“Sé
 que cumples los treinta y ocho el día 14. ¿Piensas acaso que a esa edad
 un hombre empieza a ser viejo?” Carta de Fidel de 3 de junio de 1966 
 En el periodo del 2 de diciembre de 1956 al 31 de diciembre de 1958, 
Ernesto Guevara de la Serna inició y desarrolló su trayectoria 
guerrillera convertido en el legendario Comandante conocido popularmente
 y oficialmente como Che, y no por azar designado por Fidel como el 
primer Comandante del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra. 
 Fue en este periodo de su vida guerrillera en el que, sin previo fogueo
 en la lucha revolucionaria armada, e insertado en un contingente 
revolucionario hasta entonces extranjero, tuvo la ocasión de demostrar, a
 pesar de las ocasionales y hasta graves limitaciones físicas por sus 
crisis asmáticas, su indomable voluntad, su recio y estoico carácter, 
sus claras y avanzadas ideas políticas y revolucionarias, su 
sobresaliente don de mando y pericia estratégica y su identificación 
plena con el espíritu, el sentimiento, la idiosincrasia y los ideales 
patrios del pueblo cubano y de su líder máximo Fidel Castro. 
 Tenía 28 años cumplidos cuando inició su meteórica carrera guerrillera. Según su Diario de un combatiente de la Sierra Maestra a Santa Clara (1956-1958),
 el día previo a su cumpleaños 29, en 1957, escribió que “teníamos que 
buscar una cueva donde escondernos, pues ya era peligroso tanto tiempo 
de permanencia en el mismo sitio pero debí dejarlo para las 12 pues 
estaba con bastante asma, probablemente a causa del tabaco pues le metí 
duro a la cachimba. (…) debimos improvisar una búsqueda de la flor del 
clarín para el asma. (…) Me inyecté ACTH de nuevo. 
 El día 14 de junio, primer cumpleaños en Cuba, no refiere en el Diario nada
 sobre este acontecimiento personal, y relata incidentes y hechos 
relacionados con la supervivencia de su grupo guerrillero en el entorno 
campesino. 
 Al año siguiente, el 13 de junio narra 
incidentes propios del ambiente guerrillero y que “la aviación estuvo 
activísima durante toda la mañana bombardeando las zonas (…)”. El día 14
 tal vez no tuvo ocasión de pensar en su cumpleaños, pues en cuatro 
líneas reflejó lo siguiente: “Invertimos todo el día en llegar al Macío,
 donde estaba Acuña, iniciando inmediatamente la investigación del caso,
 tarea en la que me dieron las 12 de la noche. Crescencio me había dicho
 que aceptaba mi fallo como bueno y me daba plena libertad para actuar.”
 
 En los meses siguientes de 1958, Ché continuó tejiendo su 
leyenda guerrillera hasta la toma de la Ciudad de Santa Clara, y después
 del triunfo de la Revolución, pasó a ocupar múltiples responsabilidades
 del gobierno y del partido en Cuba, que lo distinguieron como político y
 estadista de la primera fila de la Revolución Cubana. Quizás no 
sabremos nunca como transcurrieron todos sus cumpleaños en el periodo 
que culminó aquella mañana del jueves 1ro de abril de 1965, cuando 
partía desde La Habana hacia su destino en el Congo, y en que según 
escribiera en su Pasaje de la guerra revolucionaria, Congo:
 “Dejaba atrás casi once años de trabajo para la Revolución Cubana al 
lado de Fidel, un hogar feliz, hasta donde puede llamarse hogar la 
vivienda de un revolucionario consagrado a su tarea y un montón de hijos
 (tres hembras y dos varones) que apenas sabían de mi cariño. Se 
reiniciaba el ciclo.” 
 Sobre esta misión Fidel declaró a Gianni Miná, en Un encuentro con Fidel:
 “Esto nunca lo hemos publicado. Entonces, el movimiento revolucionario 
(del Congo) nos pidió una ayuda, que le enviáramos instructores, 
combatientes, en una misión internacionalista. (…) Entonces yo mismo le 
sugerí a Che la idea de que había que ganar tiempo, esperar; él quería 
desarrollar cuadros, desarrollar más la experiencia, y lo hicimos 
responsable del grupo que fue a ayudar a los revolucionarios en el 
actual Zaire (…).” 
