Dolor y mucha furia fue
 la reacción de los desesperados familiares de los 44 tripulantes del 
submarino argentino ARA San Juan, que desapareció en el Atlántico sur en
 la mañana del 15 de noviembre, cuando un jefe de la Marina utilizando 
un lenguaje científico les comunicó sobre un evento violento, singular, 
anómalo, corto y no nuclear consistente con una explosión.
 Para los 
familiares de los 44 tripulantes la explicación sonó a burla, ya que la 
tragedia se resumía en una corta frase: el sumergible explotó. Y de allí
 los gritos y los insultos que no dejaron que se acabara de leer el 
informe en la base naval de Mar del Plata revelaron un profundo 
descontento que iba mucho más allá de esta tragedia, describe la 
periodista Stella Calloni. 
 El dato trascendental acercado a la 
Armada por la Organización del Tratado de Prohibición Completa de 
Ensayos Nucleares confirmó las peores presunciones: el ARA San Juan 
sufrió un evento cataclísmico en plena navegación hacia Mar del Plata, a
 unas 30 millas náuticas al nornoreste de su último punto de contacto 
radiofónico, a más de 400 kilómetros de la costa patagónica, frente al 
golfo San Jorge. 
 El vocero de la Armada, Enrique Balbi, sostuvo 
que las fuerzas internacionales que se unieron a las argentinas para la 
búsqueda y rescate del submarino argentino se concentrarán en tratar de 
ubicar dónde está el TR-1700 (modelo del submarino). En caso de que haya
 ido a fondo más allá del talud de la plataforma continental, no se 
puede descartar que el casco resistente del sumergible haya colapsado 
irremediablemente. Hasta que no haya una certeza y una evidencia, la 
búsqueda continúa con todos los medios, dijo. 
 “Nos engañaron, lo
 sabían porque fue el mismo día 15 que esto sucedió, fueron perversos, 
mataron a los nuestros”, clamaban los familiares. Jesica Gopar, esposa 
del tripulante Fernando Santilli, dijo que hablando con personal de la 
Armada les dijeron directamente que la nave podría haber estallado y les
 aconsejaron llevar flores al mar. Añadió que cuando fue a la base a 
recibir apoyo sicológico sólo le ofrecieron un vaso de agua y una 
pastilla. 
 “Están todos muertos, nos confirmaron que están todos 
muertos”, sollozaba el padre de uno de los tripulantes, al referirse al 
informe de la Armada de que el ARA San Juan sufrió una explosión a las 
10:31, justo tres horas después del último contacto. “No puedo hablar 
mucho. Me llamaron hace 15 minutos y me dijeron que hubo una explosión a
 200 metros de profundidad y que todos están muertos (…) Es básico, no 
hay mucha vuelta qué darle. Explotó a 200 metros de profundidad y no hay
 humano que sobreviva a eso”. 
 Entre los 44 marinos, figuraba la 
teniente Eliana María Krawczyk, de 35 años, la única mujer submarinista 
en el país. Itatí Leguizamón, esposa de otro tripulante, replicó: ¿Quién
 es tan estúpido como para creer que recién ahora detectaron la señal de
 la explosión? Si antes habían dicho que hubo una falla leve –un 
incendio–, ¿por qué después dicen que fue una explosión?” 
 
Claudio Rodríguez, hermano de Hernán, el jefe de máquinas, no disimuló 
su pesimismo: “Todavía no encontraron los cuerpos, cuando lo hagan y 
cuando los saquen, si es que los pueden sacar, yo como familiar, y esto 
se lo dije al Almirante anoche, si ha sido culpa de ellos, esperemos que
 paguen todos los jefes”. 
 ¿Presencia estadounidense? 
 En primer lugar el gobierno del presidente Mauricio Macri deberá 
explicar a la población y al Congreso por qué estaban militares y 
científicos de la estadounidense Administración Nacional de la 
Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) desde la 
segunda quincena de octubre y por qué llegaron a Ushuaia buques el 31 de
 ese mes, lo que es absolutamente ilegal. 
