Caminata migrante

▲ Miembros de la segunda caravana tras llegar a la Magdalena Mixhuca, ayer.
La segunda caravana de migrantes centroamericanos comenzó a llegar ayer a la capital del país.
El estadio Jesús Martínez Palillo en Ciudad Deportiva Magdalena
Mixhuca recibió al primer grupo de unas 50 personas alrededor de las 2
de la tarde; 20 minutos después llegó otro contingente que fue
trasladado en un tráiler y un camión torton en el que venían 150
mujeres, 70 niños y cuatro hombres.
En curso del día siguieron llegando más migrantes, en su mayoría
hombres que hicieron poco más de siete horas para arribar a la capital.
Todos provenientes de Puebla.
En el estadio, habilitado como albergue desde la llegada de la
primera caravana, ya los esperaba personal para darles alimentos,
servicio médico, ropa y asesoría.
Por la noche, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de
Ciudad de México, Nashieli Ramírez, dijo que los migrantes de esta
segunda caravana son principalmente del triángulo norte: Honduras,
Guatemala y El Salvador.
Señaló que hasta ese momento habían contado mil personas, en su
mayoría hombres. Indicó que se espera la llegada de más desplazados, por
lo que podrían sumar mil 600.
Ramírez dijo que quizá esta caravana permanezca poco tiempo en la
capital, dado que ha estado descansando dos días y continúan su viaje.
Expuso que la tercera caravana, conformada principalmente de
salvadoreños y que se encuentra en Veracruz, posiblemente llegue a la
ciudad el jueves.
Éric Alexander, es uno de los migrantes llegados ayer. Narró que dejó
su país por la mara, pues hace unos años este grupo le asesinó a su
hijo mayor, de 18 años, por no querer incorporarse a la pandilla.
En su nación era taxista, pero lo extorsionaba la mara, tenía que
pagar 20 dólares a la semana. Por falta de pago, fue golpeado y
amenazado con que le matarían a su segundo hijo, de 17 años. Por llo
decidió salir de su país con su familia. Indicó que su objetivo es
llegar a Estados Unidos, donde espera tener una mejor calidad de vida,
pero en caso de que se les niegue la entrada, se quedarán en México, ya
que a El Salvador ya no puede regresar.
Ana, originaria de Guatemala, dejó a sus dos hijos para buscar mejor
suerte en Estados Unidos, pues en su país no hay trabajo. Allá era
cocinera, pero desde hace tres años no encontraba empleo.
Luis, de 32 años, guatemalteco, también resaltó que en su país de origen no hay trabajo y cada vez más extorsión.
No se puede vivir en Guatemala.
Vino con dos sobrinos y aunque la familia les aconsejó no viajar
por lo peligroso, dijo que es mayor la fe de salir adelante y “cumplir el sueño americano”.
El camino ha sido difícil
por la caminada, pero reconoció el apoyo que ha recibido en México.
Foto Carlos Ramos Mamahua
Jessica Xantomila
Periódico La Jornada
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