Un aporte para la reflexión de semana "santa"...
Más allá de la realidad virtual lo importante es la realidad de lo virtual. Deleuze-Zizek
Sinceramente
confiaba que Fajardo con el empuje de Claudia (verdes) y la experiencia
de Robledo (polo) iba a ser capaz de consolidar una alternativa
democrática electoral para el momento actual.
De acuerdo a las
condiciones concretas de nuestro país, pensaba (y lo creo) que esa era
una opción posible y viable para derrotar (parcialmente) a las
camarillas corruptas y guerreristas que dominan nuestro país.
Esas condiciones son (entre otras):
a) Estamos saliendo de una guerra de más de 60 años.
b) El proceso de paz terminó desprestigiado ante las mayorías nacionales.
c) Ese desprestigio corre por cuenta de la demagogia de Santos y el triunfalismo de las Farc.
d)
A ojos de las mayorías, los sectores democráticos (incluida la
izquierda) terminamos comprometidos con esa desprestigiada política.
e)
No fuimos capaces de diseñar una estrategia de apoyo al proceso de paz
que mostrara total independencia frente a Santos y a las Farc. No era
fácil pero si era posible.
f) El uribismo a la cabeza de los enemigos de la paz logró posicionarse como la oposición a Santos y lo que él representa.
En
esas circunstancias era viable la propuesta de posicionar la lucha
contra la corrupción político-administrativa para debilitar y derrotar
la falsa polarización entre Uribe y Santos, que se planteaba alrededor
de la supuesta contradicción entre impunidad y justicia.
La
práctica demostró que Fajardo y la Coalición Colombia nunca entendieron
lo que era enfrentar la "falsa polarización". Se confundió lo que era la
política de reconciliación entre los colombianos con la consigna del
"ni-ni" que significaba para Fajardo no enfrentar de verdad ni a
corruptos ni a guerreristas. La decencia se confundió con debilidad y
terminó convertida en "tibieza".
Pero también se cometieron
errores de estrategia que impidieron que la política de la CoCo se
discutiera con las bases y dirigentes regionales de los verdes, polistas
y otros sectores amigos. Los acuerdos y decisiones se centralizaron en
los candidatos y en los principales dirigentes. No se realizó la
consulta interpartidista entre Fajardo, Claudia y Robledo, dejándole el
espacio despejado a las otras fuerzas en contienda.
Pero lo más
grave, que saca a relucir esas deficiencias conceptuales y prácticas
acumuladas, consiste en que Fajardo nunca planteó con suficiente fuerza
las propuestas y soluciones acordadas en el programa frente a problemas
sentidos por la población como corrupción, empleo, salud, seguridad,
educación, medio ambiente, etc. Se le dio prioridad a las "formas" de
acción política sin avanzar en los "contenidos" programáticos. No se
logró posicionar una sola idea-fuerza que identificara a su campaña.
De
esa manera, quien desde antes de las elecciones del 11 de marzo empezó a
quitarle electores a Fajardo fue Duque. Uribe y sus estrategas se
dieron cuenta que la Consulta Interpartidista se iba a convertir en una
especie de primera vuelta adelantada (así la planteó Petro) y
–hábilmente– convirtieron al candidato de la Colombia Humana en la nueva
"amenaza castrochavista" que antes identificaban con las Farc.
Paralelamente,
convirtieron a Duque en un Fajardo II. Pasaron de atacar el proceso de
paz a plantear su consigna de “ni trizas ni risas”, asumiendo en la
práctica la continuidad del proceso de fin negociado del conflicto, y
frente a la crítica petrista a Fajardo por contar con el apoyo de los
empresarios paisas, se concentraron en la defensa de los emprendedores
(que aspiran a ser empresarios), siempre colocando a Venezuela como el
referente negativo para identificarlo con Petro.
Además, lo que
agravó todo fue que la dirigencia de la CoCo se confundió y perdió el
norte. En vez de sopesar los resultados identificando sus propios
errores, terminaron cayendo en la trampa de Uribe. Arremetieron en
ataques contra Petro agudizando la contradicción al interior de sus
partidos y se ubicaron en el campo de la derecha.
Esa situación
los ha llevado a cometer aún más errores. Aceptar "tomarse el tinto" con
De la Calle pero sin Petro, envía un mensaje todavía más negativo,
tanto de sectarismo hirsuto como de desubicación total.
A dos
meses de la primera vuelta de las elecciones presidenciales el escenario
ha quedado planteado en términos de una segunda vuelta adelantada entre
Duque y Petro. Buena parte de los caciques de todos los partidos
tradicionales –en su oportunismo rastrero– se van a plegar ante
Uribe-Duque, incluso abandonando a Vargas Lleras (quien nunca pudo
mostrarse "anti-santista" y está pagando su oportunismo).
El
único que puede impedir que Duque gane en forma absoluta la presidencia
en primera vuelta es el mismo Petro, intentando jalonar alrededor suyo a
todas las fuerzas de la paz y de la radical lucha contra la corrupción,
no con base en acuerdos burocráticos sino desarrollando una agresiva
campaña para movilizar a todos los indignados y a los abstencionistas.
De
lograrse ese objetivo, ello sería una derrota parcial para Uribe-Duque.
No sabemos si ello alcance para lograr la presidencia en la segunda
vuelta para los sectores democráticos pero, al menos, toda esta etapa
puede servir para posicionar entre el pueblo y la ciudadanía una serie
de propuestas y de revitalizar a las fuerzas democráticas para que se
conviertan en una barrera que impida que Uribe-Duque nos regrese a las
épocas más oscuras de la nefasta "seguridad democrática".
Por lo
menos hacia el futuro se empieza a desbrozar el camino. Los corruptos y
guerreristas van a quedar nuevamente del lado del urbismo y los sectores
democráticos pueden ser liderados por fuerzas de izquierda, que tendrán
que re-inventarse hacia el futuro para poderse unir y acertar (sin
desechar los intentos y experiencias de la CoCo).
Queda pendiente
la tarea de las nuevas generaciones de construir –en verdad– una
alternativa política que evalúe toda la etapa histórica que hemos vivido
desde los años 50s y se proponga la organización de un nuevo proyecto
político, no solo para Colombia sino para América Latina y el mundo.
Nota 1:
En las elecciones legislativas del 11 de marzo de 2018 mermó la
abstención. En comparación con 2014, el abstencionismo es menor, puesto
que este año la cantidad de votantes fue del 47,8 %, ese año fue de
43,58 %.
Nota 2: En el departamento del Cauca en todos
los municipios Petro le ganó a Duque en la consulta interpartidista, así
fueran diferentes consultas, y en esos municipios está en desarrollo
una rebelión de los liberales de base contra los jefes liberales que
están con Vargas Lleras.
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