La corrupción es el 
tercer problema más importante de los latinoamericanos, según el estudio
 de Latinobarómetro 2018. Este hecho tomará mayor relevancia este año en
 los países que celebrarán elecciones, al tiempo que se constituirá en 
una oportunidad o una amenaza para el sistema, los actores políticos y 
los ciudadanos de estas naciones.
Los principales problemas de los 
latinoamericanos siguen siendo la economía y la inseguridad, pero la 
situación política de los países y la corrupción preocupan a los 
habitantes del continente, con el agregado de que el 65% cree que esta 
última ha aumentado. 
Para el 9% de los latinos la corrupción es 
el principal problema de su país. Colombia es el único de la región en 
el que la corrupción es considerada el problema número uno (20%), 
mientras que en los países en donde este año se elige presidente, 
Guatemala y Bolivia es donde esta percepción es mayor (10%), seguidos de
 Panamá (7%), El Salvador y Argentina (3%), y Uruguay (1%).
Las 
elecciones nacionales constituyen una oportunidad para culminar con la 
corrupción –o al menos mitigarla–, al tener la ciudadanía la posibilidad
 de elegir nuevos gobernantes; pero paralelamente también surge una 
amenaza, que es, producto de la desacreditación del sistema político: el
 surgimiento de outsiders populistas que promueven soluciones 
mágicas y que traen consigo también la pérdida o el recorte de derechos 
adquiridos, tal como sucedió en Brasil con el triunfo de Bolsonaro y 
como proponen las opciones ultraderechistas que han surgido en Europa y 
Estados Unidos. 
Este peligro se incrementa cuando vemos que el 
apoyo a la democracia y la satisfacción con la misma, según el 
Latinobarómetro, han caído en América Latina a guarismos que realmente 
son muy preocupantes.
Venezuela, Costa Rica y Uruguay son los 
países en donde más se apoya a la democracia, mientras que en El 
Salvador, Guatemala, Honduras y Brasil donde menos.
Si analizamos
 los países en donde habrá elecciones en 2019 vemos que el apoyo a la 
democracia en Guatemala es del 28%, ocho puntos porcentuales menos que 
en 2017 y tres menos que cuando asumió la presidencia Jimmy Morales; 
también un 28% se la apoya en El Salvador, siete puntos menos que en 
2017 y trece menos que cuando Salvador Sánchez Cerén tomó el poder; en 
Panamá el apoyo es del 42%, cuatro puntos menos que el año anterior, y 
dos menos que cuando asumió Juan Carlos Varela. 
En América del 
Sur, en Uruguay el 61% apoya la democracia, nueve puntos menos que el 
año pasado y quince menos que desde 2015, cuando asumió Tabaré Vázquez; 
en Argentina es del 58%, diez puntos menos que en 2017 y doce menos que 
desde la asunción de Mauricio Macri; mientras que en Bolivia es del 53%,
 seis menos que el año anterior, pero cuatro más desde que Evo Morales 
fue electo jefe de Estado, en enero de 2006. 
Paralelamente la 
satisfacción con la democracia en la región bajó del 44% al 24% en los 
últimos diez años, siendo Brasil el peor exponente con un 9%. En El 
Salvador la satisfacción es de tan solo el 11%, en Guatemala el 18%, 
Panamá el 21%, Bolivia el 26%, Argentina el 27% y Uruguay el 47%.
La
 lectura de estos números nos evidencian que la corrupción y la 
situación política son un problema en la región en general, pero también
 en particular en muchos de los países en los que se celebran elecciones
 en 2019; al tiempo que la muy baja satisfacción con la democracia y el 
poco apoyo con el que cuenta la misma genera el escenario propicio para 
la aparición de opciones populistas que promuevan prácticas 
antidemocráticas o pérdidas de derechos adquiridos.
Es 
fundamental, para todos aquellos que se consideren mínimamente 
demócratas, estar alertas y participar activamente en espacios de 
militancia política o social, con el fin de salvaguardar los derechos 
que tantos años de lucha le han costado a los pueblos y fundamentalmente
 a las minorías. En este año electoral la participación y el voto deben 
ser las armas.
 Marcel Lhermitte es consultor en comunicación 
política y campañas electorales. Periodista, licenciado en Ciencias de 
la Comunicación y magíster en Comunicación Política y gestión de 
Campañas Electorales. Ha asesorado decenas de candidatos y colectivos 
progresistas en Uruguay, Chile y Francia fundamentalmente. @MLhermitte 
 

 
 
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