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El
 hambre y la pobreza extrema son fantasmas que castigan a toda América 
Latina, México incluido. Elección tras elección la promesa de acabar con
 la miseria se esparce entre los aspirantes a todos los cargos. Enrique Peña Nieto, hoy presidente de México, también hizo grandes promesas en ese sentido.
En agosto del año pasado su gobierno nos dio las "buenas" noticias. La población en situación de pobreza extrema en 2016 se había reducido a 7,6% del 11,3% que se había registrado en el 2010, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).
La
 población en pobreza extrema dispone de un ingreso tan bajo que "aun si
 lo dedicase por completo a la adquisición de alimentos, no podría 
acceder a aquellos que componen la canasta alimentaria", dice CONEVAL.
Esta reducción a un "mínimo histórico"
 fue uno de los logros que se destacaron durante el quinto informe de 
gobierno del presidente Peña Nieto, a pesar de que, en el 2016, más de 
54.400.000 personas estaban en situación de pobreza y 9.375.000 en 
pobreza extrema. Nueve millones es el equivalente a la población de 
Suiza o de Austria. No obstante, menos pobres son menos pobres: una promesa cumplida.
Sin
 embargo, el mismo CONEVAL advertía que era necesario reducir la 
inflación a niveles previos a los de 2017, pues "podría revertir el 
incremento del ingreso". La inflación de 2017, del 6,77%, fue la más 
alta en 17 años. El resultado es que a finales de 2017, el 41% de los 
mexicanos no tuvieron ingresos laborales en su hogar suficientes para 
alimentar a todos sus miembros.
El
 valor de la canasta alimentaria en México es de 1.200 pesos en promedio
 (65 dólares). Para cubrir las necesidades básicas se calcula que una 
familia de cuatro miembros debe ganar más de 4 salarios mínimos. El salario mínimo mensual es de 2.650 pesos (143 dólares) y hay 1.271.000 trabajadores que perciben un salario mínimo al mes.
El programa contra el hambre del gobierno
Así,
 la Cruzada Nacional contra el Hambre, uno de los programas prioritarios
 del gobierno de Peña Nieto, iniciaba con 555 millones de pesos y tenía 
como objetivo atender a 7,4 millones de personas en pobreza extrema 
alimentaria.
En 2013 la FAO y el gobierno de México
 firmaron un acuerdo de entendimiento para trabajar juntos en la Cruzada
 Nacional contra el Hambre. El organismo internacional consideró que 
México podría hacer un cambio histórico que otros países podrían imitar y
 firmó un Instrumento de Cooperación para dar acompañamiento técnico a 
la Cruzada.
En el 2016, mientras el gobierno aseguraba que la 
Cruzada había tenido una cobertura del 77% de los municipios, una 
investigación de Animal Político y Mexicanos contra la Corrupción y la 
Impunidad descubrió lo que denominaron "La Estafa Maestra":
 un fraude millonario en el que Sedesol triangulaba recursos a empresas a
 través de universidades públicas sin haber obtenido ningún servicio o 
trabajos que fueron realizados a medias y no supervisados.
La Auditoria Superior de la Federación (ASF), que ya había detectado este esquema fraudulento, señaló que solo se entregó el 7% de las despensas
 que supuestamente habían comprado y que el programa "no resultó una 
solución estructural y permanente a la pobreza extrema alimentaria en 
México; no sustentó que los 6,1 millones de personas que identificó y 
registró en el SIFODE a 2016, fueron pobres extremos alimentarios y no 
acreditó el presupuesto que se destinó a la Cruzada Nacional contra el 
Hambre en 2016".
Además, en los resultados presentados por la ASF, el pasado martes 20 de febrero, los recursos desviados a cuentas en el extranjero
 ascienden a más de 2.000 millones de pesos. La ASF presentó 19 
averiguaciones ante la Procuraduría General de la República por fraudes y
 desvíos.
Los más vulnerables
La pobreza alimentaria 
atenta contra todos los derechos humanos y es un retrato de la 
desigualdad que prevalece en la sociedad mexicana: quienes más 
inequidades, barreras y discriminación sufren son también más 
vulnerables de permanecer en situaciones de pobreza alimentaria y por tanto de violencia.
 Mujeres, población indígena, población de mayor edad, niños y niñas, 
esas son las personas que están en más riesgo de padecer hambre y 
malnutrición.
Es un tipo de pobreza tan profundo que las 
posibilidades de ascenso social son prácticamente nulas. La desnutrición
 en la infancia afecta el desarrollo cognitivo e intelectual, así como 
exponer a los jóvenes a situaciones de alto riesgo social.
Solo 
puede llamarse infamia a lucrar con el hambre de los más necesitados, 
aprovechándose de los recursos de todos los contribuyentes, cuyos 
impuestos deberían estar destinados a reducir las desigualdades y 
contribuir al progreso general de los mexicanos. Una infamia que ha dañado de forma irreversible la vida de millones de personas. 
Son
 este tipo de situaciones las que tienen al partido oficial, el PRI, 
contra las rejas en esta elección. La imposibilidad de su candidato a la
 presidencia, José Antonio Meade, para deslindarse y condenar con fuerza
 estos actos de corrupción son un lastre del cual no logra desprenderse.
@magdacoss
Las declaraciones y opiniones 
expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor
 y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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