El
 plan diseñado por la administración Obama para deportar a adolescentes 
centroamericanos en cuanto alcanzan la mayoría de edad sigue operativo. A
 pesar de la intercesión de funcionarios públicos y de un recurso 
pendiente en la Corte Federal de Inmigración, el joven Pedro Arturo 
Salmerón, de Carolina del Norte, fue deportado a El Salvador el sábado 
12 de noviembre, pocos días después de que Donald Trump saliera elegido 
presidente de los Estados Unidos.
Esta deportación 
confirma la continuación de la política iniciada el año pasado, bajo el 
gobierno de Obama, como respuesta al número sin precedentes de menores y
 de madres con hijos pequeños que llegaron a la frontera entre México y 
Estados Unidos procedentes de El Salvador, Guatemala y Honduras durante 
el verano de 2014. A consecuencia de la escalada de violencia que 
convirtió a estos países en los lugares más peligrosos de la tierra y 
desencadenó una migración masiva, el Departamento de Seguridad Interna 
de Estados Unidos (DHS) publicó una directiva, en diciembre de 2015, 
cuyo objetivo son los jóvenes y los solicitantes de asilo en situación 
de vulnerabilidad tan pronto como quedan sin protección por haber 
superado la mayoría de edad.
Aunque tanto el DHS como el 
presidente Obama insistieron en que su objetivo era sólo detener y 
deportar a criminales peligrosos, la realidad parece indicar lo 
contrario. Los inocentes solicitantes de asilo y ayuda, fácilmente 
identificables y localizables porque facilitan toda su información 
personal, son los que están en mayor riesgo.
En junio de 
2014, cuando tenía 17 años, Pedro huyó de El Salvador para reunirse con 
su familia en Charlotte, Carolina del Norte, tras el brutal asesinato y 
decapitación de un primo suyo a manos de miembros de una pandilla 
criminal que, según afirma su familia, le amenazaba también a él.
Pero
 la estancia con su madre, Carmen, y otros miembros de su familia acabó 
bruscamente. Al llegar a los Estados Unidos, Pedro solicitó 
inmediatamente asilo humanitario y permiso para vivir con sus familiares
 en Carolina del Norte, y toda la familia se empeñó en seguir su caso, 
invirtiendo en ello miles de dólares. Pero el 26 de enero de 2016, 
Pedro, estudiante de la Escuela Secundaria Vance, fue arrestado por 
agentes del ICE (el brazo policial del DHS) camino de la escuela.
Pedro
 sabe tocar varios instrumentos y soñaba con emprender una carrera 
musical, pero en Vance sobresalía también en ciencias y literatura. Tras
 su detención, se le ha mantenido confinado durante 10 meses en el 
Centro de Detención Stewart en Lumpkin, Georgia, a 640 km de su familia y
 simpatizantes en Carolina del Norte, en una atmósfera que ha descrito 
como de "decepción y desespero".
El espigado joven, de voz
 suave y pelo largo y brillante que le cae por la espalda, tenía en 
principio que ser trasladado a Houston, Texas, pero el avión en el que 
iba a viajar no obtuvo permiso de vuelo. Era la tercera vez que Pedro y 
su familia tenían que pasar por un comienzo en falso de los 
procedimientos de expulsión. A la 1 de la madrugada del 31 de julio le 
sacaron de Stewart para su deportación inminente, pero le trajeron de 
vuelta a Georgia al día siguiente. Lo mismo había ocurrido ya dos veces 
aquella misma semana. El abogado de Pedro cree que se trataba de una 
"represalia” por haber presentado una queja por un anterior traslado a 
un centro de Louisiana.
La congresista Alma S. Adams, 
representante del distrito 12 de Carolina del Norte, ha estado 
denunciando el caso y apoyando a Pedro y a la familia Salmerón durante 
todo el año, incluso viajando a Stewart para verle. Pedro ha contado 
también con el apoyo de otros tres congresistas, John Lewis (Demócrata, 
Georgia), Hank Johnson (Demócrata, Georgia) y G.K. Butterfield 
(Demócrata, Carolina del Norte), que escribieron con Adams una carta 
dirigida a Jeh Johnson, director del DHS, solicitando una "solución 
humana" para los jóvenes inmigrantes.
La actitud hacia los jóvenes inmigrantes no sigue, sin embargo, líneas partidistas.
Kay
 Hagen, senador del Partido Demócrata que representó a Carolina del 
Norte en Washington entre 2009 y 2015, se opuso vehementemente a la Ley 
DREAM (Desarrollo, Ayuda y Educación para Menores Extranjeros), que 
permite que los estudiantes indocumentados que han nacido en otros 
países pero han crecido y se han educado en Estados Unidos continúen sus
 estudios en este país. En 2010, Hagen fue uno de los únicos cinco 
senadores demócratas que se opusieron a la ley.
En la 
bancada opuesta, Lindsay Graham, senador republicano de Carolina del 
Sur, trabaja actualmente con el senador Jeff Flake (Republicano, 
Arizona) para extender legislativamente la iniciativa del Presidente 
Obama de 2012 conocida como DACA (Acción Diferida para Llegadas 
Infantiles), cuya aplicación implica que el DHS debe abstenerse de 
deportar a las personas indocumentadas que llegaron a los Estados Unidos
 siendo niños, se han educado en el país y no tienen antecedentes 
criminales. A estos inmigrantes indocumentados se les conceden visados 
temporales, a renovar cada dos años, para vivir y trabajar en Estados 
Unidos.
Las fichas de los 750.000 solicitantes de DACA y 
del millón de personas acogidas a la Ley  DREAM pueden resultar muy 
tentadoras para el presidente electo Donald Trump, que ha manifestado 
repetidamente y con vehemencia durante la campaña electoral su intención
 de deportar a millones de inmigrantes indocumentados. Tras años 
señalando a los inmigrantes como chivos expiatorios y convenciendo a sus
 seguidores, o quizás a una gran parte del público estadounidense, de 
que los inmigrantes son "violadores y asesinos", le sería fácil 
satanizar ahora a toda la población inmigrante para justificar las 
deportaciones de refugiados y estudiantes y cumplir así más fácilmente 
lo prometido en campaña.
¡Pues adelante!, exclama la 
defensora de los derechos de los inmigrantes Viridiana Martínezdice 
Viridiana Martínez, una de las fundadoras de la organización Dream Team 
de Carolina del Norte y de Alerta Migratoria. "Obama nos dijo cosas 
buenas, pero las hizo mal", dice Martínez. Con Trump, "me alegro de que 
las cartas estén sobre la mesa y de que no haya una agenda oculta. Ahora
 podremos luchar en consecuencia".
15 December 2016
 

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