 También debe explicar 
si ya estaban haciendo maniobras naves estadounidenses de la Cuarta 
Flota y otras que habían participado recientemente en Chile de un 
simulacro de desaparición y hundimiento de un submarino. Si en función 
de la búsqueda del ARA San Juan, Estados Unidos, que envió aviones 
Galaxy, estaría instalando una base militar y otra de control de ensayos
 nucleares en Tierra del Fuego, la llamada isla del fin del mundo, más 
despoblada ahora al cerrarse en los pasados dos años las fuentes de 
trabajo. 
 La desconfianza sobre estos hechos ha generado una 
fuerte tensión entre la sociedad civil, así como sectores políticos y 
científicos. Y se cruzan hipótesis de todo tipo. El analista Daniel do 
Campo Spada sostuvo que el régimen de Macri autorizó el ingreso de 
cientos de soldados y material bélico (incluidas naves y armamentos) 
estadounidenses a territorio argentino sin acuerdo del Congreso, como 
ordena la Constitución. 
 Esto aumentó con la excusa de colaborar 
en la búsqueda del submarino argentino, que desde su punto de vista 
habrían hundido por error en maniobras conjuntas que tampoco fueron 
autorizadas por el Congreso. En este caso recordó que la propia embajada
 estadounidense en Buenos Aires se ufanó de la presencia militar que 
están logrando por primera vez en la historia argentina, en reciente 
entrevista con el diario Clarín. 
 Do campo señaló que se están 
instalando también en la base de Comodoro Rivadavia. Aunque se denominan
 Comando de Rescate son unidades de ataque y ocupación que están 
ingresando con aviones de gran porte como se ha comprobado en días 
recientes. Recordó que el Congreso ni autorizó ni debatió esta ocupación
 de personal especializado usando como pretexto la desesperación en la 
búsqueda de sobrevivientes en el sumergible hundido. Resaltó que 
unidades submarinas de alta sofisticación no tripulada y aviones con 
conexión satelital de la NASA ya ocupan gran parte de la base de la 
marina en la zona. 
 Por su parte, el periodista y escritor Juan 
Salinas afirma que el gran dolor ante tamaña tragedia lo obliga a hacer 
preguntas porque se impone saber una verdad que “no reconocerá las 
barreras de una prensa amordazada: ¿Cómo y por qué sucedió este grave 
hecho? ¿Cuál era la misión secreta del ARA San Juan como reconoce una 
juez federal? ¿Quiénes eran los tripulantes supernumerarios? ¿Tuvieron 
algo que ver Estados Unidos o Gran Bretaña? Si había una misión secreta,
 ¿la autorizó el presidente?” 
 Y añade: ¿aprovechará Macri para 
barrer con la cúpula militar consensuada en período kirchnerista para 
remplazarla por una aliada, estilo Corte Suprema? También comenta 
Salinas que si ocurrió una explosión desde hace una semana, esto era 
sabido y fue ocultado por el almirantazgo, y posiblemente también por 
altas instancias del poder político. 
 Salinas dice tener 
conocimiento de que el ARA San Juan pudo haberse colado a la zona de 
exclusión dispuesta unilateralmente por Reino Unido en torno a las 
Malvinas, y según otros observadores estaba haciendo maniobras conjuntas
 con la Marina de Estados Unidos a espaldas del Congreso, lo que abre la
 posibilidad de que se haya producido un accidente. 
 Además, se 
analiza que un corto circuito puede provocar un incendio, pero 
difícilmente deriva en una explosión. En este caso los expertos deben 
decir si un incendio puede hacer detonar los torpedos. De lo contrario 
se agigantará la sospecha de que pudo haber sido torpedeado por error. 
Este es el tenor de lo que surge en estos momentos en que la sombra de 
una tragedia de esta naturaleza invade el país y la incredulidad sigue 
creciendo. 
