¿Dónde está Santiago 
Maldonado?" Esa es la pregunta que se vienen haciendo los argentinos 
desde hace ya un mes, y que impulsó la movilización del día 2 de agosto 
en la que miles de personas se reunieron para exigir la aparición con 
vida del desaparecido. Días antes, en México, los ciudadanos se 
movilizaban para pedir la aprobación de la Ley General de Desaparición 
Forzada de Personas Cometida por Particulares. Ambas protestas ponen en 
evidencia la realidad de una región donde los problemas suelen estar en 
sincronía. 
 América Latina suele estar en el centro de atención por 
sus noticias relacionadas a la corrupción y a la impunidad. Si bien los 
países de la región suelen buscar diferenciarse entre sí y destacarse 
por sus progresos, la realidad es que no pueden escapar de las críticas y
 de los casos que los conectan con sus vecinos. Las desapariciones 
forzadas son, precisamente, una de las preocupaciones compartidas en la 
región. 
 Tal como lo denunció la Organización de las 
Naciones Unidas (ONU), a través de un comunicado difundido en ocasión 
del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzosas, “es 
inadmisible que, en el 2017, se sigan produciendo desapariciones 
forzadas”. 
 Existe una estrecha relación entre la violación 
de los derechos humanos y la impunidad. La desaparición forzada de una 
persona es la privación de la libertad cometida por un funcionario 
público. Y si no existe un sistema donde se castigue el abuso de poder, 
la impunidad se seguirá cobrando las vidas de los desaparecidos. 
 Tal como ocurre en México, donde las madres de desaparecidos se reúnen 
para buscar los cadáveres de sus hijos en fosas clandestinas, mientras 
el Estado no les ofrece ningún recurso. De hecho, el Estado mexicano ni 
siquiera tiene contabilizadas a las víctimas de desapariciones forzadas.
 
 Existen cifras oficiales sobre personas desaparecidas pero
 éstas no distinguen entre secuestros, desapariciones forzadas o 
extravíos. Según los datos presentados por el Registro Nacional de Datos
 de Personas Extraviadas o Desaparecidas, hay 30.973 personas 
desaparecidas en México. 
 Uno de los casos más recientes de 
desapariciones forzadas en México es el de los 43 estudiantes de la 
Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, quienes desaparecieron en 2014 tras 
ser atacados por la policía municipal y el ejército mexicano de Iguala y
 hasta el día de hoy, se desconoce su paradero. 
 “Las 
desapariciones forzadas, que en su día fueron principalmente producto de
 dictaduras militares, pueden perpetrarse hoy día en situaciones 
complejas de conflicto interno, especialmente como método de represión 
política de los oponentes”, advierte la ONU. Lo que demuestra que, sin 
dudas, las desapariciones forzadas contribuyen al detrimento del sistema
 democrático. 
 La falta de cifras oficiales demuestra el 
desinterés de un gobierno que no se preocupa por contabilizar los casos.
 No sólo no se sabe cuántos son exactamente los casos de desapariciones 
forzadas, sino que tampoco se llevan a cabo las investigaciones 
pertinentes para dar con el paradero de las personas. 
 La 
indiferencia frente a estos casos demuestra por qué a México lo 
denominaron “el país de América Latina con mayor impunidad”. El país 
encabeza el Índice Global de Impunidad (IGI) 2017, presentado por la 
Universidad de Las Américas de Puebla (UDLAP), siendo el cuarto a nivel 
mundial. El informe incluye 69 países a nivel mundial y analiza los 
sistema de justicia de cada uno, para luego identificar cuáles son 
aquellos países con mayor impunidad. Las fallas de seguridad y justicia 
son algunas de las razones que han condicionado el posicionamiento de 
México en el listado. 
 El aumento de los casos de 
desapariciones forzadas es un retroceso en un camino hacia la 
democracia. Pero para poder abarcar este problema, es necesario primero 
ir contra el sistema estructural de corrupción y contra la impunidad. 
Ninguna persona puede desaparecer sin razón. Como así tampoco, ninguna 
madre debe ser la encargada de remover la tierra de un cementerio 
clandestino para encontrar los restos de su hijo. El Estado debe tomar 
las riendas del asunto, debe hacerse cargo y responder dónde están los 
desaparecidos. 
 

 
 
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