Ángel Guerra Cabrera
La c uarta ronda de  sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU contra Irán por supuestas  violaciones al Tratado de No Proliferación Nuclear es un paso  peligrosísimo hacia la agresión con armas nucleares al país persa. Hace  por lo menos cuatro años que el liderazgo israelí y sus socios  neoconservadores en Washington vienen gestando este ominoso proyecto, al  que han logrado arrastrar, consciente o inconscientemente, a buena  parte de la elite estadunidense, y al Pentágono, que no tardó en poner a  punto los planes de ataque. No es casual que precisamente días después  de aprobarse la resolución, trascendiera la autorización otorgada por la  monarquía saudita para que los aviones militares del Estado hebreo  utilicen su espacio aéreo, no hace falta añadir que en su ruta de ataque  contra los centros nucleares de Teherán. Pese a las brutales presiones  que ejerció, Estados Unidos no pudo conseguir esta vez la unanimidad de  las resoluciones anteriores contra Irán puesto que en un gesto que hizo  historia Brasil y Turquía votaron en contra y el pequeño Líbano se  abstuvo. Por su parte, Rusia y China, aunque lograron debilitar el  borrador estadunidense tras meses de negociaciones, al final votaron  junto con Estados Unidos y demás miembros permanentes del Consejo de  Seguridad, lo que ha provocado desconcierto en muchos observadores,  sobre todo porque el texto aprobado y sus implicaciones atentan contra  vitales intereses comerciales y geopolíticos chinos y rusos en Irán y en  toda el área del sur de Asia. En cambio, el acuerdo logrado en Teherán  por Brasil y Turquía era un elemento de distensión que daba una  oportunidad única a la negociación, la diplomacia y la paz y ello  explica que fuera rechazado de inmediato por Washington y Tel Aviv.
uarta ronda de  sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU contra Irán por supuestas  violaciones al Tratado de No Proliferación Nuclear es un paso  peligrosísimo hacia la agresión con armas nucleares al país persa. Hace  por lo menos cuatro años que el liderazgo israelí y sus socios  neoconservadores en Washington vienen gestando este ominoso proyecto, al  que han logrado arrastrar, consciente o inconscientemente, a buena  parte de la elite estadunidense, y al Pentágono, que no tardó en poner a  punto los planes de ataque. No es casual que precisamente días después  de aprobarse la resolución, trascendiera la autorización otorgada por la  monarquía saudita para que los aviones militares del Estado hebreo  utilicen su espacio aéreo, no hace falta añadir que en su ruta de ataque  contra los centros nucleares de Teherán. Pese a las brutales presiones  que ejerció, Estados Unidos no pudo conseguir esta vez la unanimidad de  las resoluciones anteriores contra Irán puesto que en un gesto que hizo  historia Brasil y Turquía votaron en contra y el pequeño Líbano se  abstuvo. Por su parte, Rusia y China, aunque lograron debilitar el  borrador estadunidense tras meses de negociaciones, al final votaron  junto con Estados Unidos y demás miembros permanentes del Consejo de  Seguridad, lo que ha provocado desconcierto en muchos observadores,  sobre todo porque el texto aprobado y sus implicaciones atentan contra  vitales intereses comerciales y geopolíticos chinos y rusos en Irán y en  toda el área del sur de Asia. En cambio, el acuerdo logrado en Teherán  por Brasil y Turquía era un elemento de distensión que daba una  oportunidad única a la negociación, la diplomacia y la paz y ello  explica que fuera rechazado de inmediato por Washington y Tel Aviv.
Por su parte, Irán permanece firme y altivo en su postura y crece aún  más ante los pueblos del tercer mundo como ejemplo de independencia  ante los designios de Estados Unidos y de las grandes potencias.  Mientras es ampliamente conocido que Israel posee no menos de 400 ojivas  nucleares al margen del derecho internacional y se niega a firmar el  Tratado de No Proliferación Nuclear, Irán es un destacado signatario del  mismo, declara que su programa atómico es con fines pacíficos y es el  país que se ha sometido a más inspecciones de la Agencia Internacional  de Energía Atómica. De modo que es escandalosa y el colmo de la  hipocresía la proclamación como gran objetivo de Washington de un Medio  Oriente libre de armas nucleares cuando calla sobre el arsenal nuclear  de Israel. uarta ronda de  sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU contra Irán por supuestas  violaciones al Tratado de No Proliferación Nuclear es un paso  peligrosísimo hacia la agresión con armas nucleares al país persa. Hace  por lo menos cuatro años que el liderazgo israelí y sus socios  neoconservadores en Washington vienen gestando este ominoso proyecto, al  que han logrado arrastrar, consciente o inconscientemente, a buena  parte de la elite estadunidense, y al Pentágono, que no tardó en poner a  punto los planes de ataque. No es casual que precisamente días después  de aprobarse la resolución, trascendiera la autorización otorgada por la  monarquía saudita para que los aviones militares del Estado hebreo  utilicen su espacio aéreo, no hace falta añadir que en su ruta de ataque  contra los centros nucleares de Teherán. Pese a las brutales presiones  que ejerció, Estados Unidos no pudo conseguir esta vez la unanimidad de  las resoluciones anteriores contra Irán puesto que en un gesto que hizo  historia Brasil y Turquía votaron en contra y el pequeño Líbano se  abstuvo. Por su parte, Rusia y China, aunque lograron debilitar el  borrador estadunidense tras meses de negociaciones, al final votaron  junto con Estados Unidos y demás miembros permanentes del Consejo de  Seguridad, lo que ha provocado desconcierto en muchos observadores,  sobre todo porque el texto aprobado y sus implicaciones atentan contra  vitales intereses comerciales y geopolíticos chinos y rusos en Irán y en  toda el área del sur de Asia. En cambio, el acuerdo logrado en Teherán  por Brasil y Turquía era un elemento de distensión que daba una  oportunidad única a la negociación, la diplomacia y la paz y ello  explica que fuera rechazado de inmediato por Washington y Tel Aviv.
uarta ronda de  sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU contra Irán por supuestas  violaciones al Tratado de No Proliferación Nuclear es un paso  peligrosísimo hacia la agresión con armas nucleares al país persa. Hace  por lo menos cuatro años que el liderazgo israelí y sus socios  neoconservadores en Washington vienen gestando este ominoso proyecto, al  que han logrado arrastrar, consciente o inconscientemente, a buena  parte de la elite estadunidense, y al Pentágono, que no tardó en poner a  punto los planes de ataque. No es casual que precisamente días después  de aprobarse la resolución, trascendiera la autorización otorgada por la  monarquía saudita para que los aviones militares del Estado hebreo  utilicen su espacio aéreo, no hace falta añadir que en su ruta de ataque  contra los centros nucleares de Teherán. Pese a las brutales presiones  que ejerció, Estados Unidos no pudo conseguir esta vez la unanimidad de  las resoluciones anteriores contra Irán puesto que en un gesto que hizo  historia Brasil y Turquía votaron en contra y el pequeño Líbano se  abstuvo. Por su parte, Rusia y China, aunque lograron debilitar el  borrador estadunidense tras meses de negociaciones, al final votaron  junto con Estados Unidos y demás miembros permanentes del Consejo de  Seguridad, lo que ha provocado desconcierto en muchos observadores,  sobre todo porque el texto aprobado y sus implicaciones atentan contra  vitales intereses comerciales y geopolíticos chinos y rusos en Irán y en  toda el área del sur de Asia. En cambio, el acuerdo logrado en Teherán  por Brasil y Turquía era un elemento de distensión que daba una  oportunidad única a la negociación, la diplomacia y la paz y ello  explica que fuera rechazado de inmediato por Washington y Tel Aviv.Las nuevas sanciones no le harán mayor daño a Irán, que está  habituado a enfrentarlas desde hace décadas, pero contribuyen a  incrementar el clima sicológico apropiado para lanzar el ataque que  buscan Israel y los neoconservadores contra la república islámica.  Respecto a esta grave amenaza y en medio de la mediocridad y la  banalidad que predomina en una mayoría de jefes de Estado, nadie ha  puesto el dedo en la llaga como Fidel Castro en cuatro artículos  publicados en el sitio web Cubadebate entre el 1 y el 10 de  junio en los que también analiza la situación de la península coreana  tras el extraño hundimiento de la corbeta Cheonan, de la marina  de Seúl, todo parece indicar que por un grupo de operaciones especiales  de Estados Unidos. Afirma Fidel: 
existe un... grave problema para el cual Estados Unidos no tiene respuesta posible: el conflicto en torno a Irán. Es algo que se veía venir claramente desde que el presidente Barak Obama pronunció su discurso el 4 de junio de 2009 en la Universidad islámica de Al-Azhar, en El Cairo. Añade:
Israel no se abstendrá de activar y usar con total independencia el considerable poder nuclear creado por Estados Unidos en ese país. Pensar en otra cosa es ignorar la realidad. Continúa:
Hoy los cientos de cohetes con ojivas nucleares apoyados por los aviones más modernos que le suministra Estados Unidos (a Israel), amenazan la seguridad de todos los estados de la región, árabes y no árabes, musulmanes y no musulmanes, que están al alcance de sus proyectiles, que pueden caer a pocos metros de sus objetivos.Israel, afirma Fidel, ansía
repetir la historia de Mossadegh en 1953 o llevar a Irán a la edad de piedra, una amenaza que gusta al poderoso imperio en sus tratos con Pakistán.
Queda poco tiempo y sólo la unión de muchas voluntades podría impedir  el golpe a Irán y el incendio del mundo por la pandilla fascista que  gobierna Israel.
 
 
 
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