Desinformémonos
A pesar de la 
importancia geopolítica del petróleo de Irak y el papel central que 
desempeñó el petróleo en su invasión por parte de una coalición dirigida
 por Estados Unidos en marzo de 2003, hace 16 años, la población de 
Estados Unidos y Europa sabía muy poco acerca de los trabajadores que 
hacían funcionar la segunda industria petrolera más grande del mundo. En
 octubre de 2003, este fotógrafo estadounidense fue a Bagdad para 
conocer cómo la ocupación estaba afectando a los trabajadores y a los 
sindicatos de Irak. En la refinería de Daura y en otras plantas 
petroleras en Bagdad, documentó las vidas de los trabajadores.
Tras reunirse con Hassan Juma’a,
 presidente de la recién reorganizada Federación de Sindicatos del 
Petróleo de Irak, dos años más tarde visitó Basora, en el sur de Irak, 
donde se encuentra la mayor parte de la industria petrolera del país. 
Allí tomó fotografías y grabó entrevistas, decidido a traspasar esta 
invisibilidad. Quería dar a los sindicatos y a los trabajadores una idea
 de quiénes eran sus compañeros, y cómo se veían afectados por la 
ocupación.
Este fotorreportero, antiguo organizador sindical que 
ha dedicado más de 30 años de su vida a documentar las luchas de los 
trabajadores de todo el mundo, recuerda una historia en particular que 
le contaron los trabajadores de Basora. Después de la invasión de Irak, 
las autoridades de ocupación estadounidenses dejaron a cargo de 
Halliburton y de su filial KBR (empresas anteriormente dirigidas por el 
entonces vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney) la 
administración civil de Basora.
En las primeras semanas de la 
ocupación, las empresas dejaron de pagar los salarios de los 
trabajadores, quienes respondieron bloqueando con una grúa la entrada a 
la refinería durante el cambio de turno para evitar que los camiones 
citernas salieran con el petróleo. A continuación, aparecieron soldados 
estadounidenses en tanques. “Al principio solamente éramos 100, pero 
empezaron a salir cada vez más trabajadores”, contó a este reportero uno
 de los bomberos de la planta, Faraj Arbat. “Algunos se quitaron la 
camisa y espetaron a las tropas: ‘Dispárenos’. Otros se tiraron al 
suelo”. Diez de ellos incluso se metieron debajo de los camiones 
cisterna blandiendo encendedores de cigarrillos. Anunciaron que si los 
soldados disparaban, incendiarían los tanques petroleros. Los soldados 
no dispararon. Al contrario, al final del día, Halliburton pagó a los 
trabajadores los salarios que habían estado reteniendo. En una semana, 
el sindicato de trabajadores del petróleo de Basora había renacido. 
Finalmente, los trabajadores petroleros dejaron de trabajar.
Tres días de parálisis en los campos petroleros fueron suficientes para expulsar a Halliburton de Basora, lo que marcó una de las primeras grandes victorias del revitalizado movimiento sindical iraquí.
Este
 periodista regresó a EEUU con historias como esta y con fotografías que
 mostraban cómo era la vida en los campos petroleros para quienes 
trabajaban allí. La coalición de sindicatos contra la guerra, la US 
Labor Against the War, que se opone a la ocupación de Estados Unidos, 
logró obtener visados para que varios líderes sindicales iraquíes fueran
 a Estados Unidos y contaran su historia personalmente.
En Los 
Ángeles, el sindicato de trabajadores petroleros estadounidenses dio 
computadoras portátiles a los iraquíes. Una exposición de los 
trabajadores celebrada en 2005, y nuevamente en 2006, mostró a los 
trabajadores californianos el trato que se dio a sus compañeros en Irak,
 a menudo por parte de los mismos monopolios petroleros. Los iraquíes 
explicaron que consideraban el petróleo del país como propiedad del 
pueblo, el único recurso que podría pagar el enorme costo de reconstruir
 su país después de décadas de guerra.
Estas fotografías eran 
documentos con un propósito. Los fotógrafos a menudo hablan de ‘dar un 
rostro humano’ a un problema o a un movimiento social en particular. No 
cabe duda de que estas imágenes dieron a conocer el rostro humano de los
 trabajadores petroleros iraquíes a los demás trabajadores [del resto 
del mundo]. Gracias a la organización de la exposición, las fotografías 
de este reportero ayudaron a llevar a los trabajadores petroleros 
iraquíes a Estados Unidos, donde pudieron hablar por sí mismos, 
encontrando puntos de coincidencia con los trabajadores del país que 
ocupa el suyo. Si las fotografía ayudaron a fomentar la paz y la 
solidaridad, entonces sirvieron para una buena causa.