 El periodista Gabriel Fer´nadez, director de La señal
 medios, señaló que el episodio está sirviendo al gobierno de Mauricio 
Macri “para instalar la necesidad de contar con el control 
estadounidense en nuestra región”. Añade que el destino de las naves 
argentinas, en la mente oficial, no será tan distinto del que se le 
otorgó a la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales ( ARSAT). Se 
está construyendo forzadamente un pequeño país primarizado, lejos de la 
tecnología e inerme para la defensa de su soberanía”. 
 “Ahora 
sólo resta que la demagogia liberal, difundida en altavoz por 
periodistas indignos, termine expresando que si se anulan los “gastos” 
en tecnología destinada a la Defensa, se podrán hacer más escuelas. Y 
que las grandes potencias del Norte están en condiciones de darnos una 
mano para monitorear el Atlántico Sur”, añadió: “Desde las aguas del 
Atlántico, emerge el verdadero rostro de la gestión antinacional”. 
 Gobierno busca estrategia 
 Para intentar neutralizar la crisis y ante el temor por el impacto 
político, el Gobierno seguramente optará por desplazará a la cúpula de 
la Armada. El Gobierno teme por la repercusión internacional y las 
críticas de los familiares, que cuestionaban a voz en cuello la forma en
 que se manejó la situación desde el primer momento. El equipo de 
comunicación que conduce el jefe de gabinete Marcos Peña eligió el 
silencio ante la situación y la única cara visible fue la del vocero de 
la Armada. 
 Aún el Gobierno no terminó hasta ahora de esbozar una
 estrategia clara. Las habituales cuentas de Twitter oficialistas 
(muchas de ellas fantasmas, otras tercerizadas) comenzaron a 
responsabilizar al Gobierno anterior por el arreglo que tuvo el 
submarino y que culminó en 2014, pero esta versión presenta lgunos 
problemas concretos para el gobierno de Mauricio Macri: después de su 
puesta en funciones de nuevo en 2015, el submarino cumplió con viajes 
durante dos años, incluyendo en mayo de este año un ejercicio militar 
que incluyó el disparo de torpedos. 
 Además, en un informe ante 
el Congreso en 2016, el jefe de Gabinete sostuvo que el submarino tuvo 
“una reparación de ‘media vida’ del submarino ARA ‘San Juan’ que 
extendió 30 años más la vida útil del mismo y ya fue entregado a la 
Armada Argentina y se encuentra operativo en Mar del Plata”. 
 Cómo se descubrió el sonido de la explosión 
 El estallido en la zona donde navegaba el ARA San Juan fue detectado 
por dos sensores subactuáticos de la Comisión para el Control Integral y
 de Pruebas Nucleares, un organismo internacional con sede en Viena, 
Austria, que monitorea la existencia de explosiones nucleares en la 
superficie terrestre, en la atmósfera, debajo de la superficie de la 
tierra y en los océanos. 
 El ingeniero hidroacústico del Ctbto 
Mario Zanpolle indicó a Página 12 que “el análisis detallado lo 
empezamos a hacer el sábado, una vez que estaba claro que nuestro 
sistema había recogido algo inusual que podía tener algo que ver con el 
submarino aregntino”. Explicó que los factores a partir de los cuales el
 sonido registrado por los dos sensores, ubicados en los océanos Indico y
 Atlántico Sur, pueden corresponder a la explosión del submarino son las
 características del sonido, el lugar en donde se lo ubicó y la hora. La
 jefa de prensa del organismo, Elisabeth Wächter, señaló que la 
información fue brindada recién el jueves al embajador argentino en 
Austria, Rafael Grossi”. 
 “Nosotros registramos datos durante las
 24 horas del día para ver si hay alguna explosión nuclear”, advirtió 
Zanpolle, y aclaró que “el informe sobre el ARA San Juan lo hicimos por 
nuestra propia iniciativa, cuando nos enteramos acerca de la 
desaparición del submarino y detectamos sonidos inusuales en algunas 
estaciones hidroacústicas cercanas”. 
 Rubén Armendáriz. Investigador y Analista uruguayo del Centro latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la) 
 
 
 
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