Tiempo Argentino
Una semana pasó de las elecciones presidenciales en Uruguay y ya se reconfigura el escenario de cara al balotaje, que tendrá lugar el próximo 30 de noviembre. Si bien el mayoritario respaldo al Frente Amplio –47,9%– dejó a Tabaré Vázquez al borde de un triunfo en primera vuelta, el apoyo del Partido Colorado a Lacalle Pou –Partido Nacional– muestra también que las fuerzas tradicionales en Uruguay igual intentarán medirse frente a la fórmula del FA.
El apoyo de los colorados a Lacalle Pou se decidió la semana pasada, en reunión del Comité Ejecutivo, luego de una elección que fue mala para esta fuerza mayoritariamente conservadora: apenas alcanzó el 12,9% de los votos –perdiendo el 4% con respecto a 2009–, y además no pudo consagrar su propuesta de baja en la edad de imputabilidad para los menores en el plebiscito que se realizó en paralelo a la elección.
El domingo pasado, al conocer los resultados adversos, había sido el propio candidato presidencial colorado, Pedro Bordaberry, quien sin titubeos se largó a expresar su apoyo a Lacalle Pou, al decir "voy a trabajar todos los días para que gane el balotaje". Luego tuvo un exabrupto registrado por medios locales, al ser captado por un micrófono en el búnker de los blancos, mientras gritaba "vine para que hagan mierda a Tabaré Vázquez". Esas acciones –el repentino apoyo a Pou en soledad, el affaire del micrófono y, sobre todo, la mala elección general– le provocaron fisuras en el partido, al punto de que Alberto Iglesias, miembro del Comité Ejecutivo, renunció a su cargo.
Por su parte, el Frente Amplio, exultante con los resultados presidenciales pero también por haber prácticamente asegurado la mayoría en el Congreso –tiene 50 diputados y 15 senadores, y sumaría allí a Sendic en caso de ser electo vicepresidente– aseguró que llamará a una "convocatoria ciudadana" de cara a la segunda vuelta, según consignó Mónica Xavier, presidenta del partido. La propuesta va en relación con las palabras previas de Tabaré, quien anunció que irá en búsqueda del apoyo de "batllistas y wilsonistas" –históricas tendencias dentro de los colorados y blancos, respectivamente, más afines ideológicamente al FA que el resto de ambos partidos–. El renunciante Iglesias proviene precisamente de esa tradición batllista, y es una muestra que le sirve al Frente Amplio para buscar futuros votantes –y apoyos– incluso dentro de los partidos tradicionales de Uruguay.
La proyección para las próximas semanas, por ende, es a todas luces favorable para Tabaré y Sendic, quienes se darán el lujo de hacer una campaña de menor intensidad a la de la primera vuelta, "para no saturar", como dijo Xavier días atrás.
En el Partido Nacional, en tanto, inaugurarán slogan –"Uruguay unido por la positiva"– y prometen no bajar los brazos a pesar de la dificultad que presenta una elección ya prácticamente definida, con poco margen para revertir una voluntad que se ha expresado con claridad el domingo pasado –tanto en las presidenciales como en las legislativas, e incluso en el plebiscito sobre la imputabilidad de menores a los 16 años, visto y considerando que el Frente Amplio fue el único partido de los tres más relevantes que llamó a votar por el triunfante "No a la baja"–. "Me sorprendió la votación del Frente Amplio, yo no la veía", dijo Lacalle Pou el jueves pasado, afirmando a su vez que "es muy difícil ganar el balotaje".
Asimismo, dentro del equipo de gobierno del todavía presidente Mujica –en esta elección, elegido senador– afirman su satisfacción por la primera ratificación en las urnas del trabajo de gestión durante estos últimos cuatro años. La elección que pasó fue, además, un triunfo del propio armado del ex tupamaro, el Movimiento de Participación Popular, quien junto con otros siete espacios aliados logró más de la mitad de las preferencias del FA bajo el sublema "Más Frente Amplio", y liderará por ello la participación de esta fuerza en el Congreso.
Mujica es, por tanto, uno de los grandes ganadores dentro del oficialismo de cara a una segunda vuelta que presagia un nuevo triunfo frenteamplista –el tercero consecutivo en las presidenciales, en caso de suceder– en Uruguay. Y se espera, por tanto, que cumpla un papel destacado en estas semanas que restan para el balotaje, visto y considerando que la aprobación a su gestión sigue en aumento: según la consultora Equipos Mori, ya llega al 56 por ciento.