Muchas
 máquinas, como los tanques a presión y otros equipos de la refinería, 
sufrieron daños durante la guerra con Irán (1980-1988), y más tarde por 
los bombardeos estadounidenses a principios de 2003. Bajo el gobierno de
 Saddam Hussein, los datos económicos en Irak eran considerados un 
secreto de Estado, pero según algunas estimaciones, la industria 
petrolera de Irak tenía un valor de miles de millones de dólaresen el momento de la invasión dirigida por Estados Unidos.

En esta fotografía, los 
trabajadores están discutiendo la privatización de la industria 
petrolera en Irak. Durante las décadas anteriores a la invasión, la 
industria había sido dirigida por la Compañía Nacional de Petróleo de 
Irak, de propiedad estatal. Tras la invasión, el Gobierno de Estados 
Unidos quiso abrir la industria a los inversores internacionales y a las
 multinacionales, pero los trabajadores petroleros se opusieron a ello y
 dijeron que la riqueza petrolera de Irak pertenecía a su pueblo.

Detrás, sobre la puerta, está pegada una fotografía del clérigo islámico Moqtada al Sadr, líder de la alianza política de Sairoon,
 apoyada por muchos sindicatos y grupos de izquierda. Arabi fue incluido
 en la lista negra por el ministerio de Petróleo debido a sus 
actividades sindicales.

En el momento en que
 se tomaron estas fotos, hacer funcionar la torre de perforación 
requería una gran destreza, ya que el equipo a menudo era vetusto y las 
sanciones económicas contra Irak en la década de los años 1990 
dificultaban la obtención de piezas para las reparaciones. El calor en 
el desierto iraquí es extremo en verano, alcanzando temperatura 
superiores a los 110 grados Fahrenheit (43 grados centígrados). Los 
trabajadores también se mostraban preocupados por el peligro que 
representaban tanto las fuerzas militares de ocupación como la antigua 
policía secreta de Saddam Hussein, responsable del asesinato de varios 
sindicalistas durante la ocupación.

En el momento en que fue 
fotografiado, Abdi Settar Ajid llevaba ya 30 años perforando pozos de 
petróleo y trabajaba en una plataforma petrolífera en el yacimiento de 
Rumaila del Sur, en las afueras de Basora. Controlar el perforador es el
 trabajo más calificado en una plataforma petrolífera, y Ajid era el 
trabajador más veterano y el más respetado de todo el equipo.

Actualmente, el petróleo 
representa el 99% del ingreso total de la administración pública en 
Irak. El país posee la quinta reserva de petróleo más grande del mundo y
 se cree que cuenta con el mayor mercado de petróleo sin explorar. Sin 
embargo, la gran riqueza producida por el petróleo sigue sin llegar a 
los ciudadanos de a pie. En 2018, Basora y el sur de Irak se vieron 
sacudidos por grandes manifestaciones para protestar por la falta de 
electricidad, la escasez de agua y el elevado desempleo. Según Hassan 
Juma’a, de la Federación Iraquí de Sindicatos de Trabajadores del 
Petróleo, “estos acontecimientos son un resultado inevitable de la 
negligencia del Gobierno y la corrupción financiera del sistema 
estatal”.

En
 el momento en que se tomaron estas fotografías, muchos de los edificios
 residenciales en Basora llevaban años rodeados por los escombros de la 
guerra, incluidas municiones que contienen uranio empobrecido. Los 
médicos iraquíes señalan que miles de personas recibieron dosis más 
altas de radioactividad que las recibidas de fuentes naturales de 
radiación, debido al uso de armas de uranio empobrecido por parte del 
ejército de EEUU. La exposición a bajos niveles de radiación ha sido la 
causa del aumento de la leucemia infantil, los defectos de nacimiento y 
el cáncer de mama.
Este artículo ha sido traducido del inglés.
Publicado originalmente en Equal Times
 
 
 
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