América XXI
Este martes la ONU 
publicó un preocupante informe sobre la situación de los defensores de 
los derechos humanos en Guatemala. Las cifras son elocuentes: entre 2017
 y 2018 fueron asesinados 39 de estos activistas y casi 900 sufrieron 
ataques.
El informe de de la Oficina de la Alta Comisionada de la
 ONU para los Derechos Humanos expuso la ausencia de garantías 
fundamentales para las organizaciones y sus miembros que defienden estos
 derechos en el país centroamericano. Además de la violencia física y 
sexual, se multiplicaron en el país las amenazas, el espionaje o 
vigilancia y las acciones de intimidación.
Otras agresiones 
contra estos grupos reportadas en el informe tienen que ver con “el uso 
indebido del derecho penal en su contra”, especialmente en cuestiones 
vinculadas a la posesión y el acceso a las tierras y los recursos 
naturales, lo que da cuenta de una extendida corrupción judicial en 
favor de los más poderosos.
Las poblaciones indígenas, las 
mujeres, los defensores del colectivo LGBTI, periodistas, jueces y 
abogados independientes y los defensores de víctimas del conflicto 
interno son grupos en situación de riesgo, según el informe conjunto de 
la Procuraduría de los Derechos Humanos y la Oficina que encabeza la 
expresidenta chilena Michelle Bachelet.
De los 196 defensores de 
los derechos humanos entrevistados, el 86% sufrió ataques o amenazas al 
menos una vez en el periodo estudiado, y un 58% en más de una ocasión. 
Los denunciantes señalan tanto a funcionarios públicos como a miembros 
de organizaciones criminales y actores del sector privado o mercenarios 
como los perpetradores de las agresiones.
Agravamiento
En
 lo que va del año se corroboró que el proceso electoral en marcha 
agudizó la violencia contra estas organizaciones. Tres candidatos y dos 
aspirantes que representan a sectores comunitarios o indígenas fueron 
asesinados desde enero.
Además, el informe confirma que “la 
impunidad en relación con estos delitos es persistente y generalizada”. 
En cuanto a las investigaciones, se afirma que “los jueces 
independientes -incluidos los de los tribunales superiores- y los 
fiscales sufrieron agresiones, amenazas y represalias y fueron 
estigmatizados”.
Guatemala padece una “corrupción endémica”, 
gravísimos problemas de acceso a la tierra, falta de seguridad, 
extendida impunidad y “debilidades institucionales”, según el informe.
El
 escrito sostiene que “las personas defensoras de derechos humanos 
desempeñan un papel fundamental en la construcción y consolidación de la
 democracia y el estado de derecho. Su trabajo comprende una amplia gama
 de acciones, desde la denuncia de violaciones de los derechos humanos 
hasta el desarrollo de propuestas para fortalecer la realización 
efectiva de los derechos humanos de todas las personas”.
En 
consecuencia, las recomendaciones son: adoptar una política pública de 
protección integral que incluya un enfoque diferenciado sobre personas 
defensoras indígenas, mujeres, LGBTIQ, periodistas y operadores de 
justica; prevenir ataques contra las personas defensoras; desarrollar 
una política integral de protección de la vida e integridad; combatir la
 impunidad.
 
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