinio, Dilma Rousseff se mantiene en torno al 43-45% de los votos, la negociación para la segunda vuelta se complica y da un papel de gran importancia a la candidata del Partido Verde, con una espectacular remontada.
La victoria de Dilma Rousseff en primera vuelta fue una apuesta personal mucho más de Lula que de la propia candidata o de su grupo político (PT). Lula eligió a una sucesora improbable, poco conocida, y se lanzó con todas sus fuerzas y su enorme popularidad (80%) en una campaña electoral agitada. Si su candidata no consigue superar el 45% de los votos, el resultado será, sin duda, decepcionante para el presidente más popular de la historia de Brasil.
El principal contendiente de Rousseff, el ex gobernador de Sao Paulo, José Serra (68 años), necesitaba imperiosamente imponer la segunda vuelta si quería mantener viva su carrera política al frente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Serra arrancó como favorito frente a la casi desconocida Dilma, pero se vio rápidamente rebasado por el ciclón Lula y termino luchando no tanto para ganar, como para sufrir una derrota honrosa.
Brasil se movilizó en una impresionante jornada electoral para elegir al sucesor de Lula en la presidencia de la República, 27 gobernadores, 513 diputados, 54 senadores y centenares de cargos locales. Casi 136 millones de brasileños podían acudir a votar en una modernísima red de 480.000 urnas electrónica en las que la identificación se realizaba mediante la huella dactilar, algo importante en un país que tiene todavía una alta tasa de analfabetismo.
En estas elecciones se aplicará, por primera vez, la llamada ley de la Ficha Sucia. No podrán acceder a ningún cargo representativo quienes hayan sido condenados en los tribunales. Sin embargo, ya se ha hecho público que entre los 19.592 candidatos federales y locales hay 1.248 que tienen esa "ficha sucia" y se ignora cuantos de ellos ganarán sus comicios e intentarán burlar la ley.
Entre la enorme lista de candidatos figuran personajes conocidos popularmente como los futbolistas Romario y Bebeto, que tienen muchas posibilidades de salir elegidos, o el payaso Tiririca, que se presenta bajo el lema; "¿Qué hace un diputado federal? No lo se, pero vote por mi y yo lo averiguaré para usted".
La composición de la Cámara de Diputados y del poderoso Senado federal de Brasil es muy peculiar. Desde hace años, el partido que consigue más votos y más escaños no es ni el Partido de los Trabajadores, de Lula, ni el PSDB de Serra, sino el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que tiene la particularidad de que no suele presentar candidato presidencial sino aliarse, tras las correspondientes negociaciones para el reparto del poder, con quien gane las elecciones. En esta ocasión, el PMDB se ha incorporado a la papeleta electoral de Dilma Rousseff con un candidato a vicepresidente, Michel Temer, de 70 años, presidente saliente de la Cámara de Diputados.
La anécdota de la jornada la pone el hecho de que entre los observadores internacionales se encuentra el ecuatoriano Lucio Gutiérrez, acusado por el presidente Rafael Correa de estar detrás del intento de golpe de estado ocurrido esta semana. Gutiérrez negó este hecho y aseguro que no había existido mas que un motín policial. "A nadie mas que a Correa se le ocurre meterse en medio de los amotinados, en lugar d enviar a alguien a negociar las subidas salariales", criticó.
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