Guatemala
Cuando el alemán Carl 
Smihtt, a principios del siglo XX, elaboraba su teoría política sobre 
“estado de excepción”, como una extrema medida para preservar el “bien 
público”, lo planteaba pensando en estados modernos que gozaban de buena
 salud.
El aparente estado de Guatemala, cada vez con más evidencias 
de cooptación interna, y en acelerado proceso de entropía, desde la 
firma de los Acuerdos de Paz (1996), aplicó estados de excepción en 22 
oportunidades. Es decir, casi un estado de excepción por año. Desde el 
2010 a la fecha, los diferentes gobiernos aplicaron cinco estados de 
sitio. El defenestrado Gobierno de Otto Pérez aplicó dos estados de 
sitio, y el actual gobernante, Jimmy Morales también ya dictó dos 
estados de sitio.
Esta constatación histórica evidencia que en 
Guatemala las medidas de estado de excepción son casi una regla 
constante en la gestión del Estado, por tanto no son ninguna medida de 
excepción, mucho menos para proteger el “bien público”.
Estado de sitio ¿para qué?
El
 gobierno de Otto Pérez, en 2012 dictó estado de sitio en el norte del 
Departamento de Huehuetenango para proteger militarmente el proyecto 
hidroeléctrico de una empresa española de la protesta indígena del 
lugar. De igual forma, en 2013, dictó estado de excepción en municipios 
del Departamento de Santa Rosa y Jalapa para proteger a la empresa 
minera canadiense de la repulsa social. En 2014, dictó estado de sitio, 
en San Juan Sacatepéquez, para proteger el proyecto de la empresa 
Cementos Progreso S.A.
En 2017 y 2019, Jimmy Morales, dictó 
estados de sitio en municipios de diferentes departamentos del país con 
el argumento de “lucha contra la narcoactividad”, pero, a la fecha, no 
capturan a ningún narcotraficante, más por el contrario la floreciente 
industria del narcotráfico, año que pasa, adquiere carta de ciudadanía 
privilegiada en Guatemala.
Lo que sí es evidente fue que estas 
medidas de excepción se utilizaron para intimidar, desmovilizar y 
castigar a los procesos organizativos de resistencias comunitarias 
frente a las industrias narcoextractivas.
Acaban de presentar el 
primer informe de los resultados del estado de sitio vigente en 22 
municipios del país: “80 personas detenidas en estado de ebriedad…”
Indígenas y campesinos anuncian movilizaciones para resistir al estado de sitio
En
 este contexto, cuando transcurren casi dos semanas del actual estado de
 sitio declarado en 22 municipios del país, comunidades organizadas en 
resistencia a nivel nacional, articulados en el movimiento Comité de 
Desarrollo Campesino (CODECA), anuncian acciones colectivas de protesta 
en las calles si acaso el actual gobernante no levanta dicho estado de 
sitio al cumplirse los 30 de días de su vigencia legal.
En los 
últimos años, estas comunidades organizadas en resistencia, cuyos 
integrantes se autoproclaman defensores comunitarios de derechos, se han
 constituido, en los hechos, quizás en el último bastión de la 
conciencia y dignidad de los pueblos que se resisten a claudicar ante la
 hegemonía desordenada del sistema narconeoliberal en la región.
 Si bien el objetivo reiterado de estas comunidades organizadas en 
resistencia es la construcción del Estado plurinacional, con autonomías 
territoriales, mediante un proceso constituyente, sin embargo, al 
parecer, no están dispuestos aceptar a que el Estado criollo “abuse” de 
sus mecanismos legales para intimidar, desmotivar o aniquilar los 
procesos organizativos de resistencia para restaurar la Vida en 
Guatemala.  
   
 
   
Ollantay Itzamná. Defensor latinoamericano de los derechos de la Madre Tierra y derechos humanos
Blog del autor: https://ollantayitzamna.com/
 

 
 
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