Avanza el virus
Nueva York. El sistema de educación pública más grande 
del país cierra, San Francisco y alrededores ordenan a la gente a 
resguardarse en casa y sólo salir para necesidades 
esenciales, la compra de armas se dispara, cierra la Estatua de la Libertad y Donald Trump dice que su respuesta a la crisis merece 10 de calificación.
Tras casi dos meses de minimizar la crisis y que hace apenas una semana declaró que 
se desvanecerá, el presidente de repente cambió su tono y ayer reconoció que la crisis del coronavirus
no está bajo controly que podría permanecer así hasta julio y agosto.
Recomendó que por los próximos 15 días gente de edad avanzada 
permanezca en casa, que todos eviten reuniones de más de 10 personas, el
 cierre de escuelas y que la gente suspenda viajes discrecionales y 
visitas sociales.
También por primera vez reconoció que esta crisis podría detonar una 
recesión económica y advirtió que espera que el virus continúe todo el 
verano. Eso poco antes de que la Bolsa de Valores de Nueva York 
concluyera con su peor jornada desde 1987 con un desplome de casi 13 por
 ciento a pesar del anuncio de la radical reducción de la tasa de 
intereses por la Reserva Federal a casi cero.
El Congreso continuó evaluando por lo menos dos paquetes de 
asistencia para el manejo y mitigación de las consecuencias de la crisis
 de salud. La Suprema Corte ha postergado por primera vez presentaciones
 orales de casos, y el proceso electoral continuó siendo descarrilado 
por la crisis, con esfuerzos para postergar elecciones primarias en Ohio
 y Kentucky.
Comercio 
no esencial
El sistema de educación pública de la ciudad de Nueva 
York, el más grande del país, canceló clases desde ayer, y las 
autoridades de los estados de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut 
ordenaron el cierre de todo comercio 
no esencial, y limitaron a restaurantes, bares y cafés ofrecer sólo servicio para llevar o entregas a domicilio, o cerrar por completo. Varios estados anunciaron medidas parecidas.
En San Francisco y los cinco condados de la área de la Bahía en el 
corazón del llamado Silicon Valley, incluyendo San José, autoridades 
locales ordenaron que residentes se resguardaran en sus hogares por tres
 semanas y sólo salir para solucionar 
necesidades esenciales, la medida más extrema y sin precedente en el país.
El domingo, el gobernador de California solicitó que todo residente 
mayor de 65 años de edad permanezca en su hogar, y pidió no abrir bares,
 antros y los famosos viñedos del estado.
En Florida, 
el lugar más feliz del mundo, el complejo turístico de DisneyWorld será clausurado por el resto de este mes.
Con medidas parecidas en el país, la vida cotidiana de millones de 
estadunidenses se ha descarrilado en formas casi impensables, con las 
consecuencias económicas y sociales apenas empezando a sentirse en 
hogares, pueblos, ciudades por todo el país, nutriendo la incertidumbre y
 revelando la gran vulnerabilidad y fragilidad del país más poderoso del
 planeta.
Mientras, la venta de armas se ha disparado en varios estados estas 
últimas semanas, con filas largas frente a tiendas para comprar lo que 
dicen son necesidades básicas –como rifles semiautomáticos AR-15– para 
su protección personal y la de sus familias, reportan Los Ángeles Times y
 The Guardian.
En tanto, continúan versiones reveladas por un periódico alemán de que Trump personalmente intentó negociar con 
grandes sumasla compra de derechos para el uso
exclusivoen Estados Unidos de una vacuna contra el Covid-19 en desarrollo en Alemania. Aunque la empresa rechazó la versión, el mayor inversionista en la empresa dijo que fue Trump personalmente quien intentó negociar con la empresa CureVac. La mandataria alemana, Angela Merkel, declaró que la controversia fue
resuelta.
Hoy el conteo de infectados en este país superó 4 mil 500 con 85 muertos.
La ciudad silenciada
En Nueva York, lo primero que se nota es una reducción 
del ruido en esta urbe siempre escandalosa las 24 horas al día. En sus 
más de 200 idiomas su población comenta y reacciona sobre el virus y sus
 consecuencias para sus millones de trabajadores y sus demasiados 
millonarios.
Turistas varados en una ciudad cada vez más clausurada buscan qué 
hacer sin museos, teatros, antros, restaurantes. Los 1.1 millones de 
estudiantes en el sistema de educación pública de repente expulsados sin
 previo aviso por un alcalde que mostró de nuevo su falta de liderazgo 
ahora esperan sus clases por Internet.
Esta capital cultural mundial ahora tiene a incontables músicos, 
actores, danzantes, cómicos y todos los trabajadores detrás de los 
escenarios de repente silenciados y paralizados. Sin embargo, algunos 
empiezan a aparecer en las calles y algunas plazas para intentar 
consolar a la cada vez más poca gente en las calles y avenidas.
Se agradece un poco de ruido.
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
 
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