Los regímenes
derechistas latinoamericanos no paran de chillar contra Venezuela, y la
amenazan hasta con una agresión militar, pero esconden que si se desata
un conflicto bélico en la Patria Grande sus países pondrán muchos
muertos, especialmente Colombia y Brasil.
Como hienas en
manada alentadas por Estados Unidos (EEUU), los gobiernos
ultraconservadores de la región persisten en atacar a la Revolución
Bolivariana, y a su actual líder el presidente Nicolás Maduro.
La escalada de agresiones que protagonizan Colombia, Brasil y
Argentina, entre otras, sube peligrosamente de tono, al compás de los
tambores de guerra que suenan cada vez más desde Washington, empecinado
en destronar de cualquier manera a Maduro y al Chavismo.
Sin
embargo, esos regímenes de derecha ocultan algo muy importante. De
llegarse a la locura de materializarse una invasión bélica a Venezuela,
serán sus compatriotas los que pondrán más muertos porque EEUU los
utilizará como carne de cañón.
Que ninguno de ellos piense
que el Pentágono y el ejército yanqui estarán en la primera línea de los
ataques y menos desde tierra, solo lo harán desde aire y mar, mientras
colombianos, brasileños y hasta soldados israelíes traídos a Nuestra
América morirán en los eventuales combates.
Porque, claro,
Venezuela y sus militares bien entrenados no se quedarán de brazos
cruzados, y se verán obligados a ultimar a los invasores.
Como en otras guerras sangrientas desatadas por Washington, conoceremos
además de los llamados daños colaterales porque bombas y misiles “made
in USA” caerán sobre territorios de los agresores.
Por
supuesto que el eventual conflicto lo tendrán que pagar las hienas al
servicio del imperio en Latinoamérica, igual que le ha ocurrido a la
Unión Europea (UE) por dejarse involucrar en las incursiones castrenses
de EEUU en naciones del Medio Oriente, como Libia y Siria.
Y
hay otro elemento que se oculta, la mayoría de las fuerzas militares de
la Patria Grande, incluidas las de Colombia, Brasil y Argentina no
tienen la experiencia ni la convicción suficientes para salir
victoriosas en una confrontación castrense como la que puede
desencadenarse en torno a Venezuela.
Solo un ejemplo, nunca
el ejército colombiano pudo derrocar a las guerrillas en esa nación, y
al final hubo que sentarse a la mesa de negociaciones para firmar una
paz que ahora el presidente Iván Duque ha traicionado.
Ni
siquiera, en pandilla, como atacan las hienas para arrebatarle la presa
al Rey de la Selva, el León, la tendrán fácil aquellos que se prestan
para que Washington se apodere del petróleo y los vastos recursos
naturales de Venezuela.
Un consejo sano a los políticos de
derecha bravucones: eviten la guerra, porque ensangrentarán a la América
nuestra, desde el sur del Río Bravo hasta la Patagonia, declarada Zona
de Paz por las 33 naciones que la conforman.

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