CELAG
A cuatro días de 
haber asumido Bolivia la presidencia pro témpore de UNASUR (Unión de 
Naciones Suramericanas) para el período 2018-2019, el canciller 
boliviano, Fernando Huanacuni, confirmó la recepción de una carta en la 
que los cancilleres de seis países miembros notifican que no asistirán a
 las próximas reuniones del organismo, aunque no se pronuncian con 
respecto a la membresía[1].
La carta fue firmada por los 
cancilleres de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú, 
quienes basan su decisión en la falta de nombramiento del Secretario 
General y en las fallas en el funcionamiento interno del organismo, a la
 vez que adelantan su intención de tomar más acciones en las próximas 
semanas[2]. 
Desde el 31 de enero de 2017 –luego de finalizada la
 gestión Ernesto Samper–, el más alto cargo del organismo se encuentra 
vacante. A este respecto, el canciller boliviano recordó que: “Durante 
la presidencia de Argentina, que nos ha antecedido, no se convocó a 
cancilleres o una cumbre de presidentes para un diálogo de alto nivel 
que dé solución a temas pendientes”[3]. 
El 13 de noviembre de 
2017 trascendió la noticia de que Mauricio Macri –por aquel entonces 
Argentina ostentaba la presidencia pro témpore– abandonaría UNASUR. 
Entre las causas esgrimidas el mandatario argentina destacó: 
La 
oposición del ALBA –bloque que integran Cuba, Venezuela, Bolivia, 
Ecuador y Nicaragua– a la candidatura de José Octavio Bordón como 
secretario general impulsada por el propio mandatario argentino. 
La
 negativa a impulsar proyectos de infraestructura, interconectividad, 
acuerdos comerciales y otros esquemas de confluencia regional. 
Aunque
 no hay una ruptura definitiva con el organismo, la autoexclusión de la 
mitad de los países que conforman UNASUR, significa un duro golpe a la 
integración regional, trabajada por más de una década desde instancias 
multilaterales creadas bajo el impulso, en su mayoría, de gobiernos 
progresistas, pero con un permanente respeto a la diversidad ideológica 
de la región. Tanto es así que cuando la UNASUR nació la integraban 
líderes políticos tan diversos como Álvaro Uribe, Nicanor Duarte y Alan 
García. 
Recientemente, el presidente Evo Morales anunciaba el 
relanzamiento de UNASUR y de CELAC (Comunidad de Estados 
Latinoamericanos y Caribeños) como espacios tendientes a fortalecer la 
integración mediante proyectos de infraestructura, desarrollo energético
 y consolidación de la ciudadanía suramericana. Asimismo, se refirió a 
la necesidad de nombrar con celeridad al Secretario General de UNASUR, 
el cual, como reza el acta constitutiva, podría ser algún expresidente o
 excanciller de los países miembros[4]. 
Sin embargo, la voluntad
 de Bolivia para reactivar este espacio de integración regional chocó 
con la avanzada de la derecha regional que abogó por volver a instancias
 como la OEA para dirimir conflictos regionales, siendo Macri y Temer 
los grandes impulsores de este cambio de enfoque. En efecto, la misiva 
difundida en simultáneo por las seis cancillerías es, en definitva, una 
presión tácita para la elección de Bordón (actualmente el único 
candidato) 
Huanacuni afirmó este viernes en una rueda de prensa 
en Quito, que no ha recibido ninguna notificación oficial y que el 
proceso de abandono requeriría un formalismo del cual no fue notificado.
 También adelantó que su intención es convocar una reunión de los 
titulares de Exteriores el mes de mayo. El sábado 21, el Ministerio de 
Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador, emitió un 
comunicado afirmando su posición de “total apoyo” al proceso de 
integración que significa UNASUR[5]. 
Desactivar la UNASUR se 
suma al decálogo de acciones emprendidas para echar por tierra los 
procesos de integración soberana y democrática en la región, y 
sustituirlo por instancias antidemocráticas tuteladas desde el norte, 
donde se fomentan iniciativas de injerencia y presión a los pueblos de 
la región. Buen ejemplo de este tipo de iniciativas es El Grupo de Lima 
conformado por 12 países americanos (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, 
Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y 
Perú), el pasado 8 de agosto de 2017[6]. Con la virtual desactivación de
 la UNASUR, la región pierde un mecanismo más de diálogo intrarregional y
 diverso y da un paso atrás hacia la dependencia de Estados Unidos para 
dirimir los asuntos que atañen a los pueblos latinoamericanos. 
Notas: 
 Giordana García Sojo (@Giordanags) es investigadora del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG)
 

No hay comentarios:
Publicar un comentario