 William Gálvez en su obra El sueño africano de Che
 relata que “Poco antes de la medianoche del viernes 23 de abril de 1965
 tal vez aquel hombre, del que muy pocos sabían su verdadera identidad, 
no recordara que 9 años, 4 meses y 29 días atrás realizó un viaje 
semejante. Aunque en aquella ocasión la travesía fue más larga, ambas no
 estuvieron exentas de los mismos peligros y ambas perseguían un mismo 
objetivo. El 25 de noviembre de 1956, el joven Ernesto Guevara de la 
Serna subía a una embarcación, en el puerto del río Tuxpan, en México. 
Con anterioridad había aceptado ser el médico de la expedición de 82 
hombres comandada por Fidel Castro que, apretujados, irían en el yate 
Granma decididos a combatir la tiranía que imperaba en Cuba. Aquella 
salida fue lo más clandestina posible (…). Esta vez deben cruzar un 
inmenso lago de unos 70 kilómetros también a oscuras y los riesgos de 
ser atrapados o hundidos serán los mismos.” 
 Pisaron la tierra congolesa en la madrugada del sábado 24 de abril, según relato de Ché. 
 Y Gálvez apunta que “el 14 de junio, Ché cumplió 37 años, pero nadie 
más que él lo supo en aquella región africana, pues a nadie se lo dijo.”
 
 El tiempo pasó y las circunstancias de la política 
internacional africana, determinaron poner fin a la misión 
internacionalista encabezada por el Che, que se estableciera en el Congo
 desde el 24 de abril hasta la madrugada del domingo 21 de noviembre de 
1965. Después transcurrirían meses, periodo en que escribió Pasajes de 
la Guerra Revolucionaria, El Congo, y se dedicó a otras tareas 
relacionadas con su próximos planes latinoamericanos. 
 A 
pesar de que al principio estaba renuente a regresar a Cuba, mientras 
aquí se hacían los preparativos para su inmediata contienda guerrillera 
en Bolivia, cumpliendo sus peticiones de coordinaciones, recursos y 
hombres, Fidel logra convencerle de la necesidad y utilidad de regresar 
para poner a punto tal empresa en una carta de fecha 3 de junio de 1966,
 definitoria por su carga argumental y la comunión de sentimientos y de 
respeto compartidos por ambos. En la misiva, en respuesta a una 
observación del Che sobre su edad, Fidel le señala: ““Sé que cumples los treinta y ocho el día 14. ¿Piensas acaso que a esa edad un hombre empieza a ser viejo?” 
 Los días guerrilleros del Che en Bolivia se sucedieron desde el 7 de noviembre de 1966, en que escribió en su Diario
 “Hoy comienza una nueva etapa”, hasta el 9 de octubre de 1967 en que 
fue asesinado. Quizás por las circunstancias vividas durante su estancia
 en Cuba y la cercanía familiar, las nostalgias se reflejaron en sus 
apuntes diarios, señalando en las fechas correspondientes los cumpleaños
 de: Aliucha (su segunda hija); de su padre Ernesto; de Hildita, su 
primera hija; de su esposa Aleida; de Ernestico, su hijo menor; de 
Roberto y Juan Martin, sus hermanos; de Camilo, su hijo; de Celita y el 
suyo, el día 14 de junio. También menciona los cumpleaños de dos 
guerrilleros: Benigno y Pablito (el menor en la guerrilla). 
 Resulta significativo lo expresado sobre las condiciones de aquel día 
14 de junio de 1967, en un sitio situado a una altura de 840 metros, y 
su juicio sobre el cumpleaños, en el que emplea un criollo cubanismo: 
“Pasamos el día en la aguada fría, al lado del fuego, esperando noticias
 de Miguel y Urbano que eran los chaqueadores. (…). Quedamos en el 
lugar, comiéndonos el último potaje, no queda más que una ración de maní
 y 3 de mote. 
 He llegado a los 39 y se acerca 
inexorablemente una edad que da que pensar sobre mi futuro guerrillero; 
por ahora estoy “entero”.   
 Así transcurrió el 
último cumpleaños en la vida del Che Guevara. Los siguientes cumpleaños 
después de su caída, etapa perenne de su siempreviva inmortal, han sido 
recordados y conmemorados por su pueblo cubano, junto al del General de 
la independencia Antonio Maceo; y hombres y mujeres de muchos otros 
pueblos del mundo rinden todos los años el homenaje que merece el 
Guerrillero Heroico. 
 Esta vez, en el 90 aniversario de su 
natalicio, la historia ha puesto de manifiesto que, a pesar del tiempo 
transcurrido, Che se mantiene joven, entero e íntegro como paradigma de 
los revolucionarios consecuentes del pasado, presente y futuro. 
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