|  Por Luis Beaton La
 Habana, 29 mar (PL) El voto de los latinos en las elecciones 
presidenciales en Estados Unidos es un asunto espinoso para los 
republicanos, reacios a aceptar reformas para regularizar la situación 
de al menos 11 millones de inmigrantes  sin papeles.
 La actual campaña de elecciones primarias que anteceden las 
presidenciales del 8 de noviembre, muestra la gran diferencia existente 
sobre el tema entre los precandidatos en ambos partidos.
 
 Aunque 
una coalición nacional de las 40 organizaciones hispanas dio a los 
precandidatos presidenciales hasta el 25 de marzo para responder un 
cuestionario sobre sus prioridades en las políticas públicas que más 
afectan a los 58 millones de latinos que residen en la nación, no hace 
falta esperar por eso para saber hacia dónde marcha cada partido.
 
 Los demócratas tienen en esta minoría un bastión importante de votantes
 que de seguro sufragarán por ellos, más cuando el mensaje de los 
principales candidatos republicanos, el magnate neoyorquino Donald Trump
 y el senador Ted Cruz (Texas) es antiinmigrante y sus ideas apuntan a 
hacer más represivo el actual sistema.
 
 El escenario es bien 
complicado tras la muerte del juez conservador de la Corte Suprema, 
Antonin Scalia, y los republicanos se oponen a que sea nombrado su 
relevo en momentos en que ese foro debe pronunciarse en junio sobre la 
legalidad de los alivios migratorios que el presidente Barack Obama 
dictó mediante una orden ejecutiva.
 
 DAPA (Acción Diferida para 
Padres de Estadounidenses) y la extensión de DACA (Acción Diferida para 
los Llegados en la Infancia) no pueden entrar en vigor debido a una 
demanda en su contra  del estado de Texas y otros 25 estados, gobernados
 por republicanos.
 
 Muchos creen que sin Scalia existen 
posibilidades reales de que los jueces se inclinen por permitir que DAPA
 y la extensión de DACA entren en vigor, no obstante algunos expertos 
coinciden en que no se puede predecir qué harán los ocho jueces respecto
 a un caso que afectaría la vida de miles de indocumentados.
 
 Esa
 situación oscurece aun más el panorama aunque evidencia las ya 
conocidas posiciones de los miembros del partido rojo contra los que 
buscan establecerse en el país y aspirar a una residencia legal.
 
 Por ejemplo, en una elección que se anticipa muy cerrada, el voto de 
los latinos es sumamente importante en estados como Texas, California, 
Nuevo México y Florida, entre otros, que pueden dar a los candidatos en 
noviembre un número importante de delegados al colegio electoral que 
seleccionará al presidente del país.
 
 Como van las cosas, y luego
 que la primaria republicana es dominada por propuestas para la 
deportación masiva de inmigrantes no autorizados y la construcción de un
 muro a lo largo de la frontera con México, los del Grand Old Party 
aparentemente descartan el voto latino.
 
 Mientras los aspirantes 
demócratas Hillary Clinton y el senador Bernie Sanders saben que el voto
 hispano, que tradicionalmente los favorece, puede marcar la diferencia 
en las elecciones presidenciales de noviembre alientan a esa comunidad a
 acudir masivamente a las urnas.
 
 En esa linea, ambos se 
pronuncian a favor de una reforma a las leyes de inmigración y, por 
ejemplo, Clinton, dice que irá más allá de las propuestas de Obama.
 
 Difícilmente un candidato republicano pueda ganar en noviembre si no 
tiene el apoyo de esta comunidad, la cual, según la National Association
 of Latino Elected and Appointed Officials ( NALEO) reúne a 27 millones 
de personas con derecho al voto y se pronostica que al menos 13 millones
 lo harán efectivo.
 
 Sin embargo, ni Trump ni Cruz, los que pesan
 más en la búsqueda del endoso partidista en julio, parecen dispuestos a
 buscar ese respaldo y por el contrario se pronuncian por deportar a 
todos los inmigrantes sin papeles, anular los alivios temporales que 
dispuso Obama y completar el muro a lo largo de toda la frontera con 
México.
 
 El otro en la carrera de los rojos, el gobernador de 
Ohio, John Kasich, tiene una posición más moderada cuando plantea que 
completará el muro en la frontera con México pero,  ampliará un programa
 de trabajadores invitados y permitirá la legalización de aquellos sin 
antecedentes penales.
 
 La diferencia entre republicanos y 
demócratas sobre inmigración es abismal y hay que ver cómo pesa que 
muchos estadounidenses consideran ahora la seguridad nacional como un 
problema muy importante, y en ello también juegan las consideraciones 
sobre inmigración.
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