
El dos de julio se cumple un año de
la victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en México.
Dicha elección terminó con más de 75 años de poder hegemónico del
Partido de la Revolución Institucional (PRI) y de gobiernos
neoliberales, entre el PRI y el Partido Acción Nacional (PAN). En estos
seis meses de gobierno, AMLO recibió un Estado con profundas
dificultades derivadas del neoliberalismo: militarización, narcotráfico,
desempleo y corrupción, por mencionar sólo algunas.[1]
Este legado indica que no será fácil reorientar el rumbo de México, al
tiempo que demuestra la decisión política de un sector de la sociedad
para salir del pantano neoliberal que hundió al segundo país más grande
de Latinoamérica.
El Gobierno enfrentó problemáticas
ausentes en la agenda política de las últimas décadas: inició el combate
contra al robo de combustible, propuso la denominada “austeridad
republicana”, se orientó al fortalecimiento de Petróleos Mexicanos
(PEMEX), la reestructuración de programas sociales, propendiendo por la
estabilidad macroeconómica[2].
Esto implica un cuestionamiento a los sectores de poder y las élites
políticas tradicionales entrelazadas con la corrupción, considerando que
el PRI y el PAN vivieron de los recursos sustraídos al Estado con
sofisticadas formas de distribución del poder entre sus copartidarios,
configurando un modelo de saqueo estatal administrado desde las esferas
del poder político y económico.[3]
En este contexto, algunos de los
compromisos establecidos en campaña avanzan lentamente, con críticas
desde distintos grupos sociales y políticos (de izquierdas y derechas),
que se han visto sacudidos por las medidas de gobierno. La centralidad
de la agenda política es AMLO quien, con su gobernabilidad, tiene en el
escenario futuro el desafío de modificar el Estado y el proyecto
económico de México, así como restituir derechos con políticas públicas
para la redistribución de la riqueza y generar las condiciones de
seguridad que exige la sociedad.
Salir de 30 años de neoliberalismo
AMLO recibió un país con una crisis
multidimensional del Estado. México arrastra desde la década de los
ochenta un modelo económico en constante crisis, como se demostró con el
“error de diciembre” de 1994 (conocido como el “efecto tequila”) y con
la debilidad estructural que le impidió soportar la crisis mundial de
2008. El pantano neoliberal de México dejó al país con tasas de
crecimiento por debajo del 2% anual del PIB, y con una crisis social y
política de estructuración y de representación, con un sistema
bipartidista decadente que se turnó en el poder entre el PRI y el PAN
desde el año 2000.
El neoliberalismo, tierra fértil para
las economías ilegales, como el narcotráfico, experimentó crisis
económicas recurrentes. En 2007, el expresidente Felipe Calderón impuso
una copia del Plan Colombia denominado “Iniciativa Mérida”, apoyada por
EE. UU. que deja hasta ahora más de 25 mil desaparecidos, más de 170 mil
asesinatos y miles de desplazados por la violencia.[4] Se configuró un neoliberalismo de guerra, como lo denominan varios analistas mexicanos,[5]
que a través de “reformas de ajuste estructural” beneficiaron a un
pequeño grupo económico y político, que incrementó sus ganancias a costa
de reformas laborales devastadoras para el poder adquisitivo de la
clase trabajadora mexicana, que se mantiene con los niveles salariales
más bajos de la región, según la CEPAL.[6] Además de acentuar la dependencia estructural hacia EE. UU., derivada del TLCAN (ahora T-MEC),[7] país con el cual tiene un comercio casi del 80% del total de sus exportaciones.
Compromisos de gobierno de AMLO
En campaña, AMLO presentó un programa de
gobierno para desarrollar a lo largo de los seis años de mandato. Entre
los compromisos cumplidos en los primeros seis meses se pueden
destacar: la anulación de la reforma educativa neoliberal impuesta por
el Gobierno del expresidente Peña Nieto; la reducción de los salarios
para los altos funcionarios; el desarrollo de un programa para el apoyo a
personas con capacidades diferentes de escasos recursos y de adultos
mayores; el establecimiento de programa de empleo para jóvenes, la
fusión de Diconsa y Liconsa para crear Seguridad Alimentaria Mexicana
(SAGALMEX);[8]
y la estabilización del precio de las gasolinas. En materia fiscal, el
Gobierno no incrementó ni creó nuevos impuestos, se respetó la autonomía
del Banco de México, la prohibición de gastos innecesarios en el
extranjero y el respeto a la libre autodeterminación de los pueblos,
retomando parte de la política exterior que caracterizó la historia
política mexicana, abandonada por los gobiernos neoliberales.
El Gobierno de AMLO decidió enfrentar el
hurto continuado de combustible (“huachicol”), logrando bajar el robo
de gasolina de 15 mil barriles a 2 mil barriles diarios.[9]
Se orientó por cancelar la construcción del nuevo aeropuerto en la
Ciudad de México, como lo exigían comunidades y grupos ambientales, y
propuso la readaptación de la base militar de Santa Lucia como
aeropuerto. La proyección de la creación de una refinería en Veracruz y
los dos megaproyectos en el sur de México: el Tren Maya y el tren
transístmico. Medidas de gobierno que impactaron en la sociedad y
tuvieron un cierto grado de aceptación entre la población, pero también
fuertes críticas, sobre todo los dos megaproyectos y el nuevo aeropuerto
en Santa Lucía. Cosecha dichas críticas por el debate ambiental desde
la perspectiva de algunos grupos sociales, y por la ansiedad que provoca
en las derechas al ver afectados sus intereses.[10]
Entre los compromisos programáticos no
iniciados en estos primeros seis meses están la cancelación de estancias
infantiles y el programa de 100 universidades. En Ciencia y Tecnología
no se ha presentado aun el Plan Nacional para la Innovación que estaría a
cargo del CONACYT y, por último, no se han cancelado fideicomisos del
Gobierno federal. Falta aún evaluar los proyectos de protección al
patrimonio cultural, la cobertura universal de salud, la construcción de
caminos en el sureste mexicano, el fomento a la actividad pesquera y la
transferencia a las comunidades mineras del impuesto que se cobra por
las actividades extractivas, las cuales registran altas ganancias en las
últimas décadas.[11]
Claroscuros del gobierno AMLO
Uno de los temas que ha generado fuertes
críticas al Gobierno actual es la creación de la Guardia Nacional, que
le da continuidad a la estrategia de seguridad del sexenio anterior. Un
desafío importante para el progresismo latinoamericano, no sólo para
AMLO, pues se debe enfrentar la problemática de la seguridad en
contravía del modelo neoliberal y de la fuerte agenda de injerencia de
los EE. UU. sobre el tema. Es decir, construir una política soberana que
no se subordine a la fallida “guerra contra las drogas” de los EE. UU.
La cancelación del nuevo aeropuerto
generó desconfianza en algunos grupos económicos nacionales, y confrontó
por primera vez a las principales cámaras empresariales nacionales con
el Gobierno. Por otro lado, la estrategia de fortalecimiento de PEMEX y
la paralización de las licitaciones energéticas no fueron bien recibidas
por las empresas transnacionales participantes, hecho que se sumó a las
calificadoras internacionales que bajaron la puntuación de PEMEX y de
la deuda nacional.[12]
Otro de los puntos centrales está en los
órganos autónomos del Estado. Estos órganos fueron creados en los
últimos sexenios y ya son visibles sus consecuencias: la delegación y
pérdida del poder del Estado, la contradicción en la aplicación de la
política pública y la falacia de la autonomía de estos órganos, pues
muchos se encuentran ligados a empresas internacionales, como la
Comisión Reguladora de Energía, la Comisión Nacional de Hidrocarburos,
el Instituto Federal de Telecomunicaciones, por mencionar algunos.
Además, el enfrentamiento que tuvo con el Poder Judicial deja ver el
poder político que concentran los magistrados en el país, después de la
aplicación de reformas jurídicas.
La migración en la época AMLO
La doctrina de Trump contra las
migraciones, y los anuncios xenófobos antimexicanos, constituyen un
verdadero desafío para AMLO. La posibilidad de construcción del
muro-Trump y de las leyes de expulsión de migrantes mesoamericanos, han
puesto a México en una situación de contradicción: o se convierte en un
Estado tapón y gendarme de la migración, como pretende EE. UU. -línea
planteada con la Iniciativa Mérida-, o construye una política
progresista junto con los países del “Triángulo Norte” de Centroamérica:
Guatemala, Honduras y El Salvador, en miras de superar las causas
estructurales que obligan a las personas a migrar. Una tarea nada fácil,
por las presiones de EE. UU. para militarizar, aún más, la región, y
por la crisis política que atraviesan Honduras y Guatemala, donde los
gobiernos alineados con Trump están al borde de producir dictaduras
militares o enfrentar nuevas formas de guerra civil.
Es preciso recordar el lacónico papel
del expresidente Peña Nieto para enfrentar la agresiva política de Trump
en la campaña presidencial (2016), en la que el exmandatario mexicano
terminó reuniéndose con el entonces candidato republicano, como una
forma velada de aceptar la bochornosa idea de construir el muro y de
expulsar mexicanos de los EE. UU. Resolver esa situación migratoria para
México y los países mesoamericanos es un desafío de compleja resolución
en el corto plazo. Es una problemática que incluye delitos
transnacionales como el tráfico de personas, el tráfico de drogas y de
armas, que son parte de dinámicas económicas en las que están implicadas
redes de poder con asiento, justamente, en los EE. UU., donde todo
indica que la guerra contra las drogas no se está librando y el tráfico
de personas y armas, no tiene éxito alguno. Una situación contraria al
lavado de dinero, que deja sumas considerables en territorio
estadounidense.[13]
Resulta interesante el encuentro de AMLO
con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, realizado en territorio
mexicano y del cual surgieron compromisos concretos de ambos gobiernos
para iniciar la creación de políticas públicas y proyectos para invertir
recursos tendientes a generar empleos de calidad en territorio
salvadoreño[14].
Una acción de incidencia para apoyar en sus territorios a trabajadores
del pequeño país centroamericano. Este proyecto es parte de la
estrategia planteada por AMLO de cooperación para el desarrollo hacia el
Triángulo Norte de Centroamérica como forma de frenar la migración. En
la reunión del G20, realizada el 28 y 29 de junio en Japón, el
secretario de Relaciones Exteriores mexicano, Marcelo Ebrard, presentó
el Plan de Desarrollo Integral Centroamericano (PDI), que contiene una
fuerte inversión para generar empleos y condiciones dignas para la
población centroamericana que disminuyan el flujo migratorio.[15]
Otro de los rubros más importantes es la
ratificación del T-MEC entre EE. UU., Canadá y México. El acuerdo fue
firmado por Peña Nieto y constituye la expansión del capitalismo
estadounidense sobre México, que ha convertido al país en una plataforma
de maquila, aprovechando la cercanía del país, la mano de obra barata y
la infraestructura entre ambos países. El T-MEC podría constituir una
gran camisa de fuerza para los proyectos de desarrollo en México y,
también, una gran problemática jurídica en caso de que el Gobierno
actual mexicano decida contravenir al T-MEC. Por ejemplo, en el tema
energético desde EE. UU. se esperan controversias legales, y no es menor
que Trump haya decidido proponer a Cristopher Landau como embajador en
México, pues es experto en solución de controversias internacionales.[16]
Como podemos ver, el Gobierno de AMLO se
encuentra en una encrucijada, heredando problemas de larga data como la
falta de seguridad, la corrupción en todos los niveles del Estado, el
bajo crecimiento económico y la migración. Las demandas de justicia
social, redistribución de la riqueza, crecimiento económico y mayor
seguridad son y serán rubros que continuarán en la agenda nacional. Como
mencionó AMLO al iniciar su sexenio, este Gobierno está preparando
terreno para el siguiente, y poder continuar trabajando para desmontar
30 años de política neoliberal, de estrategia fallida contra el
narcotráfico y, sobre todo, revitalizar las empresas paraestatales como
PEMEX y CFE. Por otro lado, se enfrenta también a los poderes fácticos
que históricamente se han beneficiado de las reformas estructurales
neoliberales y que siguen teniendo un gran poder económico y político
para incidir en las decisiones de política pública.
[1]https://www.redalyc.org/pdf/729/72941346011.pdf
[2] https://www.forbes.com.mx/estos-son-los-25-programas-prioritarios-para-el-gobierno-de-amlo/
[3] http://www.scielo.org.mx/pdf/ins/n12/2007-4964-ins-12-00009.pdf
[4]https://www.nodal.am/2017/08/iniciativa-merida-una-guerra-derramada-la-poblacion/
[5]https://www.insumisos.com/lecturasinsumisas/Configuracion%20de%20los%20movimienros%20populares%20latinoamericanos.pdf
[6] https://www.cepal.org/sites/default/files/presentation/files/final_final_cepal-presentacion_palacio_nacional_20-05-2019.pdf
[7] https://www.sinembargo.mx/07-06-2019/3593114
[8] https://www.nacion321.com/gobierno/antes-de-que-amlo-las-fusione-aqui-te-decimos-que-son-liconsa-y-diconsa
[9]https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/a-6-meses-del-gobierno-de-amlo
[10]https://www.msn.com/es-mx/noticias/mexico/vamos-a-respetar-decisi%C3%B3n-de-juez-sobre-santa-luc%C3%ADa-amlo/ar-AACnoWK
[11]https://www.sinembargo.mx/01-06-2019/3587426
[12]https://www.elfinanciero.com.mx/economia/pronosticos-de-calificadoras-no-resultan-y-no-tendran-exito-amlo-sobre-fitch-y-moodys
[13] https://www.voltairenet.org/article120085.html
[14]https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-48699883
[15] https://actualidad.rt.com/actualidad/319503-mexico-g20-plan-migratorio-centroamerica
[16] https://www.proceso.com.mx/575842/trump-nomina-a-christopher-landau-abogado-constitucionalista-para-embajador-en-mexico
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