Fuente original: http://tiempo. infonews.com/nota/136757/gran- confianza-en-el-frente-amplio- de-cara-al-balotaje
El apoyo de los colorados a Lacalle Pou se decidió la semana pasada, en reunión del Comité Ejecutivo, luego de una elección que fue mala para esta fuerza mayoritariamente conservadora: apenas alcanzó el 12,9% de los votos –perdiendo el 4% con respecto a 2009–, y además no pudo consagrar su propuesta de baja en la edad de imputabilidad para los menores en el plebiscito que se realizó en paralelo a la elección.
El domingo pasado, al conocer los resultados adversos, había sido el propio candidato presidencial colorado, Pedro Bordaberry, quien sin titubeos se largó a expresar su apoyo a Lacalle Pou, al decir "voy a trabajar todos los días para que gane el balotaje". Luego tuvo un exabrupto registrado por medios locales, al ser captado por un micrófono en el búnker de los blancos, mientras gritaba "vine para que hagan mierda a Tabaré Vázquez". Esas acciones –el repentino apoyo a Pou en soledad, el affaire del micrófono y, sobre todo, la mala elección general– le provocaron fisuras en el partido, al punto de que Alberto Iglesias, miembro del Comité Ejecutivo, renunció a su cargo.
Por su parte, el Frente Amplio, exultante con los resultados presidenciales pero también por haber prácticamente asegurado la mayoría en el Congreso –tiene 50 diputados y 15 senadores, y sumaría allí a Sendic en caso de ser electo vicepresidente– aseguró que llamará a una "convocatoria ciudadana" de cara a la segunda vuelta, según consignó Mónica Xavier, presidenta del partido. La propuesta va en relación con las palabras previas de Tabaré, quien anunció que irá en búsqueda del apoyo de "batllistas y wilsonistas" –históricas tendencias dentro de los colorados y blancos, respectivamente, más afines ideológicamente al FA que el resto de ambos partidos–. El renunciante Iglesias proviene precisamente de esa tradición batllista, y es una muestra que le sirve al Frente Amplio para buscar futuros votantes –y apoyos– incluso dentro de los partidos tradicionales de Uruguay.
La proyección para las próximas semanas, por ende, es a todas luces favorable para Tabaré y Sendic, quienes se darán el lujo de hacer una campaña de menor intensidad a la de la primera vuelta, "para no saturar", como dijo Xavier días atrás.
En el Partido Nacional, en tanto, inaugurarán slogan –"Uruguay unido por la positiva"– y prometen no bajar los brazos a pesar de la dificultad que presenta una elección ya prácticamente definida, con poco margen para revertir una voluntad que se ha expresado con claridad el domingo pasado –tanto en las presidenciales como en las legislativas, e incluso en el plebiscito sobre la imputabilidad de menores a los 16 años, visto y considerando que el Frente Amplio fue el único partido de los tres más relevantes que llamó a votar por el triunfante "No a la baja"–. "Me sorprendió la votación del Frente Amplio, yo no la veía", dijo Lacalle Pou el jueves pasado, afirmando a su vez que "es muy difícil ganar el balotaje".
Asimismo, dentro del equipo de gobierno del todavía presidente Mujica –en esta elección, elegido senador– afirman su satisfacción por la primera ratificación en las urnas del trabajo de gestión durante estos últimos cuatro años. La elección que pasó fue, además, un triunfo del propio armado del ex tupamaro, el Movimiento de Participación Popular, quien junto con otros siete espacios aliados logró más de la mitad de las preferencias del FA bajo el sublema "Más Frente Amplio", y liderará por ello la participación de esta fuerza en el Congreso.
Mujica es, por tanto, uno de los grandes ganadores dentro del oficialismo de cara a una segunda vuelta que presagia un nuevo triunfo frenteamplista –el tercero consecutivo en las presidenciales, en caso de suceder– en Uruguay. Y se espera, por tanto, que cumpla un papel destacado en estas semanas que restan para el balotaje, visto y considerando que la aprobación a su gestión sigue en aumento: según la consultora Equipos Mori, ya llega al 56 por ciento.
Fuente original: http://tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario