Maximiliano Reyes Zúñiga *
“Recuperar espacios  
 en América Latina” era parte de la narrativa que se repetía una y otra 
vez cuando se escribía de política exterior mexicana hacia la región. 
Ese credo reflejaba que se habían perdido los espacios del pasado y que 
consolidar mejor la presencia mexicana era la aspiración que nunca 
llegaba a concretarse.
Hoy, la situación es distinta. Hemos transformado la narrativa en acciones y dotado de sustancia a nuestro credo de 
Mirar al Sur. Porque, con América Latina, queremos no sólo palabras sino acciones; no sólo propósitos sino hechos; no sólo aspiraciones sino resultados.
La crisis sanitaria mundial trajo consigo una oportunidad, pues la 
acentuación de un reto en común como la pandemia también nos obligó a 
dejar de lado nuestras diferencias y enfocarnos a enfrentar la 
contingencia de manera conjunta.
En enero pasado, México asumía la presidencia pro tempore de
 la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) con un 
ambicioso plan de trabajo de 14 puntos, pero a inicios del año no se 
sabía con certeza la magnitud del impacto que tendría el Covid-19 en la 
región. Fue necesario ajustar la visión de esa presidencia mexicana para
 adaptarse a la apremiante situación, y así beneficiar a los pueblos de 
nuestra América.
Quizás el epítome de estas labores fue el anuncio de la alianza 
estratégica entre México, Argentina y el sector privado –mediante el 
laboratorio AstraZeneca y la Fundación Carlos Slim– para producir una 
vacuna contra el nuevo coronavirus. Esta noticia no sólo representó una 
luz al final del largo túnel –en el que aún nos encontramos millones de 
personas– quienes aguardamos el desarrollo de un inmunizante, sino que 
tuvo un toque especial ya que, gracias a este liderazgo binacional, se 
procurará una distribución equitativa para todas las naciones de América
 Latina.
La Celac fue la plataforma para informar a los gobiernos latinoamericanos sobre este importante logro.
No menos relevante –siempre en el marco de la Celac– es que se ha 
avanzado en otras materias sustanciales. Las tres reuniones alusivas al 
monitoreo del coronavirus establecieron una red de especialistas para 
atender y desarrollar investigaciones para prevenir riesgos de contagios
 y combatir las enfermedades en la región.
Lo anterior se complementó con un diálogo de ministros de Salud 
latinoamericanos que sirvió para coordinar estrategias, compartir 
información y experiencias y, en general, hacer un frente en común al 
virus. América Latina es también el principal destino de la cooperación 
mexicana. El Fondo de Cooperación Internacional para el Desarrollo 
(Foncid) de la Agencia Mexicana de Cooperación para el Desarrollo 
(Amexcid) ha financiado diversos proyectos de infraestructura en el 
Caribe. También hemos mantenido la tradición de prestar ayuda 
humanitaria durante emergencias, y en el contexto del Covid no ha sido 
la excepción.
El Plan de Desarrollo Integral (PDI) impulsado por México, El 
Salvador, Guatemala y Honduras merece una mención especial al cambiar el
 paradigma de la gestión migratoria para pasar de una perspectiva de 
seguridad a una visión social y de desarrollo.
El PDI se enfoca en atender las causas estructurales de la migración y no sólo curar los síntomas.
Durante los meses pasados, tuvimos coordinación sin precedente en 
cuanto a la repatriación y retorno asistido de connacionales y 
extranjeros varados a causa de la pandemia.
En momentos de dificultad es cuando se ponen a prueba los lazos de 
amistad y, con orgullo, podemos manifestar que logramos colaborar para 
apoyarnos mutuamente. Cerca de 60 por ciento de los varados mexicanos se
 encontraban en América Latina, lo que indica el creciente nivel de 
intercambios con la región. Asimismo, vimos grandes operativos 
subregionales, como el que hicimos con Argentina, Chile y Uruguay, o el 
que se realizó con Chile, Ecuador y Perú, que se suman a muchos otros 
operativos coordinados con la Fuerza Aérea Mexicana, el Instituto 
Nacional de Migración, asociaciones civiles y religiosas y empresas 
privadas que lograron que repatriáramos a más de 16 mil connacionales 
desde todos los rincones de América Latina y el Caribe.
México está presente en la región. Nuestro país está llamado a ocupar
 un papel destacado como interlocutor válido en un momento en el cual 
las divisiones se han exacerbado por distintos motivos y se requiere más
 que nunca la actuación colectiva.
En ese sentido, México ha recibido el respaldo de sus pares latinoamericanos, así lo demuestra la presidencia pro tempore
 en la Celac, el asiento no permanente que ocupará en el Consejo de 
Seguridad de Naciones Unidas en el segundo semestre de 2021, y los 
importantes apoyos que ha recibido, públicamente y en privado, para la 
candidatura mexicana a la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Nuestra brújula está calibrada hacia el Sur, y México está 
consolidando su presencia en la región en donde pertenecemos por 
identidad colectiva, origen histórico, lingüístico y cultural, y con 
quienes, además, compartiremos un futuro. Estamos dejando la narrativa 
para pasar a las acciones.
* Subsecretario para América Latina y el Caribe. SRE
 
 
 
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