 La educación debe ser 
el eje de la transformación social, la cultura es la bandera por la cual
 podremos llegar al renovar la esencia humana, utopía realizable un 
mundo mejor, el mar de la tecnología nos conduce al incierto camino de 
la fragmentación. La memoria es conocimiento, la razón es espíritu de la
 humanidad, si continuamos permitiendo la relativización de la vida 
aceptamos que se fragmente la humanidad, miremos de frente lo complejo 
de la vida, las olas borran las huellas, la humanidad peligra si nos 
permitimos olvidar.
La educación debe ser 
el eje de la transformación social, la cultura es la bandera por la cual
 podremos llegar al renovar la esencia humana, utopía realizable un 
mundo mejor, el mar de la tecnología nos conduce al incierto camino de 
la fragmentación. La memoria es conocimiento, la razón es espíritu de la
 humanidad, si continuamos permitiendo la relativización de la vida 
aceptamos que se fragmente la humanidad, miremos de frente lo complejo 
de la vida, las olas borran las huellas, la humanidad peligra si nos 
permitimos olvidar.
 Resultado de las políticas neoliberales 
implementadas en México, la educación sufrió una serie de alteraciones 
en sus objetivos formativos y de contenido, los valores del capitalismo 
inculcaron el individualismo, la falta del pensamiento crítico y la 
desvinculación con la historia latinoamericana. Por ello, la ponencia 
tiene como objetivo, fomentar el estudio y la enseñanza de la historia 
de Nuestra América, partiendo de la lectura y análisis de los fundadores
 de la filosofía latinoamericana como la llamara Leopoldo Zea, se 
pretende revertir la mirada occidental que ha permeado en la formación 
de los estudiantes, recuperando valores como la integración, 
solidaridad, unidad e identidad de nuestros pueblos latinoamericanos. 
 ¿Cuándo hablaremos de nuestras historias en las aulas escolares? La 
enseñanza de la historia sigue teniendo una curricula colonizada, la 
ausencia de nuestra esencia es evidente, la permanencia de los resabios 
coloniales en la enseñanza se refleja en la mira puesta en occidente 
como eje del saber, el proceso descolonizador requiere de la producción 
de saberes propios, no se trata de negar lo universal, se trata de hacer
 universal los saberes originarios, se requiere tomar las ideas y 
expresar las nuestras, “Ni calco, ni copia” como dijera Mariátegui, la 
filosofía es creación propia de Nuestra América, es su ser el alma 
enunciada con palabras. Leopoldo Zea trabajó durante décadas para 
integrar un conjunto de reflexiones que dieron forma a lo que hoy 
reconocemos como filosofía latinoamericana, sus esfuerzos se encaminaron
 a la articulación de los saberes, las ideas y los proyectos de unidad, 
integración, identidad e historia que expresan la cultura y la 
cotidianeidad en los países latinoamericanos, Zea es impulsor de la 
lucha por el reconocimiento de nuestra filosofía como una corriente más 
de la filosofía universal.
 La interrogante permanente que le 
hizo reflexionar fue la misma siempre; ¿es posible hablar de una 
filosofía latinoamericana?, respuesta afirmativa que tiene explicación 
histórica, las verdades validas de cada momento histórico delimitan los 
temas que la propia filosofía latinoamericana trata, la reflexión sobre 
nuestra condición como humanos responde a la negación utópica de los 
conquistadores. La filosofía latinoamericana sigue siendo desdeñada en 
muchos de los llamados “centros del saber”, se le burla como el 
arrogante adinerado se mofa del humilde campesino, mas olvida el 
pretencioso burlesco que las manos morenas y llagadas del sencillo son 
las mismas que cultivan las praderas para que abunde el alimento que en 
su mesa costosa y extranjera come para saciar el hambre, así, la 
filosofía latinoamericana nutre la esencia al florecer de las entrañas 
de los suelos en la geografía marcada por el nosotros. 
 Nuestra 
América ha tenido que explicarse a sí misma, para reconocerse y ser 
reconocida, el trauma colonial continúa negando la existencia, por 
tanto, el racismo, la discriminación y la desigualdad no únicamente son 
temas materiales, son ante todo, ideas implantadas en la colectividad 
como justificante de dominación, la filosofía latinoamericana es 
respuesta a la hegemonía occidental, es resistencia en el campo de las 
ideas frente a la cultura que se asume como superior, el crisol nuestro 
es diverso como lo es la realidad. La filosofía se asume también como 
instrumento para la liberación de los pueblos. 
 La educación 
necesita más educación y menos política, educar no es simplemente 
transmitir conocimientos específicos, educar es tocar el alma para 
transformarla, las instituciones dicen educar pero pretende encajar en 
moldes lo que siempre ha sido diverso, educar no es acomodar entre 
paredes los sentidos que impulsan al corazón, educar es dar cauce a los 
sentidos para que desborden al corazón, fragmentamos la vida si la 
hacemos estadística, impulsamos a la sociedad cuando reconocemos los 
saberes de otros escuchando sus silencios, callar es una manera de 
decir, digamos escuchando a la humanidad. 
 Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
 
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