Guatemala
En Guatemala, la
educación superior sigue siendo un lujo. Un escaso 3% de la población
tiene acceso a la universidad. El porcentaje de graduados universitarios
comparado con otros países, con Cuba por ejemplo, es ínfimo. Seguimos
siendo una sociedad analfabeta (más de 20% de analfabetismo abierto). Y
en la universidad –obligado es decirlo– el texto básico es Wikipedia.
¿Cuántos libros por mes leíste este año?
La universidad pública, la
San Carlos de Guatemala, tiene una historia heroica, legendaria. Fue una
de las primeras en el continente, fundada en 1676. Para ese entonces,
en los primeros años de la Conquista española, Latinoamérica tenía
varias universidades. En 1636, cuando apenas nacía la de Harvard en
Estados Unidos, ya había trece universidades en la región
latinoamericana. Pero en todos los casos se seguía el modelo medieval
traído de Europa, asociado siempre con los poderes de la realeza y de la
Iglesia católica.
Con los años, ese modelo fue cambiando,
aunque persisten reminiscencias (las graduaciones, por ejemplo, con toda
su parafernalia quasi medieval). Hoy, con el triunfo omnímodo
del neoliberalismo, la universidad está al total servicio del mercado,
enfatizando la noción de "universidad empresarial", donde lo que cuenta
es la óptima relación costo-beneficio concebida solo desde el lucro
privado. Lo comunitario no cuenta. Actualmente, dado ese paradigma, fue
debilitándose o esfumándose la idea de desarrollo social, de extensión y
servicio a la comunidad. De ese modo se termina olvidando el Artículo
82 de la Constitución, que establece que la universidad pública "cooperará al estudio y solución de los problemas nacionales".
A
principios del siglo XX, en toda Latinoamérica tienen lugar procesos de
autocrítica y explosión renovadora en el seno de las universidades.
Surgidas en la de Córdoba, Argentina, en 1918, las protestas
estudiantiles denunciaban la permanencia de estructuras clasistas y
oligarcas en instituciones que no respondían a los procesos de
modernización social que vivía el país por aquel entonces, con casas de
altos estudios aún organizadas según criterios semi-medievales
arrastrados durante toda la Colonia, sentando así las bases para una ola
de reformas universitarias y crítica social que en las primeras décadas
del siglo va a barrer toda la región. En Guatemala, la reforma
universitaria llega en 1944. Las banderas fundamentales levantadas por
estos movimientos eran la autonomía universitaria y la cogestión,
elementos que se consideraron principios necesarios para convertir a las
universidades en motores eficientes de la democratización social y
cultural, y por tanto del desarrollo nacional.
Con su
autonomía, la USAC se convirtió en un centro de denuncias, semillero de
luchas políticas y protestas contra el orden social imperante. Por
décadas fue un referente en la vanguardia intelectual, pasando a ser
centro de pensamiento crítico, lugar donde se inspiraron numerosas
propuestas de transformación revolucionaria. Pero todo eso ha cambiado
en estas últimas décadas, a partir de una represión monstruosa que costó
vidas y exilios, degradando deliberadamente a la Tricentenaria en su
nivel académico. Cambiado, claro está, a favor del gran capital y no en
provecho de las mayorías populares.
Hoy día es imprescindible
profundizar la autonomía universitaria; ante la ola neoliberal y
privatista que nos maniata, y que sigue golpeando a la educación
superior pública. Ante ello es imprescindible mantener la autonomía de
la universidad, para seguir fieles al precepto constitucional de ser un
ente al servicio del pueblo, dado que el pueblo mismo es quien la
financia con sus impuestos.
Pero el gobierno central no parece pensar lo mismo. Seguramente escuchando las recomendaciones dadas al oído por la derecha ("Les damos el 5% constitucional si limpian la U de zurdos",
dicen que le dijeron al Rector en el Congreso), hoy día está en abierta
confrontación con la Carolingia. La decisión del Consejo Superior
Universitario de la San Carlos de haber decretado non grato al
presidente Jimmy Morales y al vice Jafeth Cabrera por su poca
transparencia en la lucha contra la corrupción, trajo como consecuencia
esta "pasada de factura": para el año 2019 los Padres de la Patria (¿?)
recortan el presupuesto de la universidad, en beneficio del ejército.
Así las cosas…. ¡ni a Wikipedia llegaremos!
Blog del autor: https://mcolussi.blogspot.com/

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