Francisco Colmenares*
Acuatro meses de las elecciones, 
 Donald Trump enfrenta el descarrilamiento de sus aspiraciones para ser 
relecto como presidente. Hoy Estados Unidos (EU) atraviesa por la peor 
crisis económica desde la Gran Depresión de 1929, un desempleo que 
afecta a más de 12 millones de trabajadores y la peor catástrofe humana 
de su historia por la pandemia del Covid-19, que en menos de cuatro 
meses ha causado más de 3.5 millones de contagiados, más de 140 mil 
muertos y un ritmo de propagación que supera los 60 mil infectados por 
día desde la segunda semana de julio.
Adicionalmente, el desplome histórico de los precios del petróleo que
 llevó al West Texas a una cotización negativa de 37.63 dólares el 20 de
 abril, causó una caída de 16 por ciento en su producción interna de 
crudo, al pasar de 13.1 millones de barriles por día, a mediados de 
marzo, a 11 millones en julio. Los productores de fracking de 
EU, que florecieron por los precios altos del petróleo desde 2004, 
cuando comenzaron a superar los 40 dólares, fueron impactados por un 
precio que ahora los enfrenta a una reducción drástica o franca pérdida 
del extraordinario margen de ganancia.
De ahí, como ya se ha advertido, bastaron pocos días de la firma del 
Tratado México, EU y Canadá (T-MEC) –a la que no asistió el premier 
canadiense, Justin Trudeau–, para que se disipara el triunfalismo que 
Trump presumió con anticipación, de haber logrado 
el acuerdo comercial más grande, más justo y más balanceado jamás negociado; superior a lo pactado con China, según dice AMLO que le confió. La permanencia del alto nivel total del déficit comercial que mantiene EU, que ascendió a 792 mil millones de dólares en 2017, primer año de su gobierno, se incrementó a 872 y 854 mil millones de dólares en 2018 y 2019, respectivamente. Las cifras revelaban la magnitud del reto de un proyecto que resultó tardío para impulsar la reindustrialización estadunidense y que el T-MEC difícilmente apuntalará.
La tragedia sanitaria pudo evitarse si Trump hubiera autorizado 
medidas de prevención que ya se recomendaban a escala mundial desde 
principios de marzo; cuando todavía era escaso el número de contagiados.
 Su soberbia e ignorancia, recomendando irresponsablemente fármacos, 
dejó atrapados en el horror de la enfermedad y la muerte, en un inicio, 
principalmente a la población de Nueva York, de sus alrededores, 
incluyendo Canadá y la costa del Atlántico, extendiéndose con impotencia
 de la gente al resto del país. Hoy, con mayor velocidad de propagación 
en los estados como Florida, donde una y otra vez convocó a no 
dejarse intimidar por el virus chino; constituyendo una grave amenaza para México, ya que una quinta parte (800 mil) del total de contagiados estadunidenses, radica en sus estados fronterizos con nuestro país.
Los efectos de la pandemia del Covid 19 han revelado la verdadera 
dimensión humana de Trump y su incontenible vocación al engaño. Empero, 
sería erróneo menospreciarlo: detrás de él están los intereses 
multimillonarios de un imperio en ocaso, todavía con gran poder, 
sostenido, además, con los negocios de las armas, del narcotráfico y la 
corrupción. A medida que se acerque la fecha de las elecciones pondrá en
 juego medidas de shock.
Ante su incapacidad para responder a la Gran Depresión, a la 
pandemia y la amenaza de un mayor desplome de su producción petrolera, 
tenemos que estar alertas y proceder en consecuencia, porque intentará 
apretar más las tuercas de la violencia en su territorio, levantando el
 estandarte de la amenaza del 
fantasma del socialismoy del odio racial y, al exterior, ordenando acelerar los planes guerreristas contra Venezuela, Irán y Cuba y de debilitamiento hacia China y Rusia.
*Autor de Despojo, resistencia y corrupción. México en los ciclos del precio del petróleo. Ed. Plaza y Valdés, México, 2019
 

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