Crisis en Venezuela
Es un show, no necesitamos mendigar: Maduro
La Cruz Roja y la ONU se han negado a auxiliar en la distribución de la ayuda enviada por EU y Europa

▲ Filinto Durán, embajador de Venezuela expulsado de Honduras, ayer en
el aeropuerto Toncontin, en Tegucigalpa. En imagen de la derecha, el
presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, durante un discurso
ante la Federación de Cámaras de Comercio de Venezuela.
Caracas.
Última hora en Venezuela. El momento ha llegado, anuncia el mensaje transmitido masivamente a través de cadenas de WhatsApp. La comunicación se acompaña de imágenes de militares colombianos y estadunidenses acantonados en la ciudad fronteriza de Cúcuta, Colombia, a punto de entregar asistencia humanitaria en Venezuela.
Otras supuestas notas informativas que circulan profusamente por las
redes sociales van aún más lejos y narran cómo soldados venezolanos se
unen a las tareas de distribución de víveres y medicinas, ante el júbilo
de la población local.
En la misma dirección, el opositor José Manuel Olivares, diputado de
la Asamblea Nacional, dijo el pasado 3 de febrero en un tuit:
“Informamos a toda Venezuela que en pocas horas estaremos en Cúcuta,
coordinando la llegada de la Ayuda Humanitaria. Gracias a @USAID, @StateDept, @WhiteHouse, Congreso de USA y al presidente @ivanDuque por hacer esta ayuda una realidad”.
La noticia es falsa, como lo son las otras. Las
pocas horasdel diputado Olivares se convirtieron en días y, por lo pronto, no hay en esta ciudad colombiana de unos 630 mil habitantes, movimientos en este sentido. El cruce fronterizo más transitado entre Colombia y Venezuela, punto de paso para el huachicoleo de gasolina venezolana a su país vecino, sigue cerrado al tránsito vehicular.
Pero, más allá de ser piezas en la guerra sicológica en marcha contra
el presidente Nicolás Maduro, los embustes muestran con claridad el
siguiente paso en la hoja de ruta que piensan dar quienes buscan
potenciar un gobierno paralelo en Venezuela: la utilización de una
supuesta crisis humanitaria y la entrega de asistencia para paliarla,
como vía para escalar la confrontación y abrirle paso a una posible
intervención militar extranjera.
El titular de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, que el pasado 23 de
enero se autoproclamó presidente encargado de Venezuela, ha hecho de
esta carta el centro de sus intervenciones políticas. El 2 de febrero le
escribió una misiva al secretario general de Naciones Unidas, António
Guterres, solicitándole poner en marcha mecanismos de apoyo para hacer
frente a la crisis humanitaria.
No tuvo mucha suerte: Guterres le respondió, refiriéndose a él como
presidente de la Asamblea Nacional y no como presidente encargado,
diciendole que la ONU está lista para aumentar sus actividades en
Venezuela en las áreas de la asistencia humanitaria y desarrollo, pero
con el consentimiento y la cooperación del presidente Maduro. De paso,
ofreció sus buenos oficios para tratar de lograr una solución política a
la situación que se vive en ese país.
Ante el golpe de la ONU, Guaidó optó entonces por acercarse a quienes
están de acuerdo con él, y convocó para el próximo 14 de febrero a una
conferencia sobre asistencia humanitaria, en la sede de la Organización
de los Estados Americanos (OEA), en Washington.
De inmediato, los aliados e impulsores de Guaidó entraron al rescate.
El 3 de febrero John Bolton, consejero de Seguridad Nacional de Estados
Unidos, informó que su país está movilizando y transportando la ayuda
humanitaria en respuesta a la solicitud de Guaidó.
Días antes, el 24 de enero, el secretario de ese país, Mike Pompeo, había anunciado que su gobierno
está listo para brindar más de 20 millones de dólares en asistencia humanitaria al pueblo de Venezuela para enfrentar la escasez de medicamentos. Y el 5 de febrero la Comisión Europea anunció este martes una ayuda de 5 millones de euros más para afrontar la crisis en este país.
La iniciativa opositora ha enfrentado grandes obstáculos. A pesar de
que la Asamblea Nacional anunció que la Cruz Roja Internacional sería
una de las entidades claves en la organización y distribución de la
ayuda a la que convocó su presidente, este organismo rechazó participar.
A través de un comunicado conjunto publicado el lunes, el Movimiento
Internacional de la Cruz Roja, así como la Media Luna Roja,
pertenecientes a la ONG Cruz Roja, informaron que
no pueden participarde la entrega de ayuda humanitaria a Venezuela desde Colombia, mientras no haya un acuerdo previo con el organismo.
El gobierno venezolano ha advertido lo que está en juego en este
pulso. El pasado 4 de febrero el presidente Maduro, ante un grupo de
artistas e intelectuales venezolanos y extranjeros, se refirió a esta
nueva fase del conflicto. “Con este show de la ayuda
humanitaria quieren hacerle ver al mundo que Venezuela no puede.
Venezuela no tiene que mendigar a nadie. Quieren humillar al pueblo de
Venezuela”, dijo.
Y añadió:
Que si están entrando por Cúcuta. Acá en Venezuela no va a entrar nadie, ni un soldado invasor, venga de donde venga, ¿o es que no tenemos una fuerza armada con suficiente capacidad para defender a Venezuela?, comentó.
Convertir a Cúcuta en zona de operaciones para distribuir ayuda
alimentaria por la fuerza tiene muchos riesgos. El territorio colombiano
en el que se asienta en esa ciudad fronteriza es un polvorín. Abundan
armas de grueso calibre en manos de todo tipo de fuerzas irregulares.
Allí opera el cártel mexicano de Los Zetas, grupos dedicados al huachicol,
el Ejército de Liberación Nacional y disidentes de las FARC que
rechazan el proceso de paz. Precipitar un conflicto político con
Venezuela desde ese territorio puede provocar un incendio de
consecuencias insospechadas.
Foto Afp
Luis Hernández Navarro
Enviado
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de febrero de 2019, p. 23
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