Somos un Colectivo que produce programas en español en CFRU 93.3 FM, radio de la Universidad de Guelph en Ontario, Canadá, comprometidos con la difusión de nuestras culturas, la situación social y política de nuestros pueblos y la defensa de los Derechos Humanos.
domingo, 11 de julio de 2010
ALEPH: Bicentenario (II)
CAROLINA ESCOBAR SARTI
Nos situamos a inicios del siglo XX, cuando Argentina vivía una mezcla de esplendor y convulsión social, por las incipientes ideas anarquistas y socialistas.
Y partimos de allí para citar y comentar otras partes del importante discurso que pronunciara el embajador argentino en Guatemala, con ocasión del Bicentenario. “Desde comienzos del año del Centenario, Buenos Aires y otras ciudades argentinas vivían los efectos de una intensa y sostenida agitación social, en un país que prácticamente no reconocía derechos a los sindicatos y prohibía la acción gremial. Anverso del brillo del Centenario fue la declaración de Estado de Sitio, el 14 de mayo de 1910, una figura que los argentinos aprendimos, por múltiples razones, a temer. Sí, la fiesta del Centenario se desarrolló bajo Estado de Sitio.”
Continúa: “De un lado la cerrada oligarquía económica y política, que administraba el orden republicano tramposamente, en base a un régimen electoral clientelar, de voto cantado y violencias concomitantes. Los presidentes se elegían en cenáculos, en los salones de la Sociedad Rural o del Jockey Club. De otro, una sociedad sin espacios de participación legales, expectante, ansiosa, demandante y activa. De un lado los complacidos ricos que se negaban a ver y a modificar, y se echaban a dormir sobre los laureles. De otro, en medio de aquel apogeo, una agitación social que anunciaba los temblores por venir. ¿Qué pasó desde entonces? Abordaré solamente y de modo muy somero, el plano político.”
Surgen entonces en su discurso nombres como el de Hipólito Yrigoyen; la Ley Sáenz Peña de voto masculino, universal y secreto que abrió el excluyente juego político oligárquico; hechos como el golpe militar de 1930 y la restauración oligárquica que mantuvo para la ciudadanía el derecho a votar pero no de elegir. Llega a 1946, cuando gana Juan Perón y se pone fin a la práctica del fraude.
A decir del embajador, es durante las primeras dos presidencias de éste cuando se dio, según varios trabajos de sociología política recientes, la incorporación de varios sectores populares a la vida política nacional. Además, se sancionó la ley que instauró el voto femenino, impulsada por Eva Perón, y todo ello permitió ampliar la base social de la democracia iniciada a partir del radicalismo yrigoyenista. No deja de mencionar la última dictadura militar y el terrorismo de Estado vivido entonces, tiempo que marcó retrocesos, oscurantismo y deconstrucción institucional democrática, como todos los periodos asociados a las dictaduras militares o a los gobiernos surgidos de estas.
Luego se recuperaría y revalorizaría la democracia: “Llevamos ya casi 27 años de vigencia de un orden republicano que dista de la perfección pero que funciona, en sus premisas básicas”, señaló. “De manera concomitante, ante las graves violaciones a los derechos humanos, la denegación de justicia y el escamoteo de la memoria, de la mano de las Abuelas y de las Madres de Plaza de Mayo, esas organizaciones que son un ejemplo de dignidad ética, de perseverancia y de coraje, se recuperó la atmósfera moral y las formas del estado de Derecho que son indispensables para que funcione una democracia. Para curiosidad histórica o no, encontramos nuevamente a peronistas y radicales como protagonistas centrales de esta etapa”.
Concluye que, a pesar de haberles costado mucho, no les ha ido tan mal en el intento, “Porque, al fin y al cabo, de lo que se trataba era de que esa nueva nación independiente, que comenzó a caminar el 25 de mayo de 1810, se constituyese como una república, esto es, como una democracia representativa. (…) No nos acompañan hoy ni el brillo del cometa ni los fastos del primer centenario y, para colmo, nos quedan muchas cosas pendientes. Pero aun así podemos mirar con confianza el futuro. Sólo es cuestión de mantener vigentes nuestros compromisos y de seguir trabajando con responsabilidad.”
No estaremos para el Tricentenario, embajador, pero a partir de nuestras particulares y sangrientas historias latinoamericanas, quisiera escuchar lo que entonces se contará del siglo que corre. Pero, quizás por justicia, ya no corresponda hacerlo desde la política, sino desde la poesía.
cescobarsarti@gmail.com
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