Perú
Tradicionalmente para
los peruanos, Octubre fue tan solo el mes del Señor de los Milagros. En
la segunda parte del siglo pasado, se añadió un nuevo acontecimiento: la
insurgencia militar de Velasco Alvarado, de la que hoy se recordaron
cincuenta años Más cerca todavía, un hecho nefando: el asesinato de
Melisa Alfaro, la joven periodista de semanario “Cambio”, que pereció
víctima de una alevoso atentado terrorista consumado por el régimen de
entonces, a través del Grupo Colina, hace 27 años.
Hoy, octubre
tiene otra connotación. En apenas una quincena, se han sucedido hechos
inéditos: la cancelación del indulto concedido por PPK en beneficio de
Alberto Fujimori; la victoria edil de Jorge Muñoz, en el Municipio de
Lima; la catastrófica derrota de “Fuerza Popular” en la misma
circunstancia; la reacción de Vizcarra, que busca un referéndum más
preciso; la ubicación de Antonio Camayo como “colaborador eficaz”; y,
finalmente, la detención de Keiko Fujimori la candidata de la Mafia en
los comicios presidenciales del 2011 y el 2016. Hechos, que, a no
dudarlo, quedarán en la memoria de los peruanos.
Pero lo que
deberá también quedar en la memoria, es la reacción de los llamados
“actores sociales” ante estos acontecimientos. Los parlamentarios
keikistas blindaron a Héctor Becerril y a Pedro Chávarry, con la
complicidad del APRA; la “prensa grande” tomó cautelosa distancia de la
hija del dictador; los voceros de la Mafia se desgañitaron clamando la
inexistencia inocencia de su lideresa; el Juez Carhuancho elevado a la
categoría de Pro Hombre de la Patria, continuó su tarea judicial.
Lo curioso fue que este Juez se ganó un puesto en el pecho de Karina
Calmet cuando dispuso la captura de Ollanta Humala y Nadine Heredia,
hace casi ujn año. Ella -y los suyos- se mandaron hacer pintorescos
polos con la foto del Juez, rindiéndole pleitesía. Hoy, lo cubren de
improperios de arriba abajo, sin miramiento alguno.
Es extraño:
cuando algunos dijeron en defensa de su esposa que no debía ser privada
de su libertad tan inopinadamente una madre de dos hijos pequeños; los
voceros de la Mafia dijeron que eso, era culpa de ella; ¿Para qué, si
era mafiosa, había traído hijos al mundo?, se preguntaron. Y ¿para que
se metió en esas cosas, teniendo hijos pequeños? apuntalaron los menos
agresivos. Pero todos dijeron -a una sola voz- que nadie debía “tener
piedad” de una mujer, porque era madre.
En este octubre, sin
embargo, y luego de lanzar diatribas del más variado calibre contra el
Juez Carhuancho, aluden a la condición de madre de Keiko Fujimori”; y la
congresista Aramayo afirma –con lágrimas en los ojos- que “por ser
madre”, nunca debió ser encarcelada. Es la misma lógica que exige la
libertad de Fujimori porque tiene 80 años, y calla cuando le dicen que
hay otros presos que tienen más, y siguen presos.
De todos modos, así como van las cosas, este octubre habrá de ser inolvidable.
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