Acabar con todo resto de institucionalidad, el objetivo final de las mafias.
 El tema de la cooptación de las Cortes del sistema de justicia en 
Guatemala no es objeto de gran atención por parte de la ciudadanía de 
ese país. De hecho, en estos meses, cuando la población se encuentra 
sumergida en el mundo surrealista de una amenaza viral de dimensiones 
planetarias con la perspectiva de perder el empleo, ver reducidos sus 
ingresos y temerosa del contagio, pocos son los temas que alcanzan a 
penetrar en su pensamiento y adquirir cierta preponderancia. Por ello, 
lo que se negocia actualmente en el Congreso de Guatemala con relación a
 la elección de las Cortes y los intentos de cooptar, neutralizar y 
finalmente eliminar a la Corte de Constitucionalidad -cuyo desempeño aún
 se mantiene dentro de los parámetros del orden legal- son hechos que 
fácilmente escapan a la atención de la ciudadanía, lo cual aun siendo 
comprensible, es altamente peligroso.
El tema de la cooptación de las Cortes del sistema de justicia en 
Guatemala no es objeto de gran atención por parte de la ciudadanía de 
ese país. De hecho, en estos meses, cuando la población se encuentra 
sumergida en el mundo surrealista de una amenaza viral de dimensiones 
planetarias con la perspectiva de perder el empleo, ver reducidos sus 
ingresos y temerosa del contagio, pocos son los temas que alcanzan a 
penetrar en su pensamiento y adquirir cierta preponderancia. Por ello, 
lo que se negocia actualmente en el Congreso de Guatemala con relación a
 la elección de las Cortes y los intentos de cooptar, neutralizar y 
finalmente eliminar a la Corte de Constitucionalidad -cuyo desempeño aún
 se mantiene dentro de los parámetros del orden legal- son hechos que 
fácilmente escapan a la atención de la ciudadanía, lo cual aun siendo 
comprensible, es altamente peligroso.
Guatemala ha sufrido una violencia extrema –física y psicológica- de 
larga duración; el conflicto armado marcó con sello indeleble a más de 
una generación y creó una atmósfera espesa de miedo y desconfianza cuya 
presencia incide, aún después de tantos años de intentos de democracia, 
en la actitud apática y poco proclive a la participación política dentro
 de la sociedad civil. Los abusos de poder y los vínculos entre los 
cárteles del narcotráfico y las esferas empresariales, políticas y 
castrenses, han dado como resultado la consolidación de las mafias en 
las instituciones del Estado, con especial énfasis en el aparato de 
justicia, del cual dependen las garantías de impunidad para quienes 
cometen toda clase de delitos bajo la salvaguarda del poder.
Una de las razones por las cuales existe esa apatía en relación con 
el desempeño de las instituciones del Estado es, precisamente, el 
absurdamente elevado índice de impunidad en el sistema de administración
 de justicia, en donde quienes se animan a denunciar delitos en su 
contra suelen ser objeto de represalias y de pérdidas económicas 
producto de un desempeño pobre del aparato de justicia. Este ha sido 
históricamente marcado por el soborno, las presiones desde centros de 
poder y de las mafias en la elección de jueces y magistrados. Ante este 
escenario, la población está indefensa y sobre todo impotente frente a 
un aparato poderoso cuyos entresijos le resultan incomprensibles. Una de
 las causas de esta falta de comprensión respecto de uno de los pilares 
del sistema democrático ha sido el bloqueo sistemático de los grupos de 
poder hacia la educación de calidad –una de las herramientas 
fundamentales para el empoderamiento ciudadano- y las restricciones al 
derecho de acceso a la información.
Estas limitaciones a la formación ciudadana y a la información han 
sido cruciales para mantener a la población ajena a las maniobras de sus
 legisladores quienes, además, han sido electos de acuerdo con una ley 
diseñada ad hoc para impedir la participación plena de la ciudadanía y, 
por lo tanto, aun cuando su presencia en la asamblea sea legal, en el 
fondo es ilegítima. Todo esto se traduce en una dinámica de círculos 
concéntricos por medio de la cual los grupos cuyos nexos y acuerdos han 
logrado capturar todos los hilos del poder, pretenden consolidar el 
secuestro total de las más importantes instituciones del Estado y así 
neutralizar, de modo definitivo, todo intento de reforzar la incipiente 
democracia actual. Por si faltaba algún detalle en este cuadro escabroso
 sobre la elección de las Cortes, es importante añadir que algunos de 
los personajes más influyentes en ese proceso se encuentran actualmente 
guardando prisión preventiva por gravísimos actos de corrupción.
La cooptación del sistema de justicia es el primer paso hacia la dictadura.
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elquintopatio@gmail.com
 
 
 
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