Por
un lado, Nicaragua es elogiada por las principales entidades
supranacionales siendo el pais #1 en igualdad de genero en la región de
America Latina, y por otro lado, este país esta alcanzando cifras
récord y ubicándose en los primeros lugares en números de feminicidios
a nivel regional.
La desigualdad de genero es uno de los
principales problemas sociales que están viviendo muchos países
latinoamericanos. El numero de feminicidios –por ejemplo-, ha elevado a
categoría de epidemia muchas regiones del mundo, enfatizándose en zonas
como Centroamérica. El feminicidio –según la Organización Mundial de la
Salud (OMS)-, es el asesinato de mujeres como resultado extremo de
violencia de genero que ocurre tanto en el ámbito privado como publico
y comprende aquellas muertes a manos de sus parejas, ex parejas y/o
familiares. Esto, afortunadamente, ha dejado de ser un tabú en muchas
sociedades y ha sido llevado a tema de discusión y dialogo por parte de
las respectivas instituciones estatales e internacionales. Sin embargo,
pese a esto, el fenómeno de feminicidio ha venido incrementándose
“alarmantemente’’ en muchos países, como es en el caso de la pequeña
nación centroamericana, Nicaragua. En lo que va de este año, se han
dado 63 feminicidios, según el organismo no gubernamental (ONG)
Católica por el Derecho.
A este paso, Nicaragua cerraría con una cifra
de feminicidios de aproximadamente 80 muertes de mujeres por violencia.
Si bien Nicaragua comparativamente, tiene menos feminicidios que otros
países vecinos como –El Salvador, Honduras o Guatemala-, esto no indica
la preocupante y pavorosa situación, de la muerte violenta de las
mujeres. Estas tasas de feminicidios vienen en crecimiento considerable
y progresivo desde el año 2000 e incluso duplicándose el número de
feminicidios en tan solo 5 años. (Según la Red de Mujeres contra la
Violencia (RMCV), se registró un total de 29 feminicidios en el año
2000 y 65 en el año 2005).
Por un lado, Nicaragua es elogiada por las
principales organizaciones e instituciones internacionales como el Foro
Económico Mundial (FEM), por ser el país en América Latina con la
“mayor igualdad de géneros” y el décimo a nivel mundial (según su
informe en el 2013). Para este año 2014, el FEM ubica al país
nicaragüense como el #6 en "igualdad de géneros" a nivel mundial. Algo
muy alabador e incoherente, -diría yo-, pese a la alza de feminicidios
en la nación, que se han registrado en los últimos anos. Por otra
parte, otras instituciones supranacionales, como es el caso de la
Organización de Naciones Unidas (ONU), recalcan las políticas de género
de Nicaragua diciendo que ellas “han traído reducciones importantes en
términos de desigualdad social”. Las políticas de género, según la ONU,
que han traído importantes reducciones en dichos términos en Nicaragua,
son esencialmente: el empoderamiento y participación política de la
mujer. Ambos componentes aplicados, son primordiales y fundamentales
para el desarrollo igualitario en una sociedad.
Y no es para
menos. Es realmente admirable e inclusivo, que en Nicaragua, casi la
mitad (42.39 % o bien, 39 plazas) de los 92 escaños en la Asamblea
Nacional, sean ocupados por mujeres. Es un importante avance social que
las principales entidades estatales estén ocupadas por mujeres y que
Nicaragua sea el país #1 a nivel mundial, en donde más de la mitad de
sus cargos ministeriales están dirigidos por mujeres. Pero, ¿es el
empoderamiento y la participación de la mujer dos ingredientes
suficientes para llamar a una nación “igualdad de paridad”?
Venturosamente, Nicaragua muestra brechas o diferencias de
representación política entre hombres-mujeres, muy insignificantes y
fútiles por no decir nulas, pero, por esta virtud, Nicaragua, ¿es el
mejor país para las mujeres? Puede sonar inverosímil lo que vaya a
articular en este momento pero cuando aveces nos encontramos con un
empoderamiento o participación de mujeres que esta siendo dirigido bajo
un sistema político patriarcado -como el de Nicaragua-, es decir que
mujeres ministras, diputadas o concejalas tienen que seguir y trabajar
en una sola dirección bajo una autoridad varonil, su "poder" y/o
participación desaparece. Simplemente por que no actúan con la plenitud
de su libertad de pensamiento, capacidad, autonomía ni de decisión.
Por
otra parte, viendo el número de denuncias, de mujeres golpeadas y
masacradas a manos de sus (ex) parejas y la ineficiencia por parte de
las autoridades, ¿Es este el mejor país para que las mujeres puedan
vivir, como lo afirman y sostienen las organizaciones internacionales?
Una cosa es que las mujeres puedan conseguir un mayor empoderamiento y
participación tanto político como en la misma sociedad civil, y otra es
que las mujeres puedan tener una vida segura, justa e igualitaria. De
los 63 feminicidios que se registran en lo que va de este año, las
autoridades han logrado capturar a los culpables en 7 casos. ¿En dónde
están las instituciones para solucionar estos casos, para brindar
respuestas a las familias y el resto de víctimas colaterales que
después de un conflicto casero dejan muertas a sus madres?
Asimismo,
¿Podemos hablar de una nación ejemplar, y fructífera en términos de
"equidad de genero", cuando en nuestra sociedad, aun se castiga y se
condena todo tipo de aborto, incluyendo el terapéutico? ¿En donde esta
presente la "igualdad de paridad" en Nicaragua cuando las brechas
salariales entre hombres y mujeres, -según investigaciones realizadas
por el Fundación Internacional Para El Desafío Económico Global
(FIDEG)- afirman que los salarios de las mujeres están en promedio 33%
por debajo de los ingresos de los hombres? En lo que políticas
salariales nicaragüenses concierne, en cualquier nivel de instrucción,
los hombres tienden a recibir una mayor remuneración que las mujeres,
según un estudio de La Encuesta Continua de Hogares al IV trimestre del
2012, que publica el Instituto Nacional de Información de Desarrollo
(Inide).
Dejemos de ser personas nefelibatas idealizando
países que no son. Dejemos de ser personas jactándonos de números y
cifras. Desgraciadamente, la realidad es otra. No podemos hablar de
avance social, cuando segregamos a las mujeres a tomar su propia
decisión en abortar o no, ni en avances en igualdad de géneros, cuando
el numero de feminicidios no cesa de crecer en esta nación.
En
camino a la igualdad de paridad en Nicaragua, estaremos cuando
comiencen a fortalecer o más bien, crear un verdadero sistema judicial.
Centros de atención, campañas, programas de leyes y de capacitación
para todos aquellos que estén involucrados al sistema judicial nacional
(jueces, fiscales), y planes interinstitucionales para la prevención de
feminicidio. Estos elementos deben de estar regidos y orientados con un
aspecto elemental y vital en una sociedad: Educación.
La
educación es una herramienta de progreso, de equidad y justicia en un
pueblo. Mejorando la educación junto a todos estos esfuerzos, es una
alternativa para constatar avances sociales reales. De esta manera,
podríamos cambiar y remover la sociedad machista que se viene
construyendo en este país. Nicaragua, es uno de los pocos países en
América Latina, cuyo problema de inequidad de genero se arraiga desde
tempranas edades: Los mayores niveles de feminicidios se han registrado
en mujeres que oscilan los 16-21 años, es decir, que están en una etapa
vital de sus vidas siendo jóvenes con ansias de realizar proyectos
académicos, laborales y profesionales en la plenitud de sus
posibilidades.
¡El cambio es ahora! Los programas de disuasión,
prevención, y cambio comienzan desde abajo, formando nuevo/as
ciudadanos/as con verdaderos valores, principios de respeto y justicia
de la mano con la educación. Ejerzamos una mudanza en este
comportamiento social. La desigualdad de genero y sus consecuencias, no
deben de seguir siendo un carácter social o cultural "aceptado" en
nuestras sociedades. Sino, un repudio y desdeñado crimen.
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