David Brooks

▲ Elementos de la Guardia Nacional estadunidense vigilan en el distrito 
Fairfax, área de Los Ángeles donde estallaron disturbios el sábado, en 
respuesta a la muerte de George Floyd durante un arresto policiaco en 
Minnesota.Foto Afp 
El grito colectivo de 
 furia que estalló en las calles de decenas de ciudades de Estados 
Unidos en la última semana proviene de lo más hondo y antiguo de la 
historia de este país, y es una expresión contemporánea, con tintes del 
blues, de la acumulación de injusticias violentas que son parte integral
 del american way of life.
Las escenas de violencia en las calles y los saqueos mostrados por 
los medios estos días suelen ocultar el crimen real: la violencia 
racista oficial sistémica contra minorías (los afroestadunidenses son 
víctimas de balas policiacas dos veces más que los blancos) e 
inmigrantes en el país más encarcelado del planeta, el saqueo económico 
legaldonde sólo en 10 semanas de pandemia –mientras más de 40 millones perdieron su empleo– unos cuantos multimillonarios compartieron ganancias de más de 400 mil millones de dólares, y en el país más rico del mundo, uno de cuatro niños podrían padecer hambre este año, entre otros delitos.
Todo esto ha quedado al descubierto con los resultados del manejo 
político criminal de la pandemia (más de 80 mil de los 100 mil muertos 
podrían haberse salvado) y la crisis económica que afecta de manera 
desproporcionada a afroestadunidenses, latinos y pobres. Las condiciones
 socioeconómicas y el resultado de cuatro décadas de neoliberalismo está
 matando a muchos miles más de afroestadunidenses y latinos que la 
policía, y asfixiando la vida de millones de trabajadores de todas las 
razas.
El reverendo Martin Luther King concluyó que no se podía hablar de 
racismo sin hablar de la injusticia económica y el fin de políticas 
imperiales (como la guerra de Vietnam en ese tiempo), algo que sigue 
vigente más de 50 años después.
En los años 60 con revueltas en los guetos de varias ciudades, King 
comentó que le habían solicitado hacer un llamado contra los actos 
violentos de los manifestantes y respondió que 
sabía que nunca más podría alzar mi voz contra la violencia de los oprimidos en los guetos sin antes haber hablado claramente sobre el mayor provedor de la violencia en el mundo actual: mi propio gobierno.
Creo que estamos atestiguando Estados Unidos como un experimento social fallido, comentó el intelectual afroestadunidense Cornel West, profesor de filosofía en Princeton y Harvard, hace un par de días.
Doy gracias a Dios de que la gente esté en las calles. Imagínate que este tipo de linchamiento ocurriera (en referencia al asesinato de George Floyd en Minneapolis que detonó esta ola de protestas) y que la gente se quedara indiferente.
Opinó que 
el sistema no puede reformarse a sí mismo, y que ahora Estados Unidos está entre
un matón neofascista en la Casa Blancay
una ala neoliberal del Partido Demócrata. Ante ello, los pobres y los trabajadores negros, morenos, rojos, amarillos, de todo color, son los excluidos y se sienten totalmente sin poder, sin ayuda, sin esperanza, entonces ves rebelión”.
West subrayó que se requiere de 
una revolución no violentapara lograr una democracia plena en todos los sentidos.
Si no logramos eso, vamos a ver más explosiones violentas.
Estoy infernalmente furioso. Me desperté esta mañana para ver el mundo arder, porque estoy cansado de ver morir a hombres negros. Él, de manera casual, puso su rodilla sobre el cuello de un ser humano por nueve minutos y murió como una zebra en las mandíbulas de un león, comentó el rapero y productor músico Killer Mike en Atlanta. “Es por eso que los jóvenes están incendiando esto… no saben qué más hacer. Y es nuestra responsabilidad hacer que esto mejore ahora mismo. No queremos ver un oficial acusado, queremos ver cuatro oficiales enjuiciados y condenados. No queremos ver tiendas Target ardiendo, queremos ver el sistema que establece el racismo sistémico reducido a cenizas” (https://youtu.be/sG0yrng0eY4).
El blues es, entre otras cosas, el canto de desafío ante situaciones 
catastróficas. Se escucha, en todas sus transformaciones, en las calles 
de este país esta semana.
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