Aniversario de la OTAN
Campaign for Nuclear Disarmament (CND-UK)
| Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo |
Al cumplirse el
septuagésimo aniversario de la OTAN (el pasado 4 de abril), es momento
para hacer una valoración de la alianza militar nuclearizada nacida para
asegurar la superioridad militar de Occidente durante la Guerra Fría.
Lo más sorprendente de esta organización es que durante sus primeros
cuarenta años de existencia –es decir, durante la Guerra Fría– la OTAN
no se embarcó en guerras o campañas militares. Y, sin embargo, en los
treinta años posteriores, cuando su rival político y militar –la Unión
Soviética– ya no existía, la OTAN ha ampliado enormemente el territorio
bajo su control, ha cambiado su declaración de principios de una
posición defensiva a una agresiva, y se ha embarcado en una serie de
guerras (incluyendo la intervención en Afganistán, que sigue activa
desde hace dos décadas).
Estas actividades han transformado el final
de la Guerra Fría, que podía haber supuesto una oportunidad única para
una nueva diplomacia y una evolución pacífica, en una nueva era de
tensión global, con un cerco a China y Rusia que crea las condiciones
para una nueva guerra fría, anula las normas del derecho internacional,
especialmente en lo relativo a la soberanía nacional e introduce el
concepto espurio de “guerra humanitaria”.
El pasado 12 de marzo
se conmemoró un segundo aniversario de la OTAN que vale la pena
recordar, pues se cumplieron veinte años desde que los primeros antiguos
estados del Pacto de Varsovia se unieron a la organización atlantista.
En dicha fecha firmaron su adhesión Hungría, Polonia y la República
Checa, que pocos días después se encontraban en guerra con su vecina
Yugoslavia. Esa fue una guerra ilegal que trajo consecuencias
devastadoras para lo que quedaba de Yugoslavia, incluyendo el legado
tóxico del uranio empobrecido. Fue asimismo la primera vez que Tony
Blair utilizó su justificación infundada para las guerras de
intervención.
Forces.net, el servicio informativo de las fuerzas
armadas británicas es uno de los pocos medios de comunicación que ha
cubierto el aniversario de la ampliación de la OTAN hacia el este de
Europa. Algunos de sus razonamientos son muy válidos, como cuando
menciona que la primera ampliación de 1999 inició “una marcha
aparentemente imparable de la frontera de la alianza hacia Rusia”. El
informe también señala elocuentemente que, aunque las acciones rusas en
Crimea han renovado el interés de la OTAN por Rusia, algunos se han
cuestionado “si la expansión de la OTAN ha sido una provocación para
Rusia y ha creado el riesgo de una nueva Guerra Fría”.
Esta es la
pregunta crucial y, ahora que la OTAN se está expandiendo a América
Latina, es preciso comprender las implicaciones de dicha evolución.
Estos son algunos de los temas que deberá abordar el movimiento cuando
se celebre la cumbre de la OTAN que tendrá lugar en Londres el mes de
diciembre, a la que se espera asista Donald Trump y ante la cual la
Campaña para el Desarme Nuclear (CND) está preparando grandes
movilizaciones.
- Protesta: “No a Trump-NO a la OTAN”. Manifestación en LondresCentral London, diciembre 2019
Mientras
tanto, la red “No a la guerra-No a la OTAN”, de la que forma parte CND,
ha emitido el siguiente comunicado sobre el 20ª aniversario de la
guerra de la OTAN en Yugoslavia. Por favor, léanlo y estén listos para
participar en próximos actos contra la OTAN.
¡Detengamos las guerras e intervenciones de la OTAN!
El
24 de marzo de 1999 comenzó la guerra ilegal en Yugoslavia. Veinte años
después, la red internacional “No a la guerra-No a la OTAN” recuerda
este ataque deliberado contra un estado soberano. Ahí se abrió la Caja
de Pandora de la que saldrían otras tantas guerras ilegales, en
Afganistán, Libia, Irak y Siria, que han dejado un rastro sangriento de
destrucción, destituciones forzosas, aflicción y muerte.
La
guerra de Yugoslavia fue el modelo que sentó las bases para la
exacerbación de los conflictos étnicos y nacionalistas y para una
militarización de las sociedades que las prepara para la guerra. Quienes
huyen de las zonas de combate siguen amenazados por operaciones
militares, ya sea a cuenta de la agencia europea de control de
fronteras, Frontex, de la OTAN o de ambas.
La supuesta
legitimación de estas guerras se basó en una sarta de mentiras,
utilizadas para asentar el dominio, ganar influencia o conseguir
recursos y hegemonía.
Durante este tiempo, la OTAN se ha
desarrollado a escala global convirtiéndose en la alianza militar por
antonomasia. Esto ha quedado claramente de manifiesto tras la decisión
colectiva de sus miembros de aumentar el gasto en defensa hasta al menos
el 2% del PIB para 2014. Este nuevo impulso militarista reducirá la
influencia de China y Rusia y asegurará recursos para la hegemonía
capitalista.
Las contradicciones existentes entre los estados
miembros de la OTAN no pueden ocultar este objetivo común y la
permanente expansión territorial de la OTAN sirve para dichos
propósitos. Las preparaciones para la guerra, y más recientemente contra
Venezuela, subrayan esta actitud agresiva. El abandono del armamento
nuclear nunca ha sido considerado seriamente como una opción. La carrera
armamentística nuclear se reavivará hasta un nivel nunca visto en
décadas mediante la modernización global y el despliegue de nuevas armas
nucleares previsto por EE.UU. tras su abandono del tratado de
euromisiles INF. Y, lo que aún es más grave, la estrategia de atacar
primero de la OTAN supone una amenaza para el planeta en su conjunto.
Desde
su fundación en 2009, la red internacional “No a la Guerra-No a la
OTAN” ha logrado, mediante diferentes acciones, reducir el respaldo de
la ciudadanía a la OTAN en algunos estados importantes, llegando en
ocasiones a deslegitimarla. Nuestro objetivo –veinte años después del
ataque ilegal a Yugoslavia y setenta años después de la creación de la
OTAN– sigue siendo el mismo: vencer al dinosaurio belicista y
reemplazarlo con una organización internacional que busque la seguridad y
el desarme colectivo.
Kate Hudson es secretaria general del
CND desde septiembre de 2010. Anteriormente fue presidenta de la
organización desde 2003. Es una activista antinuclear y contra la guerra
reconocida a escala nacional e internacional.

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