Con la gunboat diplomacy
(diplomacia de cañoneras) a mano, Trump intenta neutralizar la eficaz y
bienvenida proyección médica de la Revolución cubana contra la pandemia
del Covid-19, sin dejar la brutal ofensiva económica y paramilitar
contra Venezuela. Para hacer el anuncio, Trump suspendió una conferencia
de prensa en la Casa Blanca sobre la epidemia en Estados Unidos (EU) y
se hizo acompañar de Mark Esper, secretario de Defensa de Estados
Unidos. Hizo a un lado a médicos y especialistas en epidemiología para
anunciar que
estaba lanzando una operación mejorada contra el narcotráfico en el hemisferio occidental y proteger a su población del azote mortal de los narcóticosilegales.
El anuncio se hizo luego que el Departamento de Justicia, de manera unilateral y haciendo gala de una extraterritorialidad
hemisférica mejorada, al incluir ahora al Covid-19 al lado de un despliegue naval en aguas cercanas a Venezuela, una intimidación propia de la diplomacia de las cañoneras, fuera de la institucionalidad y legalidad internacional instauradas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. La justicia de EU acusó al presidente Maduro y otros altos cargos de su gobierno de
tráfico de drogas y otros delitos. Así lo informó la BBC (bbc.com) en su edición del 2 de abril.
Desde el arribo de Trump a la Casa Blanca, en 2017, el pueblo
bolivariano de Venezuela ha sido sometido, por la vía de letales e
ilegales sanciones económicas, a un
castigo colectivoque hasta 2018 llevaba unas 40 mil bajas civiles, mujeres, niños y hombres inermes. Todo un
castigoque hasta nuestros días se estima en 100 mil almas junto a millones expulsados por los brutales efectos de las sanciones, presentados al público de CNN como fallas
de Maduro,siguiendo el guion de atribuir todo, incluido el sabotaje al sistema eléctrico o hidráulico, al presidente.
Si el Covid-19 enseña algo es la debacle moral del horror infligido a
la población por una diplomacia de cañoneras enfilada a contener la
proyección hacia América Latina, el Caribe y, en verdad, al mundo de los
amplios cuadros de médicos y científicos educados por la Revolución
cubana, que siempre veló por la educación y la salud –toda una gesta
bajo un implacable bloqueo de EU–, que permite enfrentar la explosión
del Covid-19 dentro y más allá de la isla.
A los crímenes de lesa humanidad y de guerra, impunes hasta ahora, EU
agrega medidas deleznables, por ejemplo, entorpecer el apoyo cubano a
países latinoamericanos en su combate al Covid-19. Es todo un compendio
de bajezas y criminalidad de Estado lanzados al rostro de las Naciones
Unidas, de la Corte Penal Internacional, de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos localizada, of all places, en Washington sin ratificación.
Con el Covid-19 amenazante en el mundo, en medio de sanciones e
intimidaciones, una pandemia que arrecia, cuyos costos humanos abarrotan
morgues de hospitales y los cementerios repletos, es así como el
coronavirus visibiliza lo que es la diplomacia de cañoneras al lado de
la mortandad.
La operación en pos del petróleo venezolano incluye despliegues
para-militares en territorios cercanos a Venezuela concertados por el
Comando Sur con Bolsonaro y fuerzas y grupos del narcotráfico de
Colombia, el mayor exportador de cocaína a Estados Unidos. La
mejoradaestrategia se refiere a adicionar despliegues navales a las (esas sí) ilegales y letales sanciones económicas, realizadas bajo la noción neonazi del
castigo colectivoen momentos en que desde Cuba se envían brigadas médicas al mundo. Son brigadas sanitarias en 59 naciones, 37 de ellas con presencia de la pandemia ( La Jornada, 27/3/2020, p 31).
Cuba denunció a EU por “entorpecer la ayuda médica, y con otros
países, China, Rusia, Irán y Venezuela… aboga en la ONU contra la
politización de la pandemia. El canciller Bruno Rodríguez Padilla hizo
la denuncia, ya que la isla apoya a decenas de naciones contra el
Covid-19. Para Rodríguez, es
Lamentable que mientras el Covid-19 amenaza a la humanidad, el gobierno de EU, en vez de poner fin al sistema ilegal de aplicar medidas coercitivas unilaterales, como el bloqueo a Cuba, dificulte el combate de la epidemia atacando a países que practican la solidaridad y cooperación internacional. ( Ibid)
Es precisamente esa solidaridad y cooperación contra el Covid-19 lo
que Trump trata de neutralizar. Tal parece que usa el Covid-19 como arma
de guerra y la fortaleza médica de Cuba le estorba en el dominio de
territorios y recursos. La isla denunció en la ONU las presiones de EU
para poner fin a las misiones médicas cubanas en Bolivia, Brasil y
Ecuador.
EU amenazó a las naciones receptoras de la ayuda médica cubana. A la
diplomacia médica de La Habana, Trump responde con buques, destructores,
barcos de combate, aviones y helicópteros armados